La Apatía Política: La punta del Iceberg

La Apatía Política: La punta del Iceberg

02 Septiembre 2009
Este tema debe ser, quizá, el que más quita el sueño a los candidatos presidenciales por estos días. ¿Cuál será la causa que mueve a millones de personas a no votar, ni mostrar interés por las elecciones? Por Leonardo Guajardo
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Mi esfuerzo desplegado en esto no es el de un analista especializado, sino el de un ciudadano común, de aquellos que no votan, pues quizá las razones por las que no se vota, son más intestinas, son más espontáneas, son por así decirlo, un instinto de rebeldía. Ponerle un poco de razón a esa rebeldía es algo que quizá no muchos han hecho, por eso me gusta la idea de analizar este fenómeno.
Como parte de la generación adulta joven actual de este país nacida en los años 80 y que no traemos la carga psicológica e histórica de los años 60 y 70, creo que desde nuestro punto de vista el panorama de por qué tanta gente rehuye del voto es un poco más claro que para nuestros padres o abuelos.
Ellos como hijos de esas revolucionarias generaciones han bebido también en las fuentes de ideologías que a nosotros nos han tocado solo tal vez a través de los libros de historia o mejor dicho en la tele o Internet…jaja
El esquema en el cual se basan las doctrinas políticas desde hace algunas décadas sigue siendo en estructura el mismo. Los dos bloques de izquierda y derecha siguen pegando sus últimos coletazos antes de convencerse de que han llegado a un fin que ellas mismas no se esperaban.
Estas doctrinas están basadas eminentemente en una visión económica de la existencia, en la que los gobiernos, los políticos, la sociedad en general enfrenta sus problemas de todo tipo poniendo un énfasis primordial en los recursos, en la repartición de los mismos, en las clases sociales, en la recaudación de fondos, impuestos, sueldos, bonos, etc. Los países aun siguen caminando hacia un ideal de realización económica que se llama Desarrollo, pero nadie sabe si ese Desarrollo es completo, verdadero y en definitiva si trae beneficios al ser humano que lo posee. Basta con ver en los países desarrollados las cifras de enfermedades psicológicas, por lo que ese desarrollo pasa a convertirse en algo cuestionable. Esto es claro para la sociedad y es aun más claro para la juventud por su aguda sensibilidad hacia el entorno global.
Lo que se llama capitalismo y comunismo con el correr de los años y especialmente en la actualidad se han desdibujado a tal punto que ya ni siquiera se comprende quien está realmente de que lado; sus ideales de libre mercado por y del Estado omniabarcante, respectivamente, han quedado impracticables y claramente fracasados ante los ojos del mundo. Nuevamente lo jóvenes presencian la incoherencia de que lo que se persigue es más de lo mismo, es poca esperanza, es más conflicto y probablemente más sangre.
Los discursos políticos de mejores salarios, más infraestructura, y más y más recursos para solucionar todo hasta la apatía, el individualismo y la inseguridad, no es llamativo para las nuevas generaciones, pues creo que hemos nacido vivenciando una realidad totalmente distinta.
La postura psicológica de las nuevas generaciones está basada a mi juicio en otros valores, en un punto más alto desde donde apreciar al mundo y a sus sueños. Los que se dicen de izquierda o derecha se combinan en una masa que trata de encontrar forma, inspiración si se quiere, sin dar en el blanco, alejándose de él. Por tanto los potenciales votantes también se alejan y se refugian en la indiferencia.
¿Cuál será el rumbo que deberán tomar los discursos de aquí en adelante para realmente inspirar?
Creo que estamos en presencia de una etapa de cambios a nivel ideológico, y en un mundo interrelacionado, los cambios afectan a todo el globo. Un cambio de paradigma histórico.
Estas nuevas generaciones ya no creen en los modelos gastados de izquierdas o derechas, suenan a algo viejo, algo desentonado y fuera de sus aspiraciones.
La unión con el medio ambiente hoy es tema capital para los jóvenes, la relación con los comunidades originarias y con los más pobres también forman parte de los sentimientos que ha ido desarrollando la humanidad con el correr de las ultimas décadas.
Incluso me atrevería a decir que las nuevas generaciones ni siquiera creen en la Democracia como un sistema válido, pues en realidad ¿Qué ejemplos hay para creer en ello? Lo que sí le importa a los nuevos votantes es la unión, la verdad y las oportunidades, podríamos decir que es una generación más conciente de los valores humanos fundamentales para desarrollar una sociedad, más allá de cuantos sean los recursos, importa quien está detrás de los recursos, las personas y su calidad moral.
En un mundo tan cambiante, no es posible seguir anclados en ideologías anacrónicas, en un mundo donde las ideas espirituales de Oriente y el pragmatismo de Occidente se mezclan y se nutren, donde la búsqueda interna se acentúa en desmedro de lo material; ya no se puede creer que los viejos sistemas económicos del siglo XIX nos vayan a salvar.
Urge una inspiración superior en lo político, habrá que retomar viejos valores e ideales perdidos y actualizarlos a la época que se viene, quizá hablar de la tierra como madre, de fraternidad universal o virtudes humanas no sea tan descabellado, pues en definitiva son valores inmortales para inspirar a la humanidad. Es de esperar que nuestros gobiernos actualicen su mirada, pues sino el electorado “apático” seguirá creciendo.