La Colonialidad del Saber y el Año Internacional de la Astronomía

La Colonialidad del Saber y el Año Internacional de la Astronomía

07 Septiembre 2009
Con el apoyo de UNESCO todo el mundo celebra el Año Internacional de la Astronomía. Las hazañas de astrónomos y cientificos del norte blanco son recordadas y reconocido el legado milenario de astrónomos y científicos de otros tiempos.
Veronica Grunewald >
authenticated user Corresponsal

Este año 2009 se celebra el año internacional de la astronomía. En todo el mundo y con apoyo de la UNESCO, se han desarrollado actividades tendientes a que los habitantes de la tierra puedan valorar el papel de la astronomía en el enriquecimiento de las culturas humanas. La celebración coincide con los 400 años de las observaciones con telescopio por Galileo Galilei y la publicación de Astronomia Nova de Kepler.
De una vez y sin culpa, estas celebraciones han borrado de la historia los acercamientos a la astronomía de los Incas y los Maya. Ambos se destacan por su conocimiento de la bóveda celeste, los ciclos astronómicos y desarrollaron construcciones considerando el movimiento del sol. Los Incas por ejemplo, elaboraron un calendario sideral lunar, conocían las constelaciones y organizaban sus actividades agrícolas de acuerdo a los ciclos cosmológicos. Calendarios, monumentos, construcciones, uso de energía solar, son, entre otros, el legado de los Incas.
Los Mayas por su parte, observaron y registraron un eclipse lunar 3000 a.c. Elaboraron un calendario solar y desarrollaron fórmulas para predecir eclipses solares y la salida heliaca de Venus. El calendario solar maya es más preciso que el que hoy utilizamos. Todas las ciudades del periodo clásico están orientadas respecto al movimiento de la bóveda celeste. Muchos edificios fueron construidos con el propósito de escenificar fenómenos celestes en la Tierra, como El Castillo de Chichén Itzá, donde se observa el descenso de Kukulkán, serpiente formada por las sombras que se crean en los vértices del edificio durante los solsticios. Las cuatro escaleras del edificio suman 365 peldaños, los días del año. En el Códice Dresde y en numerosas estelas se encuentran los cálculos de los ciclos lunar, solar, venusiano y las tablas de periodicidad de los eclipses.
Pero, en términos de Aníbal Quijano, esto es parte de la tensión que atraviesa la historia de nuestra identidad latinoamericana. Se trata de un conflicto entre tendencias que hablan de igualdad y libertad basadas en la represión y anulación de aquello que el poder dominador no ha sido capaz de comprender, de descifrar. Es decir, la igualdad desde los parámetros del dominador. Y participamos entusiastamente de todo aquello que proviene de las naciones capitalistas pues se trata de “cultura” y “modernidad”. Oponerse a ello significa querer seguir en la barbarie y el subdesarrollo, de acuerdo a los patrones dominantes impuestos y como también aprendimos patrones de discriminación, seguimos sin cuestionamiento las tendencias culturales impuestas, considerando las propias como sinónimo de atraso y de subdesarrollo.
En el mundo actual y producto de la globalización el Saber es Poder, pero también hemos sido espectadores de la selección y diferenciación sobre a quienes se les da acceso al conocimiento. Tal vez sea tiempo de valorar y reconstruir nuestros saberes milenarios para, desde Latinoamérica, enseñar al mundo blanco y convencido de ser dueño del conocimiento e instalar un homenaje a nuestros propios científicos, al lado de los cuales Galileo o Copérnico son novatos.
FOTO: sarihuella