Miradas Ciudadanas sobre Valparaíso: Ser Corresponsal Ciudadano

Miradas Ciudadanas sobre Valparaíso: Ser Corresponsal Ciudadano

28 Septiembre 2009
Aquí en el nuevo diario ciudadano de la Región de Valparaíso tenemos un espacio, un peldaño para subir desde la profundidad de la ciudadanía ignorada buscando el espacio que merecemos en este país de democracia olvidada. Por V. Grunewald
Veronica Grunewald >
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Se dice que la realidad depende de quien la observe, entonces existen tantas realidades como espectadores somos de ciertos hechos. Yo expongo mi visión. Los medios tradicionales se dicen objetivos, pero de igual modo, al estar influenciados por fuerzas económicas, políticas y sociales, prevalecen sus particulares visiones de la realidad. Así, la tarea del corresponsal ciudadano puede ser de alguna manera, el equilibrio en la balanza de la información.
Tal vez no cambiemos al mundo con nuestras particulares maneras de exponer los hechos o las ideas, pero los diarios ciudadanos nos permiten aportar con la fuerza del ciudadano común, a la sociedad NINI, como dicen en Argentina, o sea, aquella gente a la que ni les interesa ni les preocupa.
La participación ciudadana es esencial y elemento clave en los cambios que queremos para nuestro país y claro, si hemos estado controlados en cómo se dicen y se escriben las cosas. Si hemos estado controlados por la bota militar por tantos años y somos herederos de esa manera de gobernar y había que tener cuidado con quien nos reuníamos y en quien podíamos confiar, hoy día difícilmente podemos tener la actitud ciudadana de participar, de exigir nuestros derechos, de denunciar aquello que sencillamente está mal. Y hay muchas cosas que no operan como debe ser, pero como siempre se han hecho así, las dejamos pasar. Las cosas se “naturalizan” cuando no nos sorprende que se estén haciendo mal, como por ejemplo subirse a un bus repleto, ir colgando en la pisadera, pagar el mismo pasaje del que va sentado. Es parte de la cotidianeidad del país. Que nuestros hijos madruguen para atravesar la ciudad y llegar al colegio que nos parece lo mejor dentro de lo que podemos pagar, para que al final del cuarto medio, rindan la PSU y saquen 450 puntos que no le sirven a nadie. ¿Y las madrugadas? ¿Y los ensayos? ¿Y los libros que compramos a crédito? ¿Y los sueños de esos jóvenes?
¿Y los sueños de aquellos que carecen de recursos? Como dicen Los Prisioneros en “El baile de los que sobran” .... “conozco unos cuentos sobre el futuro” ¿De qué futuro le hablan a esos jóvenes marginados por vivir en una población periférica, por escuchar hip hop o vestir de alguna manera? Ellos saben que al salir de sus liceos municipales no les espera ninguna puerta, ninguna llamada por sus puntajes, ninguna sonrisa al final del “cuarto medio”. Por diversas razones, sea la pésima calidad de la educación pública, sea porque tuvieron que trabajar o porque se involucraron en actividades ilícitas, las puertas hacia la educación superior se les cerraron incluso solo por vivir en sus poblaciones. Y después se les pide "que participen" incribiéndose en los registros electorales. ¿A eso le llaman participar?
Cierto, los corresponsales ciudadanos no cambiaremos nada, pero muchos vivimos en las poblaciones, en los cerros, en los campamentos y si con esfuerzo, podemos escribir nuestras impresiones en una página bien escrita, al menos quedará registro de esa parte de Chile que no se ve en las noticias, porque no está ocurriendo en Santiago, donde las regiones se muestran en los medios de comunicación si son crímenes horrendos, tráfico de droga, terrorismo, etc. Las regiones no existimos de otra manera para los medios de comunicación masivos y dada la centralización de los mismos, es como si no ocurriera otra cosa.
En Santiago, lo mismo pasa con las comunas aledañas al centro, existen siempre y cuando se pasee un político, muera alguien o si ocurre una catástrofe. No hay información sobre la mayoría de los chilenos, porque somos la mayoría y no se habla de nosotros.
Una mayoría que no se pasea bronceada por los aeropuertos, una mayoría que debe madrugar para ir a trabajar en puestos con sueldos precarios y condiciones a veces a límite con lo legal. Somos mayoría los que jubilamos con migajas. Somos mayoría los que andamos en bus o micro, somos mayoría los que tomamos té y comimos pan con mantequilla mientras en la televisión vemos cómo nuestros políticos chatean tranquilamente en el Congreso para ganarse millonadas o vemos el fútbol o los reality. Porque el vacío y las necesidades son tan grandes que cualquier cosa nos parece buena.
Pero somos mayoría, y si es posible lograr cambios desde esta mayoría pobre y sin recursos, solo hay que levantarse, con dignidad y decir basta de mentiras, de injusticias, de discriminación.

Y aquí en el nuevo diario ciudadano tenemos un espacio, un peldaño para subir desde la profundidad de la ciudadanía ignorada buscando el espacio que merecemos en este país de democracia olvidada.
FOTO: www.cosassencillas.com
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Verónica Grunewald es ariqueña, pero reside en Concepción. Desde la capital de la Región del Bío Bío, ella es una activa Corresponsal Ciudadana de Arica y Parinacota en El Morrocotudo, diario ciudadano donde expuso sobre la mala calidad del agua debido al boro, impulsando con sus notas la Campaña "Pro Agua de Calidad en Arica" durante 2007.