Es sencillamente incomprensible la sistemática obstinación de la Honorable Cámara de Diputados de la República de Chile para abandonar sus obligaciones, simplemente porque la mayoría de sus miembros postulan a ser reelectos y temen que estar en todas las sesiones de sala y comisiones los inhiba para competir en igualdad de condiciones, discurso a mi juicio indecente, o mejor dicho, descarado para justificar lo injustificable.
Es decir, o no entendieron (lo que sería más grave aún) o simplemente les importa muy poco la labor exigida por los ciudadanos y es que después del bochorno protagonizado por los honorables el miércoles 12 de agosto de 2009, uno hubiese esperado algún grado de autocrítica de las bancadas o alguna medida de la mesa que evite estas vergonzosas ausencias. Pero lejos de ello, la mayoría de los bien remunerados honorables volvieron a hacer la cimarra dejando votada nuevamente, por ejemplo, una comisión que ellos mismos inflaron hasta más no poder (la que investiga la compra de armamento).
La imagen de la sesión de sala del día jueves 1 de octubre de 2009 (la número 84) fue realmente triste. Para ser honesto, más que lástima siento rabia, ya que de los 120 empleados contratados por el pueblo para fiscalizar y legislar, la cuenta a dedo no superó los cuarenta y tantos congresistas sentados. Digo cuenta a dedo ya que curiosamente el dato de la asistencia en la sala que debería estar publicada en la página web de la Cámara, no fue posible obtenerla.
¿Podré decirle a mis usuarios que los días jueves no podré atenderlos porque tengo que hacer otras cosas, pero ojo, me tienen que pagar igual mis honorarios?.
¿Será posible que de los poco menos de seis millones de pesos mensuales que recibe cada honorable se le descuente el día no trabajado?. Y si así fuera, la suma no debería ser inferior a $485.000 por inasistencia, ya que de los 30 días del mes, los diputados trabajan sólo 12 días en la Cámara.
Francamente encuentro patética la situación. Y es que es complicado ver y escuchar a los honorables rasgar vestiduras, por ejemplo, sobre la intervención electoral, el abandono de deberes de este u otro Intendente, etc, etc, mientras ellos mismos no son capaces de cumplir con lo mínimo que se les exige: Trabajar “para” y “en” lo que Chile les paga con generosidad.
FOTO: www.camara.cl