Progresistas y Democráticos

15 Enero 2010
Mucho se ha hablado del progresismo de cara a estas elecciones presidenciales. Pero, ¿qué es el progresismos? ¿Qué se debe hacer para ser calificado como "progresista" Por Nathan Novik
Nathan Novik >
authenticated user
El concejal por Viña del Mar, Andrés Celis, en su columna de Opinión, en El Mercurio de Valparaíso, señalaba que “el término progresista, ha sido un concepto recurrente en la política actual”, y agrega más adelante: “qué tiene de progresista y democrático alguien que está en contra de las libertades individuales y de la propiedad privada, y propiciando que todo el poder y responsabilidad debe recaer en el Estado. La esencia del ser progresista es el que quiere que haya cambios y avances en la sociedad; por supuesto que se contrapone con aquellos que han quedado anclados en el pasado enarbolando ideas de lucha probadamente añejas y fracasadas como son las sustentadas en esas ideas izquierdistas.”
Pienso que la visión que da el concejal del progresismo, es totalmente incompleta y es fuente de malos entendidos. Mi visión es diferente:
Las “libertades individuales” son indispensables en una sociedad progresista, pero esta debe velar para que estas no se transformen en libertinaje perjudicando a los demás. El “respeto a la propiedad privada” también es fundamental, en la medida de que esta propiedad y su forma de tenencia no atenten al bienestar del resto de la población. Ello debería estar legislado de manera que el principio de respeto a la propiedad sea acorde con el principio del respeto al prójimo.
Respecto de que quien es progresista desea “cambios y avances en la sociedad”, qué duda cabe; sin embargo, esos cambios y avances han de tener relación con el bienestar de la población y no han de ser un cambiar por cambiar. Una sociedad progresista postula siempre por estimular la creatividad y la innovación, pero al mismo tiempo protege a las grandes mayorías y les asegura una buena calidad en salud, educación y bienestar económico y social.
Una sociedad progresista protege de los abusos de quienes, al tener poder económico, en su ambición, pueden generar grandes catástrofes y sufrimientos. Qué otra cosa ha sido la actual crisis económica mundial desatada por la ambición de los banqueros de Wall Street y por la falta de control de parte de las instituciones del estado. O los acuerdos de precios a nivel de cúpula entre las grandes empresas que controlan ciertas actividades económicas, como fue el caso de las farmacias en Chile. Una sociedad progresista, promueve el respeto por la diversidad, y admite que exista pluralidad de culturas e ideas, sin imponer a los demás aquello que se contrapone a sus propias creencias o convicciones.
Las ideas denominadas “izquierdistas” se asimilan más al progresismo, que las del “conservadurismo” ligadas a lo que comúnmente se denominan “derechas”, Estas últimas, están lejos de alentar el cambio, que según Célis, debe procurar el progresismo. Más bien alientan un determinado “statu quo” para preservar privilegios de quienes detentan en un momento dado el poder económico de un país.
No son esas últimas fuerzas políticas las que tratan de promover una mejor distribución del ingreso nacional, por ejemplo, o medidas que controlen con más rigor al denominado “sector privado”. Anhelan un estado pequeño, que ojala “no moleste mucho”. Aún cuando los términos “izquierdas y derechas” están tendiendo a quedar obsoletos, en este caso, para efectos del “progresismo”, podemos entenderlos como aún vigentes. En todo caso, no cabe duda de que quienes postulan “el estatismo total”, ya no tienen ningún tipo de apoyo ni de vigencia. Ni tampoco quienes apoyan determinado tipo de dictaduras.
El progresismo nada tiene que ver con todo eso. Más bien apunta hacia sociedades modernas, amparadas en la democracia y el estado de derecho, muy fuertes en su institucionalidad, con un estado eficiente, (sin burocracia y altamente tecnificado), que, de diversos modos y con diferentes instrumentos, garantice una educación en todos sus niveles de alta calidad y con igualdad de oportunidades para todos, un adecuado sistema de salud y un sistema judicial que dé garantías a todos los sectores del país, independientemente del apellido o de la alcurnia social y/o económica de la persona juzgada. Ese es el ideal.
En un país progresista no sobran los privados que deseen ejercer su creatividad y que sean buenos empresarios. Al contrario: el sistema descansa en ellos. Esos son los verdaderos “empresarios”. Pero el estado, como representante de la sociedad en su conjunto, debe velar a fin de que se asegure el bienestar social a la población en general, el que no siempre está garantizado sólo por el adecuado funcionamiento del sector privado. Insisto: la actual crisis económica y las innumerables acciones que implican acuerdos sectoriales, uso de información privilegiada, y así sucesivamente, confirman la necesidad de “un estado fuerte” que estimule pero que también controle al sector privado.
La gran mayoría de los países europeos, Australia, Israel, Nueva Zelandia, por nombrar algunos, son países “progresistas”, aún cuando estén gobernando la “centro izquierda o la centro derecha”. En esos países han entendido cabalmente que no es bueno para la sociedad tener sectores sociales altamente privilegiados y otros desamparados sobre la base del terror y la represión. No sacrifican ni la democracia ni el bienestar. Países donde se violan los derechos humanos y donde no interesa el bienestar de la gente, como una buena parte de los países árabes y diversas dictaduras, no pueden ser considerados “progresistas”. En esos países se gobierna en base al terror represivo, a la corrupción y a la violación sistemática de los derechos humanos. Representan la negación misma del progresismo.
Chile debe aspirar a un modelo social de tipo “progresista”. Este modelo, amparado en lo que se ha denominado “economía social de mercado” debe apuntar hacia el bienestar de la población, con un sistema privado que cumpla su rol económico y social y un estado suficientemente fuerte y eficiente de modo que garantice el funcionamiento de la sociedad como un todo. Acá en Chile, con los gobiernos democráticos hemos avanzado un buen trecho, pero aún nos falta bastante.


Comentarios

Imagen de francisco

en suma, don Nathan, un

en suma, don Nathan,

un sistema democrático para la elección de las autoridades.

libertad, pero con las regulaciones debidas para evitar abusos de cualquier sector sobre el resto.

y prioridad del bien común: acceso a vivienda, educación, salud y trabajo en condiciones humanas para la ciudadanía, antes que enormes desniveles sociales.

buen texto.