A la caza del contribuyente

30 Abril 2010
El 40% de los impuestos que recauda el fisco proviene de ese 19% que usted cancela cada vez que efectúa una compra en el comercio establecido. Por Patricio Rivera Viedma
Patricio Rivera... >
authenticated user Corresponsal
Abril no sólo es sinónimo de lluvias mil, como dice el conocido refrán. Las mismas nubes que llegan con el cuarto mes del año sirven también para graficar el panorama de miles de chilenos (empresas también) que en estas semanas deben realizar su declaración anual de impuestos, y que, por cierto, a más de alguno trae un dolor de cabeza.
Está bien. Todos sabemos que vivir en sociedad nos exige el pago de impuestos que permitan el funcionamiento del gobierno en todos sus ámbitos. Los estados subsisten y se ordenan gracias a ellos. Lo que inquieta a muchos es la duda de si a estos recursos se les saca el jugo suficiente a la hora de asignar los gastos. Es ahí donde surge la línea divisoria entre quienes opinan que se debe elevar la carga tributaria para ampliar los beneficios sociales y los que defienden que ya es lo suficientemente alta y que es mejor concentrar los esfuerzos en aprovechar mejor esos mismos recursos.
La discusión ocupó un lugar protagónico en la reciente campaña presidencial y ahora resucitó a raíz del plan de reconstrucción impulsado por el gobierno –que, digámoslo, no propiciaba una reforma tributaria en su programa original–, el que contempla modificar cuatro impuestos clave: a las empresas en general, a las mineras, al consumo de tabaco y a los bienes raíces de mayor valor, que ayudarían a completar los cerca de 9 mil millones de dólares en que se han situado las mermas de la catástrofe.
La palabra la tienen ahora los congresistas, los mismos que cada año discuten y aprueban las partidas que componen un presupuesto de la República que se financia en un 77% por esos cerca de 35 mil millones de dólares que recauda el fisco cada año por la vía tributaria, equivalentes al 18% del Producto Interno Bruto (PIB).
De la cifra total, por lejos, el impuesto que más recauda es el IVA, que pagan todos los chilenos –sin excepción– con la compra de bienes y servicios, a diario. Por sí solos este tributo recauda poco más del 40% del total de los impuestos. En segundo lugar se encuentra el impuesto a la renta –que incluye a empresas y personas–, que aporta con el 31% de los tributos. En tercera posición, los impuestos específicos, con los combustibles y el tabaco contribuyendo con cerca del 10% de la canasta general.
El IVA y los impuestos específicos son los que cargan con mayor dureza el consumo de las personas. De un litro de combustible, por ejemplo, poco más del 40% del valor pagado corresponde a impuestos, mientras que una cajetilla de cigarrillos lleva consigo cerca de 80% en tributos, considerando el específico (60%) y el 19% de IVA.
Por eso, hay diversos estudios que advierten sobre la carga tributaria de los chilenos en el ingreso anual. Las cifras son sorprendentes: un trabajador que recibe 150 mil pesos mensuales como remuneración dedica 2,2 meses de sueldo al pago de impuestos, principalmente IVA. Si vemos el caso de otro empleado que recibe como remuneración 3,5 millones de pesos mensuales, el número de meses se amplía a 4,4, aunque la mayor carga de impuestos en este caso corresponde a la renta.
¿No será mucho derroche?
Si quedó sorprendido con lo elevado de algunas cifras, tome palco, porque es por el lado de los gastos donde están las mayores sorpresas, partiendo por la más significativa: los sueldos del sector público. El presupuesto 2010 contempla el pago de más de 8 mil millones de dólares para el grueso de ese segmento (casi el 25% de todos los impuestos), considerando un total de 182 mil empleados que incluye una expectativa de 5 mil que ingresarían este año.
Según un reciente informe del Instituto Libertad y Desarrollo, el gasto en personal en términos reales creció el año pasado en un 17%, la variación más alta de los últimos 20 años. El organismo llamó la atención respecto a que la reasignación de recursos decretada por el actual gobierno, de 730 millones, no consideró una rebaja en este ítem.
Del resto de los gastos, los ministerios del Trabajo, Educación y Salud son los que reciben la mayor parte de la tajada en ingresos para sus distintos programas. Algo más de 22 mil millones de dólares se va sólo a esas tres reparticiones del Estado y, por lejos, la subvención escolar es el programa en que se invierten más recursos: cerca de 5 mil millones de dólares, que se distribuyen entre 11 mil establecimientos educacionales que tienen a cargo el 90% de los estudiantes del país.
La lista detallada de planes sociales es larga. Hay montos para cubrir unos 40 mil bonos por hijo este año, el funcionamiento de todos los hospitales públicos y la atención primaria de salud (que cubren a 11,4 millones de personas); platas para construir 134 mil viviendas sociales y varios miles de millones para obras públicas como mantención de aeropuertos y construcción de caminos.
Sólo para tener en cuenta, hay cifras que, aunque menores, “duelen” bastante como gastos dentro del presupuesto. Están los poco más de 200 millones de dólares como subsidio permanente para el Transantiago, que todavía muestra problemas y evasión; o los 400 millones de dólares que involucra la operación de las cárceles.