Por Jorge Bustos

Valparaíso se ha transformado en un lugar donde los monopolios reinan. Es de tal factura su reino, que al no existir competencia alguna, los eficientes monopolios resultantes se constituyen en un robo de recursos públicos y cogoteo permanente a los turistas que nos visitan.

El aseo por ejemplo que hoy sustenta dos contratos millonarios mantiene prisionera a la ciudad entre montones de basura que nadie retira de las calles; micros (más viejas que mi abuela) que se adueñan  de recorridos y que entregan un pésimo servicio   que para colmo, es subsidiado con  dinero de todos los chilenos, recursos que además nadie controla, a pesar  de  sendos y contundentes  informes de la Contraloría General de la Republica que dan cuenta de  monopolios sin control y mediocres.

El sábado 13 recién pasado arribó a nuestra ciudad patrimonial el crucero "Norwegian Sun”, a bordo del que venía un matrimonio de nacionalidad canadiense, quienes confiadamente ocuparon el único y monopólico sistema de transporte que ofrece el único terminal de pasajeros Valparaíso, Terminal de Pasajeros (VTP) de propiedad  de la familia Urenda. El  “garrotazo” de bienvenida lo recibieron por el costo del transporte, ya que debieron pagar el equivalente en pesos chilenos a mas de $ 17.500, que se hubiese reducido a $3000 si el mismo viaje lo hubiese realizado en un los taxis de la ciudad.  Es obvio que algunos dirán que es porque el conductor es bilingüe y por la seguridad que este servicio entrega; no obstante tales apreciaciones  esta historia no tiene un buen final.

La distancia entre el VTP y el hospedaje que habían contratado los turistas canadienses era de 5 a 10 minutos en cualquier tipo de transporte, sin embargo sólo a la hora y veinticuatro minutos, la conductora del móvil se animó a llamar a los que alojarían a la pareja de turistas, para contarles que se encontraba en algún lugar del cerro Mariposa con una rueda pinchada y que habían asaltado a los dos turistas.

La dirección a la cual debía trasladar a los turistas, y por los cuales cobro 25 dólares más de cinco veces de lo que cobra un taxi era el cerro Bellavista; el operador pregunta a la conductora  por qué razón se fue al cerro Mariposa si la dirección era originalmente el  cerro Bellavista, ella contesta que es de SANTIAGO, que por lo tanto no conoce la ciudad y que además no contaba con el sistema de posicionamiento global (GPS).

La situación vivida por esta pareja grafica clara y tristemente la realidad: un transporte usurero y la irresponsabilidad de quienes les permiten operar en el único terminal de pasajeros. El problema es que con ello no sólo se pone en riesgo la seguridad de los visitantes, sino además se provoca un  daño irreparable a la imagen de ciudad patrimonial y a la marca Valparaíso. El matrimonio asaltado no solo perdió sus pertenencias y sus documentos, lo que significó una infinidad  de trámites en su embajada para tener pasaporte transitorio... lo más grave, perdió la confianza de transitar por una ciudad que supuestamente cautiva por su encanto.

Juan Esteban Bilbao, gerente de VTP, debe tomar las medidas correctivas del protocolo de servicios y resarcir el daño causado no solo a los turistas por  el pésimo servicio de transporte, sino que pagar los costos que ha incurrido el operador hotelero que ha debido correr con las consecuencias del bochorno e impresentable suceso.

Valparaíso no merece este tipo de monopolios irresponsables y mediocres.

Valparaíso es una ciudad Patrimonial del mundo, no una guarida de inescrupulosos mercanchifles que están destruyendo nuestro puerto.