Segundo, de manera cándida, nos ofrece ser parte de la competencia de las primarias de la Nueva Mayoría para ganarle a Castro y -acá viene lo más gracioso- “cambiar el rumbo de la ciudad”.

El cuento de que “la alegría ya viene” ya es viejo y nadie lo cree, menos nosotros.

El rumbo que tomó la ciudad es responsabilidad de los líderes de su conglomerado que se aliaron precisamente con Castro para servirse a Cornejo cuando fue derrotado en su campaña a alcalde.

Hemos decidido hacer primarias justamente para que ni el senador ni ningún partido político nos venga a imponer un candidato, como Jara o Méndez, ajenos a las cuestiones locales y a nuestra visión de ciudad.

Al cándido senador yo le recomendaría que sus precandidatos empezaran a tomar posición sobre los proyectos que nos impone el centralismo y ponen en riesgo su título de patrimonial, sobre el oscurantismo de la información que guarda la Intendencia y la Empresa Portuaria, sobre el informe patrimonial del colombiano Isaza, y los edificios ilegales que atentan contra los vecinos. Que se preocupe por el nuevo escándalo económico de la Intendencia, de la falta de gobernadores, de las nominaciones de las seremías acéfalas y del recorte presupuestario de la región, así como tantas cosas, incluso de mayor envergadura, como por ejemplo de la votación en el Senado que él preside, donde se aprobó condenar a quienes entreguen información de los juicios de la corrupción instalada en la política.

Un Matricero