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Insuficiencia Cardiaca y cuidadores: La importancia de apoyar y sentirse apoyado

01 Febrero 2018

La figura del cuidador o de la cuidadora para la persona que padezca de esta afección es de vital importancia, pues en sus manos está la nueva vida que requieren sus tratamientos. Pero ¿qué hay de su propia vida y de los diversos sentimientos que surgen ante esta labor?

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Alrededor 23 millones de personas en el mundo, se ven afectadas por la Insuficiencia cardíaca (IC), enfermedad que -de acuerdo la Texas Heart Foundation- ocurre cuando el corazón no bombea sangre como debiese.  En este contexto, el órgano sigue funcionando, pero el cuerpo no satisface su necesidad de sangre y oxígeno como corresponde.

En Chile, pese a no existir cifras oficiales al respecto, es en la actualidad considerada, por la Sociedad Chilena de Cardiología y Cirugía Cardiovascular y Ministerio de Salud en el 2015, como un problema de salud pública y una epidemia que ha emergido en cuanto a las enfermedades cardiovasculares dada su prevalencia en la población y a los costos asociados a su tratamiento.

En este sentido la figura de los cuidadores es fundamental a la hora de llevar a cabo estos procedimientos, donde es de vital importancia el auto cuidado y el surgimiento de nuevos hábitos que debe adquirir cada paciente.

A menudo los cuidadores de las personas que presentan insuficiencia cardíaca suelen ser su cónyuge, los hijos, hermanos o padres, respectivamente. En ellos se alberga la gran labor de responsabilizarse, en lo cotidiano, de una persona con una enfermedad médicamente crónica y sin cura.

En este contexto, ser un cuidador de un paciente con insuficiencia cardíaca supone desempeñar diversas funciones a la vez: amigo, enfermero o ayudante, entre otros. Ellos pueden optar por ser un cuidador de manera gradual en ciertas ocasiones.

En específico, su labor consiste en apoyar de la mejor manera posible a quien se encuentra con esta afección, apoyándolo en lo que significa el adaptar su rutina y modo de vida a todo lo que requieran los tratamientos.

Además, para ejercer este rol se debe de evaluar las competencias que se precisan para cuidar y otorgar las respuestas adecuadas a las necesidades de cada persona, tales como: el conocimiento de su enfermedad, las habilidades para el manejo de su tratamiento, la capacidad para anticiparse y detectar de manera oportuna las complicaciones, fortalecer el vínculo afectivo, como así también conocer las características de su trabajo.

Cuidadores preparados

Lo anterior, supone una tarea muchas veces agotadora, ya sea en lo físico, como en lo emocional, pues prestar ayuda al afectado requiere de un alto grado de compromiso y conexión a largo plazo, lo que requiere de energía y un plan de apoyo para que todo resulte favorablemente con el correr del tiempo.

Ante ello, es fundamental seguir las instrucciones médicas indicadas previamente, aunque se recomienda potenciar a quien esté bajo su cuidado, sin caer en un exceso de protección o parecer demasiado dominante.

Sin embargo, es necesario el preocuparse no solo del paciente, sino que también del cuidador, pues este necesita soporte para poder cumplir con esta gran responsabilidad.

Es por ello que, ante los diversos sentimientos que pueden surgir en este camino, la Heart Failure Matters otorga una serie de recomendaciones a quienes sean cuidadores de una persona afectada por insuficiencia cardíaca:

  • Hablar con alguien:  Conversar puede ser el sistema de apoyo más simple y eficaz que necesite. Busque una persona de confianza para confesar lo que sea preciso.
  • Buscar ayuda: Ya sea en un familiar, en amigos o en un grupo de voluntario, delegue. No puede, ni debe hacer todo solo, por lo que no debe ser mal visto el requerir refuerzos en este proceso.
  • Unirse a un grupo de apoyo para cuidadores: Conozca a personas que estén en su misma condición, con el objetivo de intercambiar experiencias y consejos.
  • Leer más sobre la insuficiencia cardíaca: Mientras más sepa de la IC, más se seguro y preparado se sentirá para enfrentarla.
  • Dedicar tiempo a sí mismo y a las actividades que gustan.
  • Planificar el futuro: Pese a ser un punto delicado, muchas personas se sienten más cómodas, con respecto a su paciente y/o familia, si se regularizan temas como las finanzas, testamentos o la póliza de seguros, sintiéndose así más tranquilos ante cualquier tipo de eventualidad.

De esta manera, las labores ejercidas por quienes se comprometen a formar parte activa del cuidado y tratamiento de un paciente con esta enfermedad, contribuyen a disminuir significativamente los reingresos por descompensaciones de esta misma o por el poco o nulo auto cuidado; por lo que en sus manos está el ayudarlos a mejorar su calidad de vida tras este complejo cambio.

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