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[OPINION] Realineando las fuerzas políticas

31 Enero 2019

Lo cierto es que por ahora solo tenemos a los cuatro tercios de la política nacional.

Ibán de Rementería >
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Por Ibán de Rementería

Núcleo Valparaíso Socialista

La alineación política es una analogía de la formación en línea de las tropas para el combate, para la resolución por las armas. Con llegada del nuevo año, en el inmovilismo político del año que pasó, comienzan a alinearse los cuatro tercios de la política nacional: la derecha, las dos izquierdas, así como la Democracia Cristiana (DC) y el Partido Radical (PR), que no se aclara si está en la centro izquierda con el Partido Socialista (PS) y el Partido por la Democracia (PPD) o con la DC, pero este tipo de dudas le es connatural a la historia política del PR, pero es un fiel reflejo de las vicisitudes del centro político.

Lo que caracteriza el momento actual es el inmovilismo político, el cual es producto del hecho que en las pasadas elecciones los dos tercios de  la centro izquierda se manifestaron en las parlamentarias, dándole una holgada mayoría en su representación para el Congreso, pero no en la presidencial donde esos dos tercios fueron esquivos, dejándole así el triunfo a la derecha de la Alianza por Chile liderados por Piñera, insistimos, habiéndoselo negando en el Parlamento, esta interesante y sugerente circunstancia de poder no ha merecido mayor análisis político ni de los partidos ni de los expertos. El otro componente del análisis es que este inmovilismos de la derecha no fue trasladado a la centro izquierda por medio de una bien estudiada capacidad de mantener la iniciativa legislativa que la constitución Pinochet-Guzmán le otorga al Ejecutivo, pese a sus ingentes esfuerzos, pues no, la centro izquierda se inmovilizo a sí misma en la incapacidad, o imposibilidad, de producir un proyecto político alternativo.

El intento de conformar la Convergencia Progresista –PPD, PS y PR (nada de comunistas aquí)- no ha cuajado porque la DC no quiere, a su decir, perder nuevamente su identidad como le aconteció en la Nueva Mayoría debido a la presencia del PC en esa alianza, eso  sería lo que impide los consensos, en fin siempre “los comunistas tienen la culpa”.

Pero esa incapacidad de producción política de la centro izquierda,  en términos ideológicos de la social democracias y el social cristianismo, está en los orígenes mismos del proyecto político pactado con la derecha, los militares, los Estados Unidos de América y la social democracia internacional ejecutado por el eje político organizativo de la Concertación de Partidos por la Democracia, constituido por el PS y la DC. Si el Golpe Militar en contra de la Unidad Popular se había producido por la incapacidad de esos dos partidos de llegar a un acuerdo de gobernabilidad, la manera de terminar con la Dictadura Militar, que se prolongaba más de lo necesario hasta poner en riesgo la adscripción occidental de la República de Chile, era construyendo una nueva centro izquierda.

La democracia de los acuerdo, de los consensos, en lo económico, social y cultural se caracteriza por mantener y profundizar la aplicación del modelo neoliberal que habían iniciado los militares. Cierto es que ese modelo aseguró un crecimiento económico constante, pero acostas de dos distorsiones graves: una primarización de la economía en un modelo cada vez mas extractivista  de los recursos naturales y des industrializador de la economía nacional, así como una concentración del ingreso nacional nunca antes vista en el país y mayor que la de cualquier otra en la región y en el mundo.

El mayor fracaso político en Chile es el de la social democracia que pese a 22 años de gobiernos de la Concertación y la Nueva Mayoría no fue capaz de alcanzar el logro político mínimo de esa ideología que es la instauración de los “derechos sociales garantizados”: el acceso universal, gratuito y de calidad a la salud, la educación y la previsión. Al decir verdad esas son demandas políticas decimonónicas. El último intento de realizar ese proyecto político fue la convocatoria de Michelle Bachelet a su segundo gobierno, que puso a esos tres derechos sociales como el eje de su propuesta programática, que en su Gobierno solo obtuvo logros parciales en una mayor accesibilidad a la educación superior y en el otorgamiento de pensiones de sobrevivencia mínimas para quienes no tenían protección alguna, el “pilar solidario”, o para quienes no tenían ahorros suficiente para acceder a las pensiones, el “aporte solidario”, pero el sistema de ahorro forzoso de los trabajadores a favor del capital financiero, a tasas de interés por debajo de aquellas que fija el mercado financiero, se han mantenido incólume y no hay proyectos políticos para cambiarlos.

Bien se puede afirmar que en la historia nacional reciente el mayor producto político de la Concertación y la Nueva Mayoría es el Frente Amplio, “la otra izquierda”. Ya en el años 2011 el movimiento estudiantil toma la ofensiva social frente el Gobierno de derecha del Presidente Piñera ante la incapacidad de la centro izquierda tradicional de hacerle frente con propuestas políticas alternativas e innovadoras. Esos estudiantes universitarios eran los herederos o los mismos que habían generado los movimientos escolares del 2006 en contra de una reforma educativa meramente burocrática del primer Gobierno de Bachelet e iniciado ahí las reclamaciones por una educación pública universal, gratuita y de calidad, esa misma generación se politiza en la confrontación con el Gobierno y la clase política diferenciándose de los partidos políticos tradicionales de izquierda, centro y derecha, constituyéndose así en grupos y movimientos políticos alternativos, unos afirmándose en las instituciones democráticas de la sociedad civil: Partido Liberal (PL) y Revolución Democrática(RD), otros afirmándose en la profunda diferenciación con los partidos de la Concertación y la Nueva Mayoría tales como el Partido Autonomista y el Movimiento Autonomista, otros más de otras experiencias más particulares de rompimiento con las izquierdas tradicionales –trotskistas, maoístas, “elenos”, etc., algunos de vieja data como el Partido Humanista. La historia personal de Catalina Pérez de Antofagasta es un caso ejemplar de la trayectoria personalizada de la nueva izquierda, fue dirigente escolar en 2006, dirigente estudiantil en 2011, es diputada por RD y ahora  la Presidenta de su partido.

Por  así decirlo, los componentes que van a constituir el Frente Amplio toman y reafirman de la socialdemocracia el absoluto compromiso con las modalidades e instituciones democráticas, así como harán suyo el proyecto socialista criticando radicalmente a los partidos de la socialdemocracia por su incapacidad de proponerlo, promoverlo y realizarlo.

A nivel internacional los chalecos amarillos expresan la universalidad del fracaso del modelo social demócrata,  ya sea porque, desde la década de los años setenta y sobre todo a partir de los años noventa, con el derrumbe del socialismo “realmente inexistente”, en los países desarrollados ante la ofensiva del neoliberalismo no supo defender las conquistas que habían conseguido los trabajadores, así como también, en los países en desarrollo la socialdemocracia no ha logrado implementar “el estado social de derecho” y menos aún defender los pocos derechos laborales de los trabajadores y sociales de las clases medias. Pero, en las indagatorias sobre las tendencias políticas de los actores de esas movilizaciones constantes el sábado de cada semana, mientras algunos se declaran enemigos de los políticos, no apolíticos, otros de izquierda y muchos de ellos de la extrema derecha lideradas por Marianne Le Pen, en lo único en que están de acuerdo es que son víctimas de la globalización, que es la manera universal de nominar al neoliberalismo.

En estos meses de aparente inmovilidad política los conflictos recientes entre el Ejecutivo y la oposición que tienen la mayoría en ambas cámaras del parlamento, el Gobierno ha logrado imponerse siempre, veamos los casos más relevantes: en el caso del “aula segura” la oposición no se atrevió a votar en contra de la propuesta represiva pese a la recomendación en contra de los expertos, del gremio de los maestros y de los alcaldes progresistas; en el caso de la propuesta de “admisión justa” por la cual el Gobierno quiere reinstalar la selección al sistema escolar, la oposición contrapone la “ley Machuca” que quiere obligar a los colegios pagados de alta selección a recibir un 30% de escolares de bajos ingresos, sin aclarar quién paga eso; en el caso de la nueva y restrictiva ley de migraciones el Gobierno logra su mayoría con los votos favorables de gran parte de los diputados DC y PR, lo cual puede considerarse como el punto de arranque del movimiento de esos dos partidos hacia el Gobierno de Piñera y, en consecuencia, al fin de un posible acuerdo político de centro izquierda, lo que se concreta ahora con la negativa del FA a cumplir  con los acuerdos “administrativos” de constitución de las mesas y las comisiones de las cámaras del Congreso que obligan a apoyar para la presidencia de ella a un DC. Solo en el caso del aspecto jibia de la nueva ley de pesca el Gobierno ha retrocedido en su veto que le retiraba la exclusividad de la pesca de ese vertebrado a los pescadores artesanales y permitía el acceso de los industriales que utilizan la pesca de arrastre.

El partido eje de este conflicto y rompimiento de la centro izquierda es el PS cuyo dilema es que si bien la definición de su ubicación política al decir de su presidente, el Senador Elizalde, está: “al centro de la izquierda”, lo que le permitiría ser el partido pivote de una nueva centro izquierda que articule desde el FA a la DC pasando por el PPD, el PR y probablemente el PC, no obstante esta ubicación puede convertirse en un problema ya que las aproximaciones a la DC significa el alejamiento del FA, como ha acontecido en estos días en relación con la elección de las mesas del Congreso, de igual manera, las aproximaciones al FA alejarán a la DC de esa eventual alianza de centro izquierda para derrotar a la derecha tanto en las próximas elecciones municipales y a gobernadores como en las futuras elecciones parlamentarias y presidenciales, ya que al entender de ellos eso es lo importante, sobre todo debido a las actuales y amenazantes tendencias a la “fascistización” de la derecha. En fin, es de suponerse que todo dependerá de la propuesta programática con que se llegue a negociar con el FA y la DC, cosa de la cual nada sabemos por ahora pese a que el PS ha realizado no hace mucho su XXXI Congreso General Ordinario. Lo cierto es que por ahora solo tenemos a los cuatro tercios de la política nacional.

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