La gigantesca carpa roja y amarilla del Golden Circus en Viña del Mar se llena de familias, todos cada vez más impacientes de ver al Mimo Tuga. Niños y niñas preguntan por él y los ojos se posan en las grandes cortinas rojas que van a abrirse sobre el conocido y querido personaje porteño. Los aplausos, los silbidos y gritos lo reclaman en ritmo, hasta que una gran exclamación de alegría acompaña su entrada en la escena redonda.

Oleadas de risa en el Golden Circus

Aquí está Mimo Tuga, vestido todo de naranja, con su reconocible rostro blanco, nariz roja y grandes ojos negros. Tras los aplausos, el mimo se acerca al público para recibir sus saludos, hace caer su sombrilla, su mochila, su tabla de surf, baila, desvela su traje de baño, hace que una espectadora le ponga bloqueador, siempre con una gestualidad que sacude de risa al público.

Tuga, con su gorro de baño y sus brazaletes, nada entre medio del público, donde un espectador será el encargado de hacer de pez mientras otro produce las burbujas. Tuga, con su camisa blanca y sus tirantes negros, invita a dos niñas a escena, en un juego de imitación recibido con carcajadas interminables. El mimo hace sus numerosos cambios de vestuario a través de una gestualidad graciosa y rápida, produciendo cada vez más oleadas de risa en los espectadores.

De Plaza Victoria hacia el mundo

“Estoy muy feliz estar de nuevo en casa, recibido por un público lleno de cariño”, cuenta Rodolfo Meneses, el actor tras el personaje. Rodolfo acaba de volver del Festival Internacional del Circ Elefant d’Or, en Girona, España, donde tuvo que enfrentar el desafío de sorprender a un público diferente, “que ha visto más, es menos espontáneo que el público latinoamericano”.

Esta tarde noche de domingo en el Golden Circus de Viña, la risa y el aplauso son particularmente fuertes para acoger al popular Mimo Tuga, nacido en 2005 en Valparaíso, en la calle y en Plaza Victoria. “Desde ese momento, nunca dejé a este personaje, que salió de Plaza Victoria al mundo, a Europa, Asia, Sudamérica”. Con mucho trabajo y perseverancia, Meneses ha logrado obtener reconocimiento internacional y varios premios, como el Premio del Público del Festival de Mimos de Périgueux en Francia en 2011, el Gran Premio Mueca en 2015 en España, premios del Nikulin Moskow Circus y Great Moskow State en Rusia, la Pista de Oro en el Festival Internacional de Circo en 2018... hasta la hija de Charlie Chaplin comparó al Tuga con su padre. Para Rodolfo, “la gestualidad, el silencio, la comunicación especial que tienen los mimos con el público hace que todos seamos un poco herederos del trabajo de Chaplin ”.

Habitar el espacio público

Este trabajo de mimo conlleva a la vez una preparación física y técnica muy ardua: preparar “la luz, el tiempo, la seguridad, las sorpresas,”. Con sus tres años de estudios en la Escuela de Mimo Teatro de Buenos Aires, Rodolfo Meneses aprendió una cierta técnica, pero nunca dejó de lado su experiencia de la calle, que le permite “ser rápido en reaccionar”.

Este arte callejero también se trata de ocupar y recuperar el espacio público. “El espacio público no es para transitar solamente, sino también para habitarlo”, destaca. Para Rodolfo, hacer arte en la calle aporta a la democratización de la cultura y permite “reivindicar el arte: los circos no se llenan siempre, pero la calle sí, por las personas que ya estaban convocadas y también por las que pasan y que se paran a ver lo que está pasando”.

“La gestualidad es universal, el humor es cultural”

“Lo que me gusta en el mimo es la risa. La conexión con el público también y el desafío de hacer reír en distintos lugares del mundo. La gestualidad es universal, pero el humor es cultural. No es lo mismo hacer reír en Moscú que en Valparaíso o Argentina. Me gusta este desafío de enfrentarme con públicos diferentes”.

  Los próximos pasos del Mimo Tuga serán los de siempre: seguir conectándose con los diversos públicos en los circos, en la calle y en los festivales, en Valparaíso y en el extranjero, espacios de encuentro para perfeccionar sus números y hacer reír, para la felicidad más grande de todos y todas.