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A teatro vacío: la triste realidad del arte nacional

12 Febrero 2020

Es por esto que es importante cuestionarnos qué rol jugarán los artistas dentro de este nuevo Chile que está construyendo. Y cuánto apoyo le brindaremos. Después de todo, el arte sí tiene pega: formar personas.

Matías Cortés Rosati >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

Por Matías Cortés

Son las siete de la tarde, me encuentro sentado en la primera fila del Teatro Nacional. Siento la emoción que me invade cada vez que voy al teatro, pero esa sensación que tanto amo, se ve interrumpida por la soledad del lugar. Me llama la atención la poca gente que se encuentra en el sitio, a pesar de contar un elenco famoso.

Me pongo a pensar en la triste realidad que deben afrontar nuestros artistas nacionales., los cuales tardan meses en montar un espectáculo que, seguramente, no será valorado como la pieza artística que es.

Durante el estallido me propuse ver todo el teatro que pudiera (además de asistir a las marchas), después de todo, es la actividad que más me apasiona. Pero de todas esas obras, sin duda, la que más me marcó fue “La Última Noche Del Capitano”.

La función a cargo de Felipe Cabezas -actor chileno radicado en España- nos evidenciaba la dura situación que deben  afrontan los amantes de las tablas por seguir su pasión.

En el espectáculo, nuestro intérprete asumía el papel del histórico actor Francesco Andreini, el cual fundó en el año 1500 la compañía de teatro “Gelosi”, una de las pioneras de la comedia del arte.

A medida que avanzaba la obra, se empezaba a notar la desesperación del actor y cómo éste hacía todo lo posible para sobrevivir en una industria en decadencia, llegando al punto de pedir ayuda al rey.

Lo que se mostró aquella noche no fue más que un simple guiño a lo que viven día a día los que, con mucho amor, realizan este oficio. Buscando todas las maneras para poder subsistir en este mundo que cada vez se hace más rápido e enfermizo y no deja espacio para artes que nos lleven a escapar de la realidad, como lo es el teatro. Dejando al descubierto otro de los tantos aspectos que jamás han sido incorporados dentro de las prioridades de nuestros líderes.  

“Más arte, menos balas”, se levantaba como una de las tantas consignas de esta primavera chilena, la cual nos ha permitido reencontrarnos con ciertas conductas que creíamos muertas. Una de ellas es el arte. Este ha venido a posicionarse como símbolo de lucha y resistencia frente a un gobierno carente de creatividad. Es por esto que es importante cuestionarnos qué rol jugarán los artistas dentro de este nuevo Chile que está construyendo. Y cuánto apoyo le brindaremos. Después de todo, el arte sí tiene pega: formar personas.

Ahí estoy yo, sentado en una butaca en primera fila, esperando con ansias deleitarme con este maravilloso y apasionante trabajo, pero que tristemente se estrenará a “teatro vacío”.

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