Por Javiera Luco

Durante enero de este iniciático 2020, junto a un grupo amantes de las legumbres y en especial del poroto, hemos dado inicio a una agrupación del mas alto rango.

¿Club de Polo? ¿Club del Vino? ¿Club Hípico? Naaaaaa. Hemos conformado un Club en torno a uno de los alimentos más importantes de la agricultura tradicional y la cocina nacional; nutritivo como pocos, delicioso, barato, aporta nitrógeno a la tierra y proteínas a sus “comientes”. Es el Poroto.

Postulamos que es el alimento base de nuestra identidad alimentaria; por algo dice el dicho “más chileno que los porotos”. 

Para la primera sesión nos trasladamos desde Valparaíso un grupo de poroteros hasta Santiago, a la casa de Marcelo Lankin, antropólogo, donde nos esperaba un nutrido grupo de especialistas en agronomía, cocina, ingeniería, pisicología, entre otros, todos atravesados por la misma pasión porotera.   

La primera sesión fue bajo un árbol, con una ensalada de porotos burro y cochayuyo y una “deep” de lentejas con pan recién hecho por el anfitrión.

Y así sin más surge el primer chiste:

“Iba caminando por la calle un poroto negro y un poroto tórtola;

El poroto tórtola le dice, al negro: - que feo eres, tan negro, eres horrible – 

Ante lo cual el tórtola responde: - tu eres pálido, fome, ni si quiera le poni color al caldo –

Entonces empezó la pelea, combo pa acá combo pa allá.

Cuando aparece el poroto coscorrón y dice – esta es la mía y se suma a la pelea pegando mil coscorrones –

Y llega el poroto burro que sin mas se pone a pegar patadas a todos.

Y cuando estaba la trifulca entre los porotos …

Llegan los porotos verdes …

Y se los llevan a todos presos”

Jajajajaja [risas]

Quién cuenta el chiste es Cecilia Baginsky profesora de la Universidad de Chile; Dr. Ing. Agrónomo y experta en la producción de legumbres y en la fijación de nitrógeno que las legumbres, en asociación con bacterias benéficas, otorgan a la tierra dónde son cultivadas.

Variedad de Pallares (Phaseolus lunatus) de la Región de la Araucanía

Foto Biodiversidad Alimentaria.

Pasaron tres horas de conversación, las ideas, refranes y análisis no paraban de suceder.

Juntos visualizamos como los porotos hoy en día nos traen a una nueva conciencia. Cultivar, preparar y comer porotos, nos pueden ayudar al cambio de paradigma que tanto requiere la humanidad para vivir en nuestro hogar, la tierra.

Son alimentos maravillosos, que propician vínculos entre los que los producen y comen. Nos evocan un viaje en el tiempo. Antes cuando desgranábamos en un ritual doméstico, “pelábamos”, y de ahí viene el dicho de “pelar” (hablar sobre personas no presentes). Los porotos nos conectan con lo emocional, con nuestra infancia, con el hogar.

Los porotos tienen todo que ver con nuestra identidad, con el desarrollo que nos pertenece. Por eso el poroto es político, incide en la justicia social y ambiental, en la descentralización y puede aportar al desarrollo de las economías colaborativas y locales. 

Lúcidos visualizamos como con los cultivos de porotos nuestro territorio es un “lugar” (con vínculos, dinámicas económicas, comunidades, intercambios), sin los porotos (con plantaciones de pinos o paltos, por ejemplo) el territorio se convierte en un “no lugar”.

Desde estas certezas vemos que podemos construir un poroto 2.0, que nos pertenezca y nos trascienda. En el cual nos reconozcamos y proyectemos. Sobre el cual construyamos un alimentación propia y poderosa como habitantes de este terruño al fin del mundo.

Sin lugar a duda “nos anotamos un poroto”.

Ya le contaré como continúa la historia de este club tan distinguido…

Variedades de porotos chilenos

Foto: INIA