Pablo Rebolledo Bañados

Ahora 15 de abril, me entran muchas memorias en la cabeza. Son recuerdos de recitales locales y masivos en los cuales todo era pasajero pero transcendente con el tiempo, pues disfrutaba de un trabajo el cual no solo me posiciona a mí como una parte de este mundo musical (periodista musical/ músico) sino que a muchas personas. No hay escenario sin los técnicos de iluminación, al igual que no habría sonido sin que todos los sonidistas estuviesen sacrificando su día para hacer sonar a las bandas. Como también no existiría público si es que no hubiera escritores o reporteros apasionados para contar como funcionó todo y como esto les trajo emociones.

Sí, todo lo que se nombra de un día a otro ha caído, por una medida de cuidado y de responsabilidad, pero también por el enemigo colectivo que todos los oficios han tenido que enfrentar a costa de maneras poco éticas – en la mayoría de los casos- y arriesgando vidas: el COVID 19.

Se acabaron los festivales masivos, las juntas en locales para conocer a bandas nuevas en la escena, y todas las posibilidades de reunión, pero ¿qué se ha hecho? Pues la vida musical no ha parado y de alguna manera se ha logrado consagrar alternativas que han sido ingeniosas y creativas como el streaming, tutoriales de canciones o como grabar estas, como también charlas para pasar la ansiedad. Si, uno crédulamente puede decir tal vez que ha sido la manera más democrática de hacer crecer a esta industria que en Chile siempre ha dejado más dudas y deudas más que otra cosa, pero igual pensemos de manera más macro: ¿todos tienen celulares con wi-fi o conexión para poder presenciarlos? Un Smartphone cuesta alrededor de unos 100 mil pesos chilenos ¿Acaso una entrada al recital de tu banda favorita ya costaba eso?

Nos siguen debiendo, seguimos exigiendo, y aun así independiente de la gran cantidad de ansiedades que se han calmado con la música y el arte, con los montones de mentes preocupadas que se han mantenido atentas y tranquilas con estas transmisiones, ¿seguiremos aceptando que nuestros trabajos sean tratados como un “hobby?

Son tiempos de cuarentena, en donde las libertades de exhibir se han reducido a la pantalla, pero que ha demostrado tener un efecto positivo, lo mínimo sería que si es que ganara el Apruebo en octubre, la Nueva Constitución que se elija nos dé un espacio para optar a un estilo de vida digno para todos los artistas y seguir alegrando vidas. Y con eso, crear más caminos y propuestas para que nadie quede fuera de esto.