Lito Celis: Pistas de identidad

22 Julio 2014

Reseña del disco HU Ma No de Lito Celis. Por Marisol García.

Corresponsal El... >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Invitado

Por Marisol García.

Aunque la música ha sido parte protagónica de la vida de Lito Celis desde su adolescencia, es importante comprender su trabajo actual como el de un cantautor adulto, que ha venido concentrando sus grabaciones y composiciones en torno a los treinta años de edad. El dato no es pura anécdota ni afán de infidencia. Sus canciones muestran una firmeza y una depuración que son las del creador que, por un lado, deja macerar las ideas hasta que éstas adquieran una consistencia interesante, y que, por otro,  desconfía de sus impulsos y elige ajustar armonías, voces y timbres como las piezas de una construcción compleja que necesita mantenerse en pie por un largo tiempo.

No es que las canciones de HU Ma No respondan a la placidez malentendida de una adultez acomodada, porque, de hecho, a veces en ellas el ritmo se acelera hasta la sacudida (como en “Volver al mar”, “Escapista” o la convulsionada e interesantísima “MENTIRAR”). Tampoco es que Celis pretenda compartirnos lecciones de una madurez de dilemas resueltos y dudas ya extintas (por fortuna). Los versos de canciones como “Paredón” o “Hay gente” son los de un hombre que busca pistas de identidad dentro y fuera de sí mismo, y que acude a los elementos de la Naturaleza o a la comunicación con otros como vías de claridad para sus íntimas tribulaciones. En este último título se aparecen las voces de amigos de Lito, como parte constitutiva de un tema esencialmente colectivista, que debía, por justicia, ser cantado por muchos.

“Me quedaría en tu boca para siempre” es una composición clave del disco, que con razón está ubicada justo al centro de éste. El título ya es bastante elocuente, pero el recitado del artista visual Mario Soro —en una jam poética sensual e iconoclasta— hace deambular al auditor por un paisaje reconocible por cualquier chileno, entre Valparaíso y los juegos de apariencias, entre ansias eróticas y desvíos de la memoria. El vaivén es representativo de un conjunto de canciones también cadencioso e incisivo, más inquietante que distractor, que en títulos como “En los mapas” (un ensayo de huayno guiado por charango y retrato social) resulta especialmente hermoso.

Celis dice que parte de la firmeza de HU Ma No puede explicarse por su decisión de hacer «un disco-obra», más que una colección de melodías sueltas sin concepto entre sí. Es innegable notar entre ellas una definición distintiva, sea por su sonido, por su disposición a la colaboración con otros, por sus versos inteligentes o incluso por su factura, pues parte del disco fue grabado dentro de la ex Cárcel de Valparaíso (actual PCdeV), a donde Lito llegó en enero de 2013 dispuesto a montar su estudio de grabación, y en cuyo interior trabajó de modo intermitente por casi un año, abierto a las frecuencias del pasado de desolación e íntima reflexión aún inscrito en esos muros. Pero acaso haya algo que trascienda esos elementos, y sea la inquietud que cruza las diez canciones del tercer disco de un porteño adulto que cree necesario seguir preguntándose sobre asuntos tan básicos como aquello que nos une en lo esencial: eso que ha dado en llamarse la naturaleza humana. Se obtienen pistas interesantes sobre el carácter de Lito Celis como cantautor al pasar por estas nuevas canciones, pero, sobre todo, se abren revelaciones amplias sobre nuestra condición, y nuestros pulsos, nuestras capacidades y temores. En su música laten vidas y búsquedas que son las de muchos, y en las que, por eso, resulta inevitable reconocerse.