A Víctor in memoriam: Fallece dueño de la recordada librería Ivens de Valparaíso

A Víctor in memoriam: Fallece dueño de la recordada librería Ivens de Valparaíso

15 Junio 2020

Despedir a Víctor Bustamante es reconocer en él, a un amigo, a una persona que hizo cultura, le dio densidad a esta ciudad multifacética que es Valparaíso.

Marcelo Beltrand >
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Marcelo Beltrand Opazo

Lo conocí hace 16 años, al entrar a la librería Ivens. Recuerdo la primera impresión, la sonrisa y la disposición a saber qué necesitaba, inquieto, se movía de un extremo a otro mientras hablaba, sobre un libro, una dirección o simplemente sobre el día. Fue lo primero. Lo segundo, y lo que nos acercó por estos dieciséis años, fueron los libros. Cada visita a la librería era un recorrido por los pliegues de la ciudad, de los libros y de la vida de Víctor. No podía pasar por fuera de la librería y no pasar a saludarlo, casi como ritual, como parte de las cosas que Valparaíso obligaba.

Los libros y las librerías tienen eso, de acercar a las personas que aman la lectura. Los libros son como puentes o barcos de amistad que acercan a las personas. Las librerías, son como puertos de llegada y de partida. Y Víctor era como el capitán de ese puerto en el puerto de Valparaíso, fue eso. Un puerto, un puente que él construía día a día. Y lo extraordinario de recordar esto, hoy, es que la librería Ivens se convirtió, gracias a Víctor, en todo eso, en una isla y en un oasis donde la cultura tenía un espacio. Porque una librería no es solo el comercio de los libros, la tienda de libro, no, es el lugar por excelencia donde la cultura se reúne, así debiera ser, así lo hacía la librería Ivens. El subterráneo de la librería fue el epicentro de discusiones literarias, por ahí pasaron muchos escritores conocidos y otros no conocidos de nuestro mundo literario regional; ahí se organizó, varias veces, la SECH; ahí se conversó de la vida y de todo lo que esta da y quita; ahí, en el subsuelo de la librería Ivens, se hizo cultura, se conspiró.

Hoy, despedir a un amigo, despedir a Víctor Bustamante es ver que la memoria de una ciudad también se pierde. Se aleja en el tiempo y la vemos cómo se va sin poder asirla. Y eso, es triste, constatar que los amigos se van, y palpar la falta de ellos.

No es fácil esa certeza de la pérdida de la memoria, memoria que debiera ser patrimonio. Hace mucho fue la librería Orellana (de la que nació Mar de Libros); tiempo después baja sus cortinas la librería Andrés Bellos que también estaba en la calle Esmeralda; después cerró el café Riquét; y más tarde, la librería Ivens, que porfiada se trata de adaptar y se instala en la subida Almirante Montt, pero el daño ya estaba hecho, finalmente cerró sus puertas, dejando así un vacío cultural en Valparaíso.

La cultura de una ciudad la hacen las personas que la habitan, y estas cuando actúan y hacen. La cultura de una ciudad, como Valparaíso, también es el reconocimiento de esas personas. Pero cuando dejamos que estas se vayan como si nada, como si la vida sin ellos puede ser la misma, creo, que nos empobrecemos como sociedad y como personas.

Despedir a Víctor Bustamante es reconocer en él, a un amigo, a una persona que hizo cultura, le dio densidad a esta ciudad multifacética que es Valparaíso.

Despedir a Víctor hoy, es un acto de memoria, de reconocimiento y de cariño.