"Somos un país rico en agua pero muy pobre en infraestructura hídrica para almacenarla"

"Somos un país rico en agua pero muy pobre en infraestructura hídrica para almacenarla"

06 Julio 2017

El 84% del agua de los ríos de Chile corre hacia el mar sin ser aprovechada, lo que se suma al cambio climático que ha disminuido las lluvias en un 15% durante los últimos 50 años.

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En los últimos diez años Chile ha enfrentado un período de sequía que ha dejado sobre un 70% del territorio nacional con carencia de agua en 10 regiones, según informa Conaf. No obstante, desde este año por primera vez se está revirtiendo esa tendencia negativa.

“Estamos dejando atrás la sequía de los últimos diez años, estamos en un período de bonanza por lo que debemos almacenar la mayor cantidad de agua posible, sin embargo, con la infraestructura hídrica que tenemos actualmente, no nos alcanza”, dice tajante Felipe Martin, gerente general de la consultora especializada en recursos hídricos y energía, Más Recursos Naturales.

El experto agrega que “en Chile, a pesar de las lluvias, somos un país rico en agua, pero pobre en infraestructura hídrica para almacenarla. Tenemos un retraso tecnológico equivalente a 50 años respecto de países desarrollados, lo que provoca que el 84% del agua a nivel nacional corra por los ríos sin ser acumulada, vertiéndose al mar sin uso”.

Pero la falta de agua también se explica por un factor medioambiental relacionado al cambio climático, el que ha elevado la temperatura y ha generado menos eventos de lluvia en el año. “Las estadísticas revelan que hay un 15% menos de precipitaciones en los últimos 50 años en algunas regiones, por lo que la tendencia, independiente a esta temporada 2017, es a la baja y el país no está preparado para esto”, detalla Martin.

La cordillera de Los Andes también juega un rol clave. Primero, porque la isoterma ha elevado la altura donde cae nieve, provocando que haya menos acumulación de ésta incluso en años lluviosos y, segundo, porque los deshielos están siendo cada vez más rápidos, modificando la distribución de caudales en los ríos sobre todo en meses de altas temperaturas.

¿Qué necesitamos para mejorar?

El Gobierno cuenta con el Plan de Pequeños Embalses, que ha habilitado 14 de ellos y se proyecta que asciendan a 27 a fines del periodo. También hay un Plan de Grandes Embalses, que considera la construcción de Valle Hermoso en Coquimbo, el inicio de la ejecución de Chironta en Arica y Parinacota y de Punilla en Biobío. Además, en el segundo semestre, se licitarán los embalses de Murallas Viejas en Coquimbo y Catemu y Las Palmas en Valparaíso.

Martin, quien también es vicepresidente de la Asociación Chilena de Riego y Drenaje (AGRYD), valora los avances, aunque advierte que “la mayoría de los pequeños embalses fueron construidos antes de los años 70 y que su construcción es lenta, de alrededor de 20 años”. Agrega que debiera existir una política de estado de largo plazo, con colaboración público-privada que se encargue de acelerar la construcción de embalses y fomentar obras como por ejemplo grandes canales, sistemas de infiltración de agua a los acuíferos subterráneos, proyectos de trasvase de aguas y sistemas de telemetría y telecontrol mediante concesiones.