Cumbre del Cambio Climático: Un “presente griego” para Chile

Cumbre del Cambio Climático: Un “presente griego” para Chile

16 Diciembre 2018

El país asume la COP 25 justo cuando el informe de Katowice apenas sostiene en forma incipiente al Acuerdo de París para que se cumpla al 2020, tal y como lo previeron sus organizadores.

Fernando Rivas ... >
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Por Fernando Rivas Inostroza

Katowice (Polonia). - Chile logró el viernes un éxito internacional pocas veces visto dentro de la historia de su diplomacia internacional, durante la actual cumbre del Cambio Climático, que se ha desarrollado en esta ciudad, al conseguir la sede principal de la COP 25 para Santiago a fines del próximo año. Sin embargo, tal conquista, gracias al esfuerzo y a las negociaciones de la ministra Carolina Schmidt, bien pudiera convertirse  en un verdadero presente griego para nuestro país y el Gobierno del Presidente Sebastián Piñera, dadas las características con que terminó justamente la cita actual y que para algunos simplemente ha consistido en una suerte de fracaso velado o en una incipiente red de directrices de respaldo, bajo el nombre de “Paquete del Clima de Katowice”.

Ella se extendió más allá del viernes agotadoramente hasta la noche del sábado sin que  se lograra proyectar solidez en términos técnicos o medidas efectivas, respecto de los acuerdos tomados en París en el 2015.

El Acuerdo de París, efectivamente, ha quedado aún en el aire, luego de que no se ratificara plena y decididamente el compromiso económico de importantes potencias mundiales para el apoyo de los países vulnerables que sufren con mayor rigor el cambio climático, sino que tan sólo compromisos por ahora iniciales. Asimismo, si bien se extendió  un reconocimiento pleno del informe científico de la ONU, respecto de la inminencia creciente de los efectos del cambio climático provocado por el Hombre, de acuerdo con un estudio enunciado en octubre y respaldado por la mayoría de la comunidad científica internacional, todavía no sirve de base para acciones concretas. Y por último, en este sentido, tampoco fue enfático el respaldo para declarar una mayor ambición en la lucha contra el calentamiento global, toda vez que ya se ha cumplido con el aumento de un grado Celsius de temperatura en la atmósfera por sobre la del inicio deas la era industrial y se teme que podría llegar a los 3 grados en 2030 de no ser aplicadas de inmediato el conjunto de directrices concordadas. Ciertamente, se requerirá pasar del papel a la realidad la solidaridad entre las naciones; hacer efectivo el Fondo Verde del Clima y el desembolso de los millones de dólares comprometidos.

Está incipiente concordancia, que algunos han señalado como una nueva era para el clima mundial, ha revelado que la voluntad de los países sigue polarizada entre algunos que defienden su posición privilegiada en la economía actual cómo Estados Unidos, Rusia y Arabia Saudita, con la de otros que están padeciendo las consecuencias del calentamiento global y que carecen de recursos para enfrentar fenómenos como marejadas, incendios forestales, huracanes, sequías, lluvias intensas y, ahora último, enfermedades infecciosas, producto de los caracteres extremos que han adquirido tanto el frío como el calor. Se ha llegado a decir, en esta COP, que “el lujo de algunos pocos no puede ser sustentado por el sufrimiento de muchos”, haciendo alusión a las diferencias ostensibles en las condiciones que tienen unos y otros países para enfrentar la actual crisis planetaria.

De allí que la distinción que se ha hecho a Chile y que ha sido celebrada entusiastamente por personeros y adherentes al Gobierno puede ser, en verdad, una tarea muy difícil de llevar adelante, dadas las diferencias y la envergadura de los países que aún se oponen a modificar las condiciones del crecimiento económico y el desarrollo humano actuales.

La diplomacia chilena debe estar pensando en este momento en cómo ocupar precisamente el próximo año para favorecer el acercamiento de posiciones y amalgamar los acuerdos, con tal de superar los tres grandes temas que cruzaron la COP y que la obstruyeron decisivamente hasta último momento. El camino hacia un desarrollo sustentable con la consecuente contención del calentamiento global dependerá del pavimento que facilite nuestro país.

En esta línea, Chile se verá obligado a convertirse en un actor protagónico a nivel mundial con el fin de preservar las condiciones del planeta y aportar decisivamente en la búsqueda de las condiciones para el convencimiento universal necesario. De ningún modo, podrá restringirse solamente a organizar la próxima COP 25, que tiene un costo aproximado a los 100 millones de dólares, sino que deberá jugarse a fondo, porque el acuerdo de París tenga no sólo viabilidad sino que también concreciones. De otro modo, el gobierno de Sebastián Piñera pudiera convertirse efectivamente en el sepulturero u otro retardatario de las aspiraciones de  este gran acuerdo internacional, al no hacer posible la ambición requerida.

En ese sentido, nuestro país ha abogado por un honor que lo puede relevar internacionalmente de modo histórico o convertirse en la expresión de un verdadero y anunciado fracaso internacional si no es posible que el acuerdo de París se materialice al 2020, tal y como lo previeron sus organizadores.

La palabra la tiene ahora el tiempo, en dónde cada minuto cuenta dentro de un conteo que es precisamente regresivo. Ciertamente es hora de celebrar y de abrazarse, pero una vez que pase esta emoción, sin duda llegará la hora de un intenso trabajo que significará no sólo preparar a Santiago y el país, sino que cruzar continentes y océanos convocando acciones y no sólo voluntades.


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