[OPINIÓN] Valparaíso en la dirección opuesta

[OPINIÓN] Valparaíso en la dirección opuesta

18 Julio 2019

Es verdad que la ciudad enfrenta un contexto difícil, pero todavía hay espacio para recuperar el protagonismo perdido en los últimos años.

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Por: Ignacio Aravena
Fundación P!ensa

Diversas potencias mundiales tienen a sus ciudades puerto como uno de los ejes principales para su desarrollo, fortaleciendo el crecimiento y desarrollo a través de ellos. Lamentablemente, Valparaíso ha ido perdiendo paulatinamente ese valor a nivel país, sosteniéndose en la agenda nacional por su contencioso presente más que por su desarrollo actual.

Cabe entonces preguntarse, ¿cuáles son las variables que están frenando el potencial de una ciudad bien conectada y llena de recursos? La desconexión entre el gobierno y la municipalidad para materializar proyectos emblemáticos, junto con la poca disposición a negociar de ambos, juegan un papel relevante en el estancamiento de la ciudad en los últimos años, explicando en gran parte la baja competitividad y el poco atractivo frente a otras de la región.

La desconexión entre diversos niveles administrativos es evidente. Cuando se anunció el término anticipado de contrato entre TCVAL y EPV, el gobierno y la municipalidad se repartían culpas bajo una extensa lucha entre el aumento de capacidad portuaria versus la calidad y el impacto negativo del proyecto. De igual manera, la discusión por el horario de la última cuenta pública y la solicitud al gobierno por el pago -sobre mil millones- por daños asociados a ella, son signos de la evidente falta de comunicación entre ambos. Aquello ha sido relevante puesto que el disenso respecto del desarrollo local ha puesto en jaque la inversión local y el desarrollo de infraestructura a gran escala.

Sumado a lo anterior, la baja disposición a la negociación de la administración comunal ha impactado en el desarrollo y crecimiento de Valparaíso.  Ello se ha visto reflejado en como diversas empresas han optado por dejar de hacer negocios en la comuna, incluso dejando sin efecto contratos debido al clima de constantes disputas a proyectos de envergadura. Las contiendas contra diversos permisos de edificación y la pugna sobre la resolución de calificación ambiental del T2, son una muestra de aquello. Esto ha impactado negativamente en el desarrollo de la ciudad, lo cual no sólo se aprecia en su patrón de crecimiento, sino que también en indicadores como el índice de calidad de vida urbana (ICVU), donde Valparaíso exhibió el peor ambiente para negocios de las comunas analizadas en la región.

Los puntos anteriores han exacerbado la condición actual de Valparaíso, disminuyendo su atractivo y competitividad para potenciar su desarrollo urbano. Esto permite explicar por qué la actividad de carga portuaria y cruceros ha disminuido, mientras que en San Antonio crece; además, también ayuda a entender el bajo repunte de actividades turísticas y de comercio, como también porqué el ICVU muestra a Valparaíso con bajos índices de condiciones laborales y de vivienda y entorno (junto al mal ambiente para negocios). Diversos autores -como Edward Glaeser, autor de “El triunfo de las ciudades”- han probado que ciudades atractivas atraen negocios e innovación, generando crecimiento y beneficios para sus comunidades, algo que se ha visto poco en Valparaíso.

Es verdad que la ciudad enfrenta un contexto difícil, pero todavía hay espacio para recuperar el protagonismo perdido en los últimos años. Para ello, es importante recalcar que esta situación no es nueva en la historia de las ciudades puerto, donde grandes colosos como Nueva York ya han enfrentado declives urbanos en más de una situación. NYC ha debido reinventarse más de una vez -manteniendo su herencia costera- abriéndose a otros polos de desarrollo como las finanzas, la publicidad, y el turismo, entre otros, sin dejar de ser la principal recalada de la costa este del país. Ello ha sido posible gracias a dos factores fundamentales: la inversión en infraestructura y la existencia de procesos políticos robustos que fomentan el consenso y la participación. Diversos grupos políticos han podido llegar a acuerdos, a pesar de sus diferencias, debido a procesos integrados a diversos niveles gubernamentales y a la participación de la ciudadanía y universidades locales, entre otros; lo cual ha sido en las etapas previas y no posteriores de los proyectos de gran escala. Esto es relevante ya que la región cuenta con cuatro de las quince mejores universidades del país. Todavía hay tiempo, pero es necesario que cambiemos de dirección y se empiece a trabajar mancomunadamente por Valparaíso.

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