Confusión de alto riesgo público

Confusión de alto riesgo público

21 Abril 2020

El Estado debe -en este proceso- asumir una postura hacia el fomento de los medios locales para el logro de la difusión de políticas públicas en momentos de crisis. 

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Por Angélica Pacheco Díaz

Periodista, Doctora en Comunicación Cultural e Identidad y Magíster en Ciencias Políticas Integradas.
Académica Escuela de Comunicaciones UVM

Los gobiernos tienen la responsabilidad de generar contenidos de información pública además de la legítima promoción para obtener apoyo popular. Sin embargo, resulta necesario enfatizar que la comunicación pública gubernamental no es igual a marketing político a secas. Tienen objetivos distintos.

En una crisis de salud como la que vivimos, la calidad en los contenidos con información, datos, hechos, descripción del estado-situación, es clave para la confianza pública. Cuando no existe claridad de la distinción entre ambas líneas se crea confusión y por cierto profundiza la incertidumbre junto con los miedos. Más aún cuando el discurso proviene del Ejecutivo.

La narrativa discursiva del Ecuador ha sido instalada como una guerra contra el virus, un enemigo interno que no se ve, sólo al que se debe temer. Estados Unidos y otros países más están desarrollando la misma estrategia. El conductismo funciona en la posmodernidad -como plantea el filósofo Byung Chul Han- y la pregunta es si estamos retornando a una sociedad disciplinaria, que se somete al control para salvar la vida.

Si existe un cambio de estrategia para la fase actual del manejo de la crisis COVID en Chile puede generar más incertidumbre y ansiedad en los territorios. 

Considerando que se requieren argumentaciones racionales desde la comunicación pública para enfrentar las emociones básicas de sobrevivencia de vida, vida social y económica, vida al fin, la señal de retorno gradual a la normalidad no ha logrado encontrar acuerdos en una sociedad que desconfía del discurso público.

La implicancia de la difusión de la información pública es de tal envergadura, que debe sostenidamente generar contenidos de calidad, comprensibles para lograr credibilidad. Bajar mensajes con claridad es una responsabilidad de Estado considerando que sus efectos impactan directamente en los comportamientos culturales y sociales.

Dos días de apertura del mall en la ciudad de Quilpué da cuenta de esta confusión. Se abre sin apoyo de las autoridades locales; las filas de personas esperando ingresar a los locales aparecen a escala nacional en medios televisivos, especialmente, matinales y finalmente la decisión se modifica y se cierra por parte de los privados. 

Se requieren acuerdos y diálogo para poder construir puentes para enfrentar al COVID junto con sus efectos económicos y sociales, los errores políticos a escala comunicacional no permiten avanzar en momentos cruciales para la seguridad (salud mental, economía, familiar) de la población. Afecta directamente en la participación de una cultura de la colaboración y corresponsabilidad de la sociedad civil.

La comunicación gubernamental requiere un enfoque en la información pública con urgencia para lograr disminuir brechas de incertidumbre en un marco de infoxicación, fake news y comunicación digital y globalizada. El Estado debe -en este proceso- asumir una postura hacia el fomento de los medios locales para el logro de la difusión de políticas públicas en momentos de crisis. Que esta inflexión permita menos personalismos y más contenidos de información pública para el rescate de la escasa confianza. ¿Apostamos a una sociedad más solidaria o individualista? 

Foto: Huawei / Agencia Uno

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