[OPINIÓN] Las falacias de la relicitación de la ruta 68

[OPINIÓN] Las falacias de la relicitación de la ruta 68

27 Septiembre 2019
Patricio Rozas >
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Por Patricio Rozas y Miguel Saavedra

La nueva postergación de los proyectos de mejoras a la accesibilidad de las ciudades del Gran Valparaíso a la ruta 68 dejó en evidencia varios aspectos que han marcado la deficiente gestión de la actual administración de Sebastián Piñera en materia de infraestructura en la Región. 

Al igual que con los casos recientes del retiro de China Railway del proyecto del tren rápido Valparaíso–Santiago y de la renuncia de EPV a construir el muelle para los cruceros, se refuerza la sensación de abandono por parte del gobierno central, su escasa disposición y capacidad para encontrar soluciones que hagan posible mejorar la dotación de infraestructura física y aumentar la competitividad territorial de la Región y de sus ciudades principales. A esto se suma el nulo aporte y preocupación de las actuales autoridades regionales y locales por estos temas, de toda relevancia para el desarrollo y la reactivación económica de la Región.

La pronta respuesta dada por el subsecretario de Obras Públicas a las críticas que surgieron apenas conocidas las características de la relicitación de la ruta 68 —que excluyen explícitamente las obras de mejora de accesibilidad a la ruta 68 en Valparaíso, Viña del Mar, Concón y Quilpué— constituye un nuevo volador de luces y muestra la desorientación que el gobierno de Piñera no logra subsanar.

En lo esencial, la respuesta del subsecretario Palacios contradice la política de electromovilidad y el anuncio de una fuerte inversión en el modo ferrocarril, en tanto echa una nueva palada de tierra al proyecto de tren rápido a Santiago al disminuir su rentabilidad posible por la vía de facilitar el incremento del flujo automotor en carretera.

El gobierno desconoció lo avanzado en años anteriores, tanto en materia de la construcción de una propuesta de movilidad trabajada en la región por diversos actores públicos y privados, como de su financiamiento. A través de un proceso de planificación bottom-up se generó una propuesta con alto nivel de validación y con mayor equilibrio territorial, que daba prioridad a las 8 mejoras urgentes relacionadas con la actual concesión de la ruta 68 y que ponía como eje central el fortalecimiento del MERVAL.

El financiamiento de estas mejoras en la Ruta 68, pensadas en necesidades urgentes del corto plazo, sería responsabilidad de la actual concesionaria dadas las características de flexibilidad del contrato de concesión vigente. En virtud de esta flexibilidad y dado que la concesionaria obtendría el retorno de su inversión 18 meses antes de expirar la concesión, se había acordado mantener el plazo original de la concesión a cambio de la ejecución de las mejoras requeridas. 

La actual administración decidió, sin embargo, desechar tal ejecución, sin contar a la fecha con un plan claro de cómo abordarlas. Tampoco fue su opción —al menos no ha habido señales que hagan pensar lo contrario— recuperar la ruta 68 antes del plazo original de la concesión, ya obtenido el retorno de la inversión acordado. Es más, en otra controversial y errónea decisión, el MOP decidió volver al modelo de concesiones a plazo fijo, lo que derivará en la imposibilidad de regular la obtención de ganancias extraordinarias por el concesionario y en aumentar las renegociaciones de los contratos en condiciones desventajosas para el Estado. 

A la improvisación hasta ahora demostrada, se agrega un centralismo asfixiante en la toma de decisiones, un nulo diálogo con los actores regionales y grandilocuentes anuncios sin sustento, renunciando el gobierno a realizar obras concretas dentro de su período.

Dicho centralismo queda en evidencia en el fuerte centralismo que impregna el diseño de la relicitación de la ruta 68 en cuanto a obras consideradas, principalmente en la región metropolitana, dejando fuera del alcance las áreas urbanas de la Región de Valparaíso las mejoras de accesibilidad y de seguridad vial demandadas. Ello implica no reconocer que los habitantes de nuestra Región tienen igualdad de derechos respecto de quienes viven en Santiago.

La propuesta de integrar estas mejoras de accesibilidad a la construcción de una ruta periférica al Gran Valparaíso es solo salir del paso ante las críticas y el malestar que produjo esta nueva agresión a Valparaíso. Este proyecto no ha sido incorporado siquiera al banco integrado de proyectos del sistema nacional de inversiones, no ha sido evaluado por el MDS y no tiene financiamiento. Es solo una idea etérea de los regentes del MOP, cuyo horizonte de ejecución se ve más allá del horizonte.

Foto: Huawei / Agencia Uno