Sobre mi cadáver

Sobre mi cadáver

25 Mayo 2020

Hoy Chile palpa, como nunca, los límites del modelo chileno. Pero ¿de qué sirve sin un modelo alternativo viable, construido democráticamente y legitimado en la voluntad popular? Imagine usted la respuesta.

Eduardo Muñoz >
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Por Eduardo Muñoz

La ex Presidenta Michelle Bachelet debió responder por enésima vez a la eventualidad de una tercera candidatura, y lo hizo “en buen chileno”: “Sobre mi cadáver”, sentenció. Aunque pueda centrarse la atención sobre este descarte, creo que lo más relevante es el motivo – político – que la mandataria internacional esgrimió para su tajante negativa. “La democracia exige nuevas caras” señaló, e incluso afirmó que “No puede ser que porque no haya nadie más”. Esas palabras quedaron reverberando. Un eco que me acompaña y persigue como un pepe grillo, pues lo que dice la ex mandataria es cierto: “eso no le hace bien a la democracia".

Lo segundo que me llama la atención de sus palabras es la crítica subyacente a los grupos de oposición, sobre todo, en la izquierda y el progresismo. Debemos – con justicia – sentirnos interpelados, tanto como ciudadanos(as), como en calidad de grupos. ¿Cómo es posible que - cómo sociedad – seamos incapaces de producir ciudadanos y ciudadanas capaces de liderar procesos políticos con legitimidad? ¿Cómo es posible, como grupos políticos – que no haya capacidad de articular y construir proyectos políticos viables y convocantes? Estas legítimas preguntas conllevan decisiones para poder ser respondidas. 

Podemos, por buenos motivos, echarle la culpa al empedrado. La lista de limitaciones e imperfecciones de nuestro sistema político en permanente camino hacia la democracia plena puede ser tan larga como quien la enuncie. Que la participación, que la concentración del poder, que la concentración de los medios, que la crisis, que la calidad de los políticos, que ellos no son los de antes, que los de ahora no son los de antes y un “suma y sigue” – al parecer eterno – de obstáculos para lograr el tan necesario proyecto colectivo que nos permita unir fuerzas para superar el neoliberalismo.

Hay otra decisión posible. Esta significa tomar la lista anterior y asumirla como condiciones de la acción y no como barreras infranqueables. La única barrera infranqueable es bloquear la voluntad de actuar. Aquí, hay otra lista posible y larga de motivos que se pueden palpar en el ambiente, el problema es que no son buenos y, por lo mismo, son los motivos que se escuchan en pasillos, bares y reuniones chicas. Son en general preocupaciones legítimas, pero que son subalternas al propósito de asegurar una vida digna a las y los chilenos, a construir un proyecto que nos saque del neoliberalismo y nos enrute hacia un modelo solidario, democrático y de bienestar en nuestra patria. Las aspiraciones de liderazgo, el cálculo electoral, las diferencias de imágenes distópicas, o la perfección de las aspiraciones individuales, no pueden ocupar un escalón tan alto en la jerarquía de intereses, al punto de bloquear la posibilidad de - siquiera optar por - un proyecto colectivo y mayoritario de superación del neoliberalismo.

Hoy Chile palpa, como nunca, los límites del modelo chileno. Pero ¿de qué sirve sin un modelo alternativo viable, construido democráticamente y legitimado en la voluntad popular? Imagine usted la respuesta.

Es ahora cuando se puede palpar, desde la calle y el territorio, el rostro más doloroso y afligido de quienes son abusados por la falta de solidaridad y exceso de confianza en el mero crecimiento; es ahora cuando las clases medias y vulnerables comprenden que individualmente no basta, que o nos cuidamos entre todes o la sociedad se vuelve invivible; que la democracia más que de elecciones, se trata de respeto, de comunidad, de poder distribuido hacia los y las ciudadanas y los territorios. Es ahora el momento de construir un Chile Solidario, integrado, sustentable y desarrollado.

Debemos vivir en la esperanza y voluntad social y política de que este camino es posible, amplio y mayoritario, si no – y valga la expresión - pasará la historia por sobre nuestro cadáver.


Foto: Huawei / Agencia Uno