Buenas conversaciones, buenos futuros
Ahora nos toca a los trabajadores
Ahora nos toca a los trabajadores
Cuando los trabajadores del sector público negocian, parece que lo hacen en un país en el cual no ha habido siete meses en que los estudiantes han estado a la vanguardia de lo que siente desde hace muchos años la mayoría de Chile. Por Jorge Bustos
Jorge Bustos >
authenticated userAl ver como se suceden las mismas prácticas de tira y afloja, de reuniones
secretas, de acuerdos bajo cuerda, para lograr un par de pesos más y un bono
tapa boca, se entiende que la crisis que denuncian los estudiantes respecto del
sistema político, sus instituciones y estrategias, también tienen su expresión
en el mundo de los trabajadores y sus organizaciones.
Año a año se ha repetido la misma práctica cuando los trabajadores del Estado
deben negociar sus aumentos y condiciones. El gobierno ofrece un monto, las
organizaciones dicen otro. Se negocia, se discute, se sube y se baja y al
final, las manos tomadas después de las marchas en que se tocan pitos y
cornetas se lanza challa y papel picado. Más tarde, vuelve todo a la inercia
habitual, hasta el otro año, con los mismos personajes oscuros negociando por
los trabajadores sin tener ningún derecho, ni representatividad.
Los trabajadores tenemos la obligación de subir la puntería y disponer a
nuestras organizaciones para luchas de mayor envergadura, que construya
orgánica y poder para construir una Patria digna. No se puede pensar que vamos
a seguir viendo el mismo espectáculo cada año, hasta el fin de los tiempos.
Cuando se habla de cambios estructurales, éstos también incluyen las
estructuras del pensamiento de muchos dirigentes sociales, gremiales y
sindicales que se han anquilosado, hasta llegar a acostumbrarse a un modo de
vida que no tiene que ver con la vida de nosotros los trabajadores. Los
trabajadores de verdad viven con bajos sueldos, horarios eternos, malos tratos,
precariedad en sus contratos, deudas infinitas, y un futuro que es cada vez
menos cierto. Y quienes se dicen representarnos, venden hasta el fuero sindical
Los dirigentes que hasta ahora no han sido capaces y/o no han querido encabezar
un proceso de cambios del modo en que sí lo han hecho los estudiantes, deberían
dar un paso a un lado. Y permitir que otras generaciones, homologables a los
que ahora dirigen el movimiento estudiantil, asuman las responsabilidades que
ellos no pudieron o no quisieron asumir.
Los sindicatos, asociaciones, federaciones, confederaciones y centrales deben
asumir que quedaron a mucha distancia de lo que hoy se requiere. Personajes
oscuros, dirigentes mediocres, parlanchines y autócratas, deben dar paso a
nuevas generaciones.
No se puede exigir cambios de fondo desde organizaciones que administran sus
crisis todos los días, que no se han democratizado y que mantienen sus mismos
dirigentes por demasiado tiempo.
Hace falta comenzar un proceso de democratización del movimiento sindical y
social, para ponerlo a la altura de las circunstancias.
El que viene será un año complejo. La economía mundial sufre los vaivenes de un
modelo asentado en la especulación, el uso indiscriminado de los recursos
naturales de nuestros países y la precarización de los empleos. El sistema ya
busca fórmulas que nuevamente permita que los trabajadores y nuestras familias
paguen los costos de la farra.
De no tener organizaciones fuertes, legítimas democráticas y dispuestas a
dirigir estas peleas mayores, nuevamente seremos los mismos de siempre los que
nos llevemos el costo de la crisis.
No se necesitan grandes congresos o asambleas para que los dirigentes honestos
que existen, tomen la batuta y por la vía de los hechos reemplacemos a los que
han quedado atrapados en su incapacidad, se debe entender que no son capaces de
más, de lo que ya hicieron o dejaron de hacer.
Ya no más, solo mirar por la ventana la marcha triunfal de los estudiantes.
Compartamos con ellos los sueños de un país distinto, pero también asumamos los
costos y sacrificios que esa lucha significa, bien se lo merecen los pobres de
siempre, los humillados, los traicionados, nosotros el pueblo.
Jorge Bustos
Presidente
Congemar