Discapacidad en época de elecciones

Discapacidad en época de elecciones

30 Abril 2013

A pocos días de realizarse las primarias de discapacidad aun nada (grillos), tanto en el sector de derecha-conservador, como en el de centro izquierda.

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Por Alejandro Hernández es Presidente y Director Ejecutivo de la Fundación Nacional de Discapacitados. Consultor Internacional en Discapacidad. www.fnd.cl

Recuerdo una anécdota en el contexto del último periodo eleccionario vivido en Chile, cuando me llamaron de un sector político, señalando que su candidato a la presidencia (me reservo el nombre) deseaba interiorizarse de la situación social de las personas con discapacidad en el país. “Por supuesto –dije-, dígame que día desea reunirse conmigo”. A lo cual la jefa de su comando respondió: “Él es un hombre muy ocupado, está con muy poco tiempo”. Entonces contesté: “Mi tempo es tan valioso como el de él”.

Finalmente el candidato nunca tuvo la apertura de educarse en discapacidad, menos aún generar dentro de sí mismo, la empatía y habilidades blandas, comunicacionales, que le hubieran servido no solo para abordar y aplicar de forma certera en el terreno de la discapacidad, sino también para elegir de mejor manera a sus ministros, interactuar más abierta y directamente con estudiantes, mujeres, trabajadores, dirigentes sociales, personas con discapacidad y sus familias. Podrán adivinar cuál era el candidato.

Hoy vivimos nuevamente época de elecciones, entrando en términos futbolísticos, al “segundo tiempo del partido”. A pocos días de realizarse las primarias en el sector de la concertación, donde las ofertas de “bonos marzo” (cual crédito financiero) y promesas de educación gratuita y cambio de constitución, suenan como canticos de barra, que prometen un país mejor para todos. De discapacidad aun nada (grillos), tanto en el sector de derecha-conservador, como en el de centro izquierda.

El grado de desarrollo de una propuesta política se mide en la forma que integra debidamente a las  personas con discapacidad y sus familias. En este sentido, como educador, consultor y presidente de una ONG que marca tendencia en discapacidad, me ha sorprendido –y en esto no tengo reparos en destacar como ejemplo a seguir- la conciencia y empatía del candidato joven. Me refiero a Marco Enríquez-Ominami, quien a su vez, es familiar de una persona con discapacidad.

Y lo destaco en forma especial, más allá de toda postura política. Su apertura, le ha permitido estudiar la problemática de la discapacidad y proponer desde su plataforma informativa, cambios sustanciales para el sector de más de 2,5 millones de ciudadanos con necesidades especiales que viven en el país. Sugiero ver sus propuestas en el sitio web de su coalición, sector Salud y Calidad de Vida.

En otro lado de la noticia, Trending Topic en twitter resultó la actuación de un precandidato. Esta vez, no precisamente por su aporte en discapacidad, sino por utilizar un estacionamiento exclusivo para personas con movilidad reducida. Sucedió en el contexto de la visita que realizó Laurence Golborne a Copiapó, donde sostuvo una reunión con el Alcalde de la ciudad. El precandidato y este anti ejemplo, causaron el inmediato rechazo en las redes sociales. Luego, el mismo pediría disculpas vía Twitter.

Mientras esto ocurría en Copiapó y Twitter, el 21 de Marzo recién pasado –día del Síndrome de Down- tuve la oportunidad de coincidir con Enríquez-Ominami en una marcha realizada en la Alameda, principal arteria de Santiago. Sostuvimos una pancarta, con parlamentarios, familiares y niños de la Agrupación Down Arcoíris de Maipú, en dirección al palacio de gobierno chileno, pidiendo más conciencia de la administración del Estado para con las personas con discapacidad.

El compromiso de un candidato, reflejada en una marcha de personas con discapacidad, es inédito en la historia de la política chilena. El quehacer del mundo político suele ser lejano y reactivo, al estilo de “el golpe avisa”, en materia de políticas públicas en discapacidad (Ejemplo: Transantiago). En este mismo acto, uno de los carteles que sostenía una madre de un niño con discapacidad intelectual, decía: “el Amor no sabe de cromosomas”.