Fin de año junto al mar: basura y espacios públicos de calidad en Valparaíso

Fin de año junto al mar: basura y espacios públicos de calidad en Valparaíso

31 Diciembre 2015

La llegada del fin de año y las celebraciones junto al mar ineludiblemente ponen a Valparaíso en el foco de la atención. 

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Por Tomás Villarroel, investigador de la Fundación P!ensa.

La llegada del fin de año y las celebraciones junto al mar ineludiblemente ponen a Valparaíso en el foco de la atención. Se habla de tacos, basura, fuegos artificiales y ciertamente de celebraciones con la familia y los amigos. Ante tanto evento junto, el Municipio y la Gobernación de Valparaíso han tratado de mostrarse “previsores” ante lo que puede suceder durante y después de los días de fiesta.

El Municipio anunció algo obvio: el reforzamiento del servicio de aseo. Su máximo representante expresó además su confianza en el buen comportamiento del cerca de millón de visitantes que llegará al puerto. Tal optimismo antropológico puede ser loable, pero es insuficiente e ingenuo. No basta la mera voluntad o el deseo para que algo se haga realidad. Lo que se echa de menos y lo que en general brilla por su ausencia es una política pública global y sostenida en el tiempo que haga de Valparaíso una “ciudad bella”: tanto en horas punta -el Año Nuevo y otros eventos masivos- como en el día a día cotidiano. El refuerzo del servicio de aseo probablemente no será suficiente y es previsible que después lamentemos la basura, los olores -por falta de baños químicos- y destrozos.

De modo análogo se observa una ausencia de política seria del espacio público en un eslabón más alto. La Gobernación anunció un plan de resguardo especial para la plaza Aníbal Pinto con ocasión del fin de año. La medida en sí misma es positiva y su socialización a través de medios de comunicación debiera generar conciencia de que no se podrá ingerir alcohol o sustancias en esa área. Con todo, es una disposición puntual. El resto del año la plaza y sus aledaños quedan a merced del deterioro provocado por sus agentes: a la basura, a los rayados, olores y al consumo de alcohol/sustancias. No significa que ante una oleada de visitantes tan grande no se elaboren planes especiales, pero sí que se diseñe al fin un plan integral y de largo plazo tendiente a su recuperación.

Aníbal Pinto es una puerta de entrada esencial al Valparaíso patrimonial de los cerros Panteón, Cárcel, Alegre y Concepción, y merece más que el abandono actual. Esto pasa por una presencia policial permanente, así como en el Reloj de Flores en Viña, pero debe ir obviamente más allá. Cuando hay imágenes que evidencian que parte del mismo comercio informal establecido allí contribuye, a través del rayado, al deterioro del sector se debe pensar en la regularización del mismo. No se trata sino de generar un espacio público de calidad, es decir, uno limpio, convocador y amable. Llama la atención que desde la Gobernación ya se haya proclamado a los cuatro vientos la recuperación de la plaza para la ciudadanía, pero que poco y nada se haya avanzado hasta ahora. A las palabras deben seguir los hechos. La –notable- infraestructura urbanístico-patrimonial está ahí, y general en toda la ciudad. Falta ahora la voluntad política.