Giró la historia en París: brotó acuerdo obligatorio y en pro de 1,5 C°

Giró la historia en París: brotó acuerdo obligatorio y en pro de 1,5 C°

13 Diciembre 2015

Conferencia sobre el cambio climático fijó un hito universal  en la lucha por la preservación del ambiente.  El calentamiento global será mitigado. Las deudas: la energía nuclear y la discrimnación a los pueblos indígenas

Fernando Rivas ... >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

PARIS (Le Bourget).- “Thewheel of climateactionturnsslowly, but in Paris it has turned. Thisdealputsthefossilfuel industryonthewrongside of history”. La rueda del clima suele girar lentamente, pero en París dio una vuelta entera. Este acuerdo pone a la industria de los combustibles fósiles en el lado equivocado de la historia”, dijo sencillamente el presidente ejecutivo de Green Peace. KumiNaidoo, tras conocer el acuerdo mundial logrado tras dos semanas de trabajo e intensas negociaciones en la Conferencia de Naciones Unidas para el Cambio Climático (COP 21), que este sábado terminó en París.

Kiido, quien lidera la institución formalmente más severa y reconocida como contraparte de los esfuerzos oficiales y estatales en favor de la ecología y la preservación del ambiente en el mundo,  se mostró satisfecho en líneas gruesas con el resultado, aunque no con la cuantía e intensidad de los compromisos específicos que lo sustentan.

Aunque no lo dijo expresamente,coincidió, sin embargo, en la valoración que asignaron sus alter egos, el ministro de Relaciones Exteriores de Francia y director de la COP 21,  Laurent Fabius, el secretario general de Naciones Unidas, Banki- moon; y el Presidente de Francia, FrancoisHollande, respecto a que se trata de un punto de “inflexión histórica”, toda vez que se logró un pacto  universal, de modo "justo, sostenible y dinámico, equilibrado y legalmente vinculante". Ver texto en http://unfccc.int/resource/docs/2015/cop21/spa/l09s.pdf

Fabius, como responsable y gestor de la gran cita mundial que en sus inicios concitó a 150 jefes de Estado el 30 de noviembre pasado, entre ellos la presidenta chilena Michelle Bachelet, anunció el resultado con voz temblorosa y al borde de las lágrimas.  Dijo, simplemente, que con esto " ya casi estamos al final de la carretera, y sin duda en el inicio de otra", planteamiento que posteriormente  fue respaldado en lo genérico por Greenpeace, a pesar de las diferencias subsistentes en lo particular. De pie y con una mano en el corazón, el secretario de Estado galo agregó  “no podemos dejar que la única oportunidad que está a nuestro alcance se nos deslice de las manos",  mientras recibía reiterados aplausos.Hollande y Moon le miraban sonrientes.

LOS PRO DEL ACUERDO

Se concretó así una cumbre mundial que, si bien en lo específico, todavía sigue manteniendo indefiniciones, las que están sujetas a diversas pujas  de los 195 países miembros, lo cierto es que en lo global y en el significado simbólico de la misma, para la opinión pública de las distintas naciones, ella representa un cambio de época, dados los siguientes acuerdos prioritarios:

-Reducción del calentamiento global a menos de 2 grados Celsius al 2100 y en lo posible a 1,5.

-Acuerdo vinculante y obligatorio para todas las naciones participantes de Naciones Unidas.

-Inicio del fin de la era de los combustibles fósiles (petróleo, gas, carbón) y su reemplazo por energías limpias, sustentables y renovables, que pueden contribuir a la acumulación de electricidad. Promoción de un transporte urbano y público con ellas.

 -Compromiso con responsabilidades comunes pero diferenciadas entre países, que revertirán en la constitución de un fondo renovable anual de 100 mil millones de dólares, a partir de 2020, para el apoyo a los países vulnerables que sufren efectos del cambio climático.

-Incorporación de China  a la mesa de las negociaciones, por ser uno de los países con mayor industria contaminante y carecer de regulaciones.

-Intensificar cada vez más la conciencia acerca de la responsabilidad individual de cada ciudadano con el ambiente, pues éste no depende exclusivamente de los cuidados que lleven adelante los Gobiernos, sino que una cuota importante corresponde a cada uno de los habitantes del planeta. En este sentido, la COP 21 deja también como herencia la adopción de una nueva mentalidad ecológica global y la legitimación de una nueva relación en armonía con la Naturaleza, de carácter y preocupación universal de la Humanidad.

LAS DEUDAS DEL ACUERDO

Si bien tales hechos conforman una cuenta muy positiva,  en la columna de las deudas, sin embargo, aún se anotan dos muy importantes y que debieran ser tema de las próximas Conferencias , como la ya fijada para Marruecos en el próximo año:

-El rol, el aporte,  la preponderancia y las regulaciones que  tendrá en este nuevo escenario post París, la energía nuclear. Ella estuvo en Le Bourget, pero con un perfil muy bajo y apenas se la programó para algunas conferencias y encuentros de expertos. En general, fue la gran olvidada de esta cita, unainvisibilización que obviamente no fue fortuita, ya que al contar con severos detractores como el propio Greenpeace, podría haber distorsionado el ambiente de la cumbre.

-Y en segundo lugar, también quedaron al margen de este encuentro los pueblos indígenas y el aporte de sus distintas comunidades. Ciertamente, se trató de un encuentro occidental en que primaron los idiomas y los atuendos de la cultura globalizada. Hubo stands y presencia de representaciones nativas de distintas zonas de Africa y Sudamérica, pero su consideración fue muy menor, comparada por ejemplo con el espacio y visibilidad que se dio a la vinculación entre producciones sustentables y de género, particularmente de aquellas mujeres emprendedoras con iniciativas sustentables. Ellas dieron conferencias, fueron premiadas y sus imágenes circularon con profusión y apoyo de figuras emblemáticas. De hecho, la secretaria ejecutiva de la COP21 fue la costarricense Christiana Figueres. Son diferencias que se notan a la hora del balance.

 Y así lo hicieron sentir durante todo el día de ayer los pueblos originarios  en las calles de Paris, frente a Notre Dame y al famoso Puente de la Artes o del Amor,  con diversas manifestaciones. Allí, ellos trazaron virtualmente la delgada línea roja o “Maginot”, que debieran respetar las Naciones Unidas para preservar sus  comunidades, del mismo modo que lo hizo aquella histórica fortificación erigida para resguardar  a Francia tras la primera Guerra Mundial.

"Nosotros, los pueblos indígenas, somos la línea roja. Nosotros, hemos elaborado esa línea con nuestros cuerpos contra la privatización de la naturaleza, los combustibles fósiles sucios y el cambio climático. Somos los defensores de un mundo más cultural y biológicamente diverso por regiones. Vamos a proteger nuestras tierras sagradas. Nuestro conocimiento de la Tierra tiene soluciones para el cambio climático. Sólo cuando nos escuchen, esos ecosistemas del mundo serán renovados ", dijo a la prensa Tom Goldtooth, Directora Ejecutiva de la Red Ambiental Indígena.

CLAROS Y OSCUROS DE AMERICA LATINA

En el caso de América Latina, la situación fue también muy variada. Bolivia llevó ayer al plenario de La Seine, donde tuvo lugar la ceremonia del acuerdo, el discurso en inglés del presidente  Evo Morales, titulado “Manifiesto para salvar a  nuestra Madre Tierra y salvar la vida”. Perú, a su vez,  instaló un stand para informar acerca de sus políticas sobre el cambio climático y algunas de las experiencias concretas de uso de agua potable y de riego en comunidades del Amazonas y de la Sierra. Una exposición similar desarrolló Ecuador. Sin embargo, Argentina y Chile tuvieron un escaso protagonismo y más bien una actuación retórica pero escasamente comprometida.

La delegación trasandina, a raíz del ascenso del presidente Mauricio Macri, cambió totalmente en los últimos tres días y el nuevo representante, Juan Carlos Villalonga, un reconocido ambientalista trasandino, poco ha podido hacer para revertir la tendencia kirchnerista. Chile, en tanto, fuera de la presencia de la presidenta Bachelet y del ex presidente Sebastián Piñera, poco más ha mostrado. De hecho algunos analistas consideran mínima y carente de compromiso la política oficial tendiente a reducir en un 30 % las emisiones de carbono en el país y en un 45% si hay aportes de fondos internacionales. Se trata de una actitud a la expectativa  que habrá que ver cómo sigue después de la jornada global de este sábado.

Mientras tanto, en las manos de analistas y de expertos en el mundo, está el documento con las nuevas directrices globales sobre el ambiente.  El acuerdo de 31 páginas está  por debajo de las 86, acordadas en febrero en Ginebra y  consta de dos partes: un texto formal (11 páginas) que alberga los principios sostenibles y disposiciones del Acuerdo; y una segunda parte, conocida como las Decisiones de la COP 21 (20 páginas), que es más flexible y en muchos  casos con detalles técnicos de la operación. También están aquí las acciones que no requieren ratificación de los países, ya que estas medidas se enmarcan en las disposiciones vigentes de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, ratificada por el Senado de Estados Unidos en 1992.

Al final,  con este agreement, Paris cumplió su histórico  rol luminoso y está sirviendo nuevamente de faro para el mundo. Quizás el relato de estas dos semanascontenga el índice de  los nuevos capítulos de una historia de autosalvataje, que está  por escribirse y que  tiene ahora nada menos que siete mil millones de protagonistas.