La otra cara de Brasil 2014

La otra cara de Brasil 2014

13 Mayo 2014

Parafraseando a Maradona, pregunto: ¿se ha manchado la pelota? A mí me parece sí; y lamentablemente se ha manchado de un rojo bien oscuro y sombrío, pese a que el astro trasandino y muchos fanáticos no lo hayamos querido.

Sebastián Ibañez >
authenticated user Corresponsal

Hace ya casi trece años del retiro de uno de los mejores futbolistas de la historia Diego Maradona, hoy más que nunca me retumban sus palabras: “la pelota no se mancha”. Una frase bastante simple, pero cargada de emotividad y que hoy me sirve de enlace para tratar un tema bastante ignorado por la mayoría de los medios de comunicación masivos.

El fútbol como deporte y entretenimiento popular atrae a millones de personas en todo el planeta, dentro de las cuales me incluyo. Por un lado, es una válvula de escape frente al estrés y el agitado día a día; y por otro, es un deporte plagado de pasiones que genera algarabía, tristeza, alegría y en muchas ocasiones rabia e ira.

Ahora bien, a pocas semanas de la inauguración de la Copa Mundial de Fútbol que se desarrollará en Brasil, he visto con preocupación e indignación que una decena de obreros hayan muerto en la construcción de los estadios, básicamente por deficientes condiciones de seguridad laboral. Siguiendo este camino, algunos medios de comunicación han difundido que se espera que para el Mundial de Qatar del año 2222 mueran alrededor de 4.000 obreros, ya que hasta la fecha han muerto 400 trabajadores de origen nepalés, quienes en su mayoría no cuentan con permiso de trabajo, por lo tanto constituyen una fuente barata de mano de obra.

No es casualidad, que desde el Mundial de Corea y Japón en 2002 y hasta la fecha, hayan existido paralizaciones de faenas por parte de los sindicatos (en cada una de las sedes organizadoras) exigiendo mejores condiciones de trabajo y aumento de sueldo.   

Dicho lo anterior, si sumamos las extenuantes y agotadoras jornadas de trabajo, la deficiente legislación social, condiciones precarias de seguridad en la construcción y las altas temperaturas, dan como resultado estos lamentables sucesos. Sin embargo, ¿Qué deben hacer los Estados organizadores? ¿Por qué la FIFA no exige con mayor énfasis un protocolo respecto a mejorar las condiciones laborales de los trabajadores? Probablemente la FIFA y los países organizadores tengan otro tipo de prioridades o preocupaciones (como por ejemplo: dar a conocer el diseño y características del balón de fútbol); y parece ser, que al igual que en el negocio del fútbol; así como el futbolista es el personaje más noble de dicho deporte, los trabajadores de la construcción son los sujetos más indefensos y desprotegidos en momentos de desarrollo y dinamismo económico que origina la organización de este evento deportivo.

Parafraseando a Maradona, pregunto: ¿se ha manchado la pelota? A mí me parece sí; y lamentablemente se ha manchado de un rojo bien oscuro y sombrío, pese a que el astro trasandino y muchos fanáticos no lo hayamos querido, ni menos deseado. Por el contrario, a muchos nos gustaría que el fútbol como deporte o entretenimiento popular siga conservando una función social, la cual consiste en captar fanáticos alrededor de todo el mundo y que como actividad, genere un espacio de interrelación y recreación de diversos grupos de personas, pero es preciso poner sobre la mesa este tema; y por sobretodo, respetar la protección física y psíquica de cada trabajador, un derecho esencial que hoy en pleno siglo XXI sigue siendo vulnerado.