La soberanía tiene más que ver con la alimentación que con las fronteras

La soberanía tiene más que ver con la alimentación que con las fronteras

23 Marzo 2020

Es hora de pensar la soberanía como un ejercicio de cooperación, no de límites y es la alimentación el ámbito de cooperación más básico. Derecho a la alimentación para nuestro pueblo, para que el próximo virus nos pille soberanos.

Javiera Luco >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

Y aquí estamos, metidos en la casa prescindiendo de ir al trabajo, socializar, pasear, comprar, sin embargo, alimentarnos es algo que no podemos dejar de hacer. Es entonces cuando en más evidencia queda cómo ha sido privatizado el sistema alimentario en nuestro país.

La Declaración de Nyéléni, Selingue, Malí 2007, estipula lo siguiente: “la soberanía alimentaria es el derecho de los pueblos a alimentos nutritivos y culturalmente adecuados, accesibles, producidos de forma sostenible y ecológica, y su derecho a decidir su propio sistema alimentario y productivo”.

Desde esa declaración global, aquí no somos soberanos.

De acuerdo con The Six Pillars of Food Sovereignty, developed at Nyéléni, 2007 (Food Secure Canadá, 2012), la soberanía alimentaria descansa sobre seis pilares: 

1. Se centra en alimentos para los pueblos: a) Pone la necesidad de alimentación de las personas en el centro de las políticas. b) Insiste en que la comida es algo más que una mercancía. 

Aquí en Chile, mientras tanto, el centro de las políticas son la industria alimentaria, la agroindustria y el “retail”, si no, basta ver hacia dónde se dirigen los subsidios públicos. La alimentación ha sido privatizada y los alimentos son más que nada mercancías.

2. Pone en valor a los proveedores de alimentos: a) Apoya modos de vida sostenibles. b) Respeta el trabajo de todos los proveedores de alimentos. 

En nuestro país los proveedores de alimentos (el campesino, el pescador, la recolectora, el panadero) son el último eslabón de la cadena alimentaria, no desde un punto de vista causal, sino económico, son los que menos valen.

Gonzalo Saavedra, antropólogo de la Universidad Austral plantea que los territorios tradicionales se encuentran permanentemente presionados por la demanda de los mercados de exportación, que basan sus dinámicas comerciales en la transformación de las materias primas en productos cotizados por los consumidores globales. En Chile podríamos citar los casos de los territorios de “vocación” minera, forestal, hortofrutícola, lechera o acuícola; es decir, territorios que en un registro que no necesariamente ha perdido vigencia fueron asociados a “clusters” estratégicos (OCDE Chile, 2009).

Son los modos de vidas no sostenibles: los monocultivos, el procesamiento, la pesca industrial, los que monopolizan la producción alimentaria en nuestro país.

3. Localiza los sistemas alimentarios: a) Reduce la distancia entre proveedores y consumidores de alimentos. b) Rechaza el “dumping” y la asistencia alimentaria inapropiada. c) Resiste la dependencia de corporaciones remotas e irresponsables. 

¿Y en nuestro país? El sistema alimentario no reconoce localidades, es centralizado, y en Valparaíso comemos el pescado de Puerto Montt y en Santiago la fruta del Maule. Las corporaciones remotas (irresponsables o no) son las que reinan, solo como ejemplo, el 99% de las legumbres del “retail” vienen de Canadá, situación que ha destruido la larga tradición legumbrera de nuestro país para ocupar esas tierras en plantaciones forestales incompatibles con cualquier desarrollo agrícola local.

4. Sitúa el control a nivel local: a) Lugares de control están en manos de proveedores locales de alimentos. b) Reconoce la necesidad de habitar y compartir territorios. c) Rechaza la privatización de los recursos naturales. 

Y bueno, el chiste se cuenta solo. El agua, el principal recurso natural en Chile (y solo en Chile) es privada y el mar cómo bien sabemos, pertenece a siete familias. No existen en nuestro país políticas alimentarias pensadas para habitar y compartir territorios, sino más bien para hacer negocios entre grandes corporaciones alimentarias.

5. Promueve el conocimiento y las habilidades: a) Se basa en los conocimientos tradicionales. b) Utiliza la investigación para apoyar y transmitir este conocimiento a generaciones futuras. c) Rechaza las tecnologías que atentan contra los sistemas alimentarios locales. 

Sin embargo, han sido los oficios tradicionales ligados a la alimentación los más perjudicados con las políticas alimentarias nacionales, hemos perdido saberes agrícolas, de pesca, de caza y de recolección, de transformación de alimentos artesanales, para dar paso a los valorados ingenieros en alimentos. La relación se dio vuelta y aquí estamos al servicio de la ingeniería alimentaria y no ella al servicio de nosotros. Lo que manda es la producción de alimentos procesados, con alta rentabilidad.

6. Es compatible con la naturaleza: a) Maximiza las contribuciones de los ecosistemas. b) mejora la capacidad de recuperación. c) Rechaza el uso intensivo de energías de monocultivo industrializado y demás métodos destructivos. 

Nuestra alimentación no es compatible con la naturaleza, perdemos nuestro patrimonio genético a pasos agigantados y es prioridad cero; los cultivos de paltas para exportación roban el agua a la naturaleza y a las personas, la industria pesquera nos deja sin especies, la fruta de explotación no deja valor en los territorios.

Tal como nos sugiere Byung – Chul Han, el filósofo del momento  

“Los cierres de fronteras son evidentemente una expresión desesperada de soberanía. Nos sentimos de vuelta en la época de la soberanía. El soberano es quien decide sobre el estado de excepción. Es soberano quien cierra fronteras. Pero eso es una huera exhibición de soberanía que no sirve de nada. Serviría de mucha más ayuda cooperar intensamente dentro de la Eurozona que cerrar fronteras a lo loco”.

Es hora de pensar la soberanía como un ejercicio de cooperación, no de límites y es la alimentación el ámbito de cooperación más básico. Derecho a la alimentación para nuestro pueblo, para que el próximo virus nos pille soberanos.