La Triple Historia de la Teletón: a un paso del cadalso

La Triple Historia de la Teletón: a un paso del cadalso

02 Diciembre 2014

Este fin de semana asistimos nuevamente al fenómeno de la reinvención; una necesidad tan propia de estos tiempos.

Fernando Rivas ... >
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Por Fernando Rivas Inostroza

La Teletón 2014 sin duda fue histórica. Tal como lo señalaron los medios de prensa: es decir, por la donación de la familia Luksic, 2 mil 500 millones de pesos, la mayor en 36 años de historia; el repliegue al Teatro Teletón para capear una lluvia inusual; y la aparición cada vez más frecuente de un Don Francisco cansado, ojeroso y demasiado tranquilo con el resultado de la cifra final. Es cierto, lo tenía claro, desde hacía rato, de mucho antes de que entrara Iris Fontbona, como viuda y líder del clan familiar.

Estos tres temas invitan a reflexionar sobre un acontecimiento que, con el tiempo se ha venido convirtiendo quizás en la segunda muestra de identidad nacional, por detrás de la Selección Nacional, si es que cabe hacer este tipo de comentarios y rankings. Pero, sin duda, la Teletón constituye uno de esos hechos públicos que no deja de llamar la atención y de convocar el comentario acerca de su pertinencia o modificación.

Lo cierto es que 36 años son hartos y como tal, este sui generis espectáculo-campaña social, enfrenta una coyuntura natural: su reinvención y su proyección en un nuevo período largo; quizás su maduración. Así lo han entendido, al parecer sus gestores, quienes han apelado –obviamente en una sociedad digital- a todos sus actores: a los colegios de clase alta, como a aquellos de clase popular; a instituciones como a personas, con nombres y apellidos, aristócratas y plebeyos; todos pueden colaborar, fieles al lema de este año: “Teletón, somos todos”. Y tienen razón, es hora de repensar, de definir nuevas estrategias y de acomodarse a los requerimientos de una nueva sociedad, que ya hace varias temporadas viene dando signos de agotamiento con una cruzada tan central.

De allí quizás el cansancio de Don Francisco, quien, como buen líder, ha sabido observar y reconocer los tiempos que tiene un organismo vivo para evolucionar, pues él mismo lo ha dicho, la Teletón ha sido uno de sus grandes inventos, respecto del cual jamás llegó a sospechar tal impacto y trascendencia, al punto que ha aprendido y se ha transformado personalmente con ella. Ha sido tal su acople y compromiso, que, seguramente, pasará a la Historia por esto y no por Sábados Gigantes, programa al que contradictoriamente dedicó los fines de semana de la mayor parte de su vida. De allí su relajo. Parece estar seguro de que su tarea está cumplida, aún cuando todavía falta que explicite quien va a seguir en la posta. Candidatos no faltan y este viernes-sábado se prodigaron. Luis Jara aparece como uno de los más probables. Vodanovic ya fue uno de los mentores de la iniciativa y apareció al final refrendando la línea sucesoria. Viñuela se esfuerza, pero sufre rechazo. A Morandé ya se le pasó la hora.

Habrá que ver la trascendencia del chascarro a micrófono abierto tras bambalinas, pero éste bien puede ser otro montaje a los que la TV -como buenos creadores de imágenes- nos tiene acostumbrados. Sin duda se trataría de otro thriller que bien pudiera desarrollarse en el corto plazo.

Lo que sin duda pareció montaje, en esta jornada histórica, fue la solución a la lluvia. Profusamente ella se sabía con anticipación y fue comentario obligado en la semana, de modo que la suspensión del Estadio Nacional y las excusas de un cambio repentino, molestaron al conocimiento ciudadano, por ser reiterativas, manidas y no autosostenidas. ¿Será un chiste propio de la televisión esto de aparecer desinformados los que debieran estar informados?. Una pregunta para las rutinas de veracidad de nuestra televisión, que tiende a ponerla en la picota, respecto de sus prácticas y rutinas.

Finalmente, el cierre con los Luksic, anunciado llamativa y críticamente por Illapu, coronó una jornada que se preveía difícil, pero que en definitiva sirvió impensadamente, para abrochar con el futuro. La histórica donación –que pudo ser mayor- evidenció la voluntad de parte del sector privado de seguir apoyando. No obstante, la Teletón ya tiene un banco, como una de sus marcas registradas. Y este aporte vino de modo preciso cuando ésta ya declinaba.

Los tiempos del espectáculo al parecer coincidieron con los del ánimo nacional.

Múltiples voces a través de los medios criticaban el evento y lo distinguían de la obra benéfica, sin darse cuenta de que con semejante división matan a uno y a otra, pues son indivisibles, porque una y otra se nutren. Así se preocupó de dejarlo muy en claro el diputado Iván Fuentes, que ha vivido ambos espacios en carne propia. La Teletón ha hecho y hace mucho bien y de eso se encargó de evidenciarlo el parlamentario.

Quizás se trate de un nuevo orden, un nuevo orden social, un orden de solidaridad, de preocupación genuina, de sensibilidad con el otro y con uno mismo y quizás también de menos crítica, al menos de esa crítica autoflagelante y destructiva, que suele ser sólo corrosiva… los blancos carabineros del Orfeón Nacional, quizás con su representación ya conocida de Michael Jackson, fueron un signo de semejante cambio: Ellos tocaron y se divirtieron colaborando, saliendo más allá de su realidad de héroes, trúhanes y villanos. Otra realidad, otro orden y otra patria.

Quizás un cambio de este tipo es al que nos está invitando la Teletón, Don Francisco y la discapacidad.  A reinventar la sociedad, haciéndola inclusiva y facilitando que todos –todos- participemos sin diferencias, riendo, disfrutando, emocionándonos y apoyando por mucho rato.