Nuestros gobiernos eligieron la ignorancia

Nuestros gobiernos eligieron la ignorancia

10 Diciembre 2015

La pregunta viene sola: ¿Ha existido un interés real y prioritario de los últimos gobiernos por generar instancias transversales de conocimiento y cultura?

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Por Guillermo Pérez, investigador de Fundación P!ensa

La renuncia de Francisco Brieva al cargo de presidente de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (CONYCIT) por el no pago de su remuneración por seis meses. La demora en el pago de Becas Chile a estudiantes cursando posgrados en el extranjero. Los 70 años del Nobel de Gabriela Mistral que han pasado prácticamente desapercibidos para la gran mayoría de la gente. La inexistencia de políticas públicas que fomenten significativamente la lectura. La discusión sin sentido respecto al nombre del Aeropuerto Internacional de Santiago donde algunos han señalado que no puede ser llamado “Pablo Neruda” debido a la militancia política del poeta. El preocupante analfabetismo funcional del 44% de los chilenos que no entienden lo que leen. La reforma educacional cuyo foco principal está en la forma y no en el fondo.

La pregunta viene sola: ¿Ha existido un interés real y prioritario de los últimos gobiernos por generar instancias transversales de conocimiento y cultura?

Pareciera que no. Así como señala la carta abierta enviada por la comunidad científica con motivo de la renuncia de Francisco Brieva a la presidencia de CONYCIT “nuestros gobiernos eligieron la ignorancia” y los hechos antes mencionados así lo demuestran.

No todo el panorama es gris ya que, en los últimos años, han sido los privados quienes han dado más que hablar en fomento de investigación y cultura. Hay iniciativas importantes, como la que viene haciendo Fundación Plagio hace algunos años con el concurso “Santiago en 100 palabras”, replicado también en Iquique, Antofagasta, Valparaíso y Concepción en el cual se invita a la gente a enviar un cuento referido a su ciudad que no puede superar las 100 palabras. En la primera  versión realizada en Valparaíso, los participantes enviaron casi 3.000 textos, ¿Qué política de fomento de lectura, impulsada por el gobierno, ha generado tal impacto y participación activa de tanta gente?

Cabe destacar también la labor realizada por Cristián Warnken y Ernesto Pfeiffer, quienes emprendieron la tarea, titánica y maravillosa, de refundar la editorial de la Universidad de Valparaíso mediante la reedición de libros de calidad a un precio sumamente accesible.

El objetivo de la editorial no está en publicar meros éxitos mediáticos o “best seller”, sino que en la calidad de lo publicado, tanto en la factura de los libros como en su valor literario. Leer algo publicado por la editorial de la UV es darle nuevamente sentido al libro como objeto de arte justo cuando hoy, ante la proliferación de los e-books y la edición digital, se habla con más fuerza que nunca de la “muerte del libro”.

En el ámbito científico hay que destacar también el enorme esfuerzo de don Ramón Latorre quien creó un centro de neurociencia de primer nivel en la Quinta Región, albergado por la Universidad de Valparaíso.

El hecho de que algunas de estas propuestas se realicen bajo el alero de una universidad estatal, no es sinónimo de que la iniciativa surja desde el Estado. Son los particulares, amantes de las artes o las ciencias, quienes buscan crear un espacio que hoy, en la esfera pública, no existe.

El Estado debe tomar un rol más significativo en el fomento del conocimiento. Crear más centros culturales en sectores vulnerables, no quitar horas a la enseñanza de artes y música, enseñar la literatura como un privilegio y no como un deber, son tareas urgentes y pendientes que debe realizar el Estado. No basta con otorgar recursos para la realización de proyectos sino que también es necesario proponer políticas públicas serias y transversales al respecto, porque como diría Bolívar: “un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción”.