Por Fernando Rivas Inostroza

En estos días cuando en Chile se celebra el Mes del Mar,  las noticias acerca de los océanos y de sus ecosistemas en el mundo no pueden ser más trágicas. El 71% de la superficie  que ellos cubren, se encuentra gravemente amenazada por diferentes circunstancias como son la acidificación, la disminución creciente del oxígeno en muchas de sus corrientes y la cada vez mayor y más extendida  sopa de plástico poliglomerada, que tiende a flotar compacta, aumentando la asfixia de las aguas.

Así lo establecen una serie de estudios científicos que se han dado a conocer en los últimos días  y las consecuentes declaraciones de sus mentores, quienes hacen ver que la contaminación no sólo es un patrimonio de las grandes ciudades en los continentes sino que  también abarca en forma importante a los mares del mundo.

Quizás porque no lo vemos,  este drama no se nos aparece con la virulencia qué tiene, pero qué a estas alturas constituye una verdad irrebatible. El politólogo holandés Michiel Roscam Abbing acaba de publicar el Atlas de la Sopa de Plástico del Mundo, aseverando que sólo un acuerdo internacional podrá contener esta marea de desechos que terminará por ahogarnos. Y para no quedarse sólo en palabras,  aprovechó de entregar un ejemplar a Karmenu Vella, comisario europeo de Medio Ambiente. (Ver https://www.plasticsoupfoundation.org/en/2018/04/european-commissioner-vella-receives-the-first-copy-of-the-plastic-soup-atlas-of-the-world/)

UNA SOPA INTRAGABLE

Según dijo al diario español El País, “los océanos cubren el 71% de la superficie de la Tierra, y existe la creencia errónea de que solo hay islas de plástico flotando por ahí (…) cuando lo cierto es que está por todas partes: en tierra, mar y aire. Su acumulación y fragmentación es tal, que los daños derivados del plástico superan sus beneficios”.

Explicó que uno de los casos más dramáticos lo constituye  el del caballito de mar fotografiado con un palillo para limpiar oídos en su enroscada cola. Eso aconteció mientras el fotógrafo Justin Hoffman buceaba en Indonesia, imagen que aparece en el Atlas y que es un ejemplo cotidiano de contaminación, ya que en playas de  Reino Unido se encuentran 24 de estos adminículos por cada cien metros.

A su juicio, este hecho pudo ser evitado si los palillos hubiesen sido hechos de cartón o madera y no de plástico, pero resultan más caros.  

En Estados Unidos, se tiran a la basura 2,5 millones de botellas de plástico a la hora; cada minuto, se usa en el mundo un millón de bolsas de plástico y millones de envases pequeños se hacen de plástico,  porque se utilizan sólo una vez.

Con fotos de esta contaminación en cultivos, fondos marinos, desagües, y cualquier otro medio o superficie imaginable, el Atlas recuerda que todos los plásticos se degradan. Sus partículas, que son imposibles de recoger, son ingeridas por humanos y animales. Se trata entonces de un peligro enorme, pues entran en organismos vivos e ignoramos sus efectos. Según Roscam Abbing debiera haber un acuerdo internacional limitante a nivel de Naciones Unidas, que se proponga contener esta marea de plástico.

CALENTAMIENTO IMPARABLE

Por otra parte, el calentamiento global, que a estas alturas va por los 3 grados Celsius al terminar la centuria, el doble del esfuerzo que pretende el Acuerdo de Paris, ha empezado a generar corrientes cálidas, carentes cada vez más de oxigeno, lo que ha hecho emigrar a distintas especies.  Así se ha detectado en el Pacífico Oriental, en la costa oeste de Estados Unidos, en Centroamérica, en el Golfo de México, algunas zonas del Atlántico y en el Mar Báltico, con el marlín, por ejemplo, un tipo de pez espada, de aguas cálidas pero profundas, que ahora ha aparecido más cerca de la superficie en Guatemala y Costa Rica,  porque escapa de una corriente de agua turbia gigantesca y en expansión, con muy poco oxígeno que está desplazando a muchs especies .

Así lo dio a conocer  Denise Breitburg, científica principal del Centro de Investigación Smithsonian, quien planteó que se "requiere soluciones globales" para enfrentar el tema.

Breitburg publicó recientemente su estudio en la revista  Science, que pasó revista a todas las principales investigaciones sobre la pérdida de oxígeno en los océanos. Allí, por ejemplo,  se explicita que se están vaciando vastas regiones del océano, cambiando el hábitat y la comida de las criaturas marinas, amenazando con reducir las poblaciones de peces y promoviendo al mismo tiempo la sobrepesca.

A su juicio, el calentamiento de los mares y la acidificación de los océanos, con la pérdida de oxígeno es uno de los subproductos más importantes del cambio climático, pero que pocas personas entienden.

Según dijo, "la pérdida de oxígeno de muchas maneras es la destrucción de un ecosistema",  y planteò que "si creáramos vastas áreas en tierras que eran inhabitables para la mayoría de los animales, nos daríamos cuenta. Pero no siempre vemos cosas como estas cuando ocurren en el agua”

Esta situación se está dando no sólo en zonas costeras, sino que también en mar abierto.  Dichas zonas con poco oxígeno se producen naturalmente, pero han crecido en más de 4,5 millones de kilómetros cuadrados, un área aproximadamente tan grande como toda la Unión Europea, solo desde mediados del siglo XX y en parte eso se debe al aumento de las temperaturas.

También hoy esas zonas de bajo oxígeno se están expandiendo hacia la superficie hasta en un metro por año, a ritmos que ven un descenso del oxígeno del 30 por ciento en solo un cuarto de siglo. Una zona de bajo oxígeno del Océano Atlántico cerca de la costa de África es más amplia que los Estados Unidos continentales, y ha crecido un 15 por ciento desde la década de 1960.

De hecho, los océanos del mundo han perdido aproximadamente el dos por ciento de su oxígeno en solo 50 años, mientras que la cantidad de agua que está completamente libre de oxígeno se ha multiplicado por cuatro, según el nuevo estudio.

Los científicos ahora pueden identificar 500 sitios a lo largo de las costas donde el oxígeno es extremadamente bajo. Menos del 10 por ciento de esos eran conocidos antes de mediados del siglo XX.

El cambio ya está forzando a todo, desde el atún y los tiburones , al arenque, el sábalo, la caballa, el bacalao del Pacífico y el pez espada en bandas cada vez más pequeñas de agua rica en oxígeno cerca de la superficie. Concentrar todas estas criaturas hace que sean más fáciles de capturar para las tortugas, aves y otros depredadores de superficie, incluidas las flotas pesqueras.

MARES ACIDOS

Complementan estos impactos, la creciente acidificación de los océanos producida por el descenso del PH de las aguas marinas, como consecuencia de la absorción de dióxido de carbono desde la atmósfera.  Dicho proceso lo está favoreciendo el ser humano al emitir sin control CO2 a la atmósfera, con un efecto que puede llegar a ser catastrófico, tal y como alertó ya en 2013 un estudio sobre calidad de aguas realizado por el Programa Internacional Geosfera- Biosfera o IGBP (programa de investigación sobre cambio climático a escala global).

Según dicho informe, dado que las actividades humanas derivan a diario 24 millones de toneladas de CO2 a los océanos, se está provocando un cambio en el pH de estos que podría hacer desaparecer el 30% de las especies marinas, incluidos los corales, en los próximos 75 años. Parece que algo de eso ya se encuentra bastante avanzado con estas otras señales concomitantes para un proceso que se ha agudizado.

Lecturas de foto

La sopa de plástico en el Pacífico se puede apreciar en el mapa

Esta es la imagen ya de culto de la contaminación: el caballito de mar con un bastoncillo de limpieza de oídos.

Los desechos plásticos asfixian las playas

Portada del Atlas de la Sopa de Plástico en el mundo.