[OPINION] Valparaíso: ¿Habitaremos en la catástrofe?

[OPINION] Valparaíso: ¿Habitaremos en la catástrofe?

21 Septiembre 2017

¿Hemos perdido el horizonte del sentido más básico de lo que es bueno y bello para nosotros como ciudadan@s?

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Por Soledad Escrich Castillo de Pacto Urbano La Matriz

Parafraseando a un famoso critico berlinés, Walter Benjamín, sobre “habitar la catástrofe”, luego de la Primera Guerra Mundial, (Dialéctica del recomienzo) podríamos decir que hay catástrofes que no se pueden prever, ni menos controlar, pero hay otras que sí se pueden prever y sí se puede trabajar, luchar para que no ocurran.

Entonces pregunto a porteños y porteñas: ¿Qué estamos haciendo para impedir que las empresas, los consorcios, todos absolutamente privados, pero con la complicidad del Estado, diseñen, decidan nuestras formas de vida y hagan lo que quieran con nuestro entorno?

¿Hemos perdido el horizonte del sentido más básico de lo que es bueno y bello para nosotros como ciudadan@s?

Es evidente que en esta ciudad las empresas inmobiliarias y portuarias, entre otras, en su mayoría, construyen para destruir todo aquello que se ha hecho a escala humana. No les interesa la ciudad ni sus habitantes, ni siquiera como mano de obra barata, ya que la mayoría trae sus trabajadores permanentes para levantar sus construcciones deshumanizadas. Lo único importante para estas son el lucro, exprimiéndolo todo y sobretodo a las personas, para hinchar sus arcas.

Ejemplo de esto es el Terminal 2, el ya casi famoso T2, que no solo quitará espacio en el lugar de la costa de nuestra ciudad, la más central, concurrida y turística, sino que tapará aún más la vista, impedirá el paseo de cada uno de nosotros por ella, llenará de camiones para trasladar en su construcción, piedras y material desde Laguna Verde, desde una gran Cantera, que también empeorará las condiciones de vida de los habitantes de ese bello lugar. Y uego convertirá la subida Santos Ossa, y parte de la ruta 68, en un lugar de paso de grandes camiones para estos mismos fines y luego de terminado, el T2, para transportar carga, ya que la carretera hacia La Pólvora, no dará a vasto.

Estos señores del dinero y las influencias, que de hecho viven en otro planeta, solo así se explica la barbarie, no consideran ni las reservas naturales, ni el medio ambiente, ni el patrimonio, ni la estética, menos la ética básica del bien común general. Y las personas comunes, solo son para ellos posibles trabajadores a mal pagar, pero jamás habitantes del lugar y mucho menos ciudadanos.

Entonces, ¿Qué nos queda por hacer? ¿Habitar desde ya la catástrofe? ¿Sentir el desamparo y callar o imaginar que existen otros caminos a este único que se nos impone y/o buscarlo? ¿Levantar la voz comunitariamente?  ¿

El presente siempre será ese relámpago del encuentro del ayer con el hoy, lo que hagamos hoy irá dibujando nuestro mañana. ¿Queremos un mañana donde nuestro Valparaíso ya no lo sintamos más nuestro y todo sea un frío paisaje de máquinas, malls y camiones, dónde los seres humanos sobrevivamos pidiendo permiso para vivir en el medio de un orden destructor y no del caos creativo en el que hoy todavía vivimos?

El tiempo se acaba para decir nuestra palabra y los silencios cómplices pueden ser tan corrosivos como el mismo T2.