¿Piropo o acoso sexual callejero?

¿Piropo o acoso sexual callejero?

22 Marzo 2011

Las mujeres están mucho más expuestas a ser víctimas del acoso sexual porque carecen de poder, se encuentran en posiciones vulnerables, les falta confianza en sí mismas, o han sido educadas para sufrir en silencio. Por Ana Schwarz

Equipo El Martutino >
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Originalmente publicado por Ana Schwarz en su blog Violetas del Anahuac. 
 

Natalia Aristizabal llegó a la audiencia para denunciar que en su vecindario, - Elmhurst – en la zona neoyorquina de Queens, la situación es crítica: Trabajo en una escuela que está ubicada muy cerca de un negocio de servicios mecánicos. Jóvenes adolescentes que acuden a estudiar, tienen que pasar por ahí y aguantar sus comentarios sexistas de un grupo de hombres que laboran como mecánicos. Es para ellos como un “taco de ojo” ver pasar a las jovencitas diariamente, explicó la activista de “Se Hace Camino en Nueva York”.

El acoso sexual se define como la conducta de naturaleza sexual, y toda otro tipo de conducta basada en el sexo y que afecte a la dignidad de mujeres (a veces también a hombres y gays) que resulte ingrata, irrazonable y ofensiva para quien la recibe.

El acoso sexual es un fenómeno que ha ido saliendo a la luz gradualmente y reconocido en todo el mundo, que –además- no respeta raza ni condición social y que con mayor frecuencia lo dirigen los hombres contra las mujeres. Esta situación milenaria, es percibida actualmente como un problema de significativa importancia.

El acoso sexual es, por encima de todo, una manifestación de relaciones de poder.

Las mujeres están mucho más expuestas a ser víctimas del acoso sexual precisamente porque carecen de poder, se encuentran en posiciones más vulnerables e inseguras, les falta confianza en sí mismas, o han sido educadas por la sociedad para sufrir en silencio. Pero también corren peligro de padecer semejante conducta cuando se las percibe como competidoras por el poder.

Hay diferentes tipos y grados de acoso, el más común y que a veces lo aceptamos como “algo que es así…y ni modo…” es el acoso callejero.

El acoso callejero limita el derecho y libertad de mujeres y niñas a disfrutar de una simple caminata en la calle, o de transitar libremente por donde lo deseen sin ser molestadas o incluso asustadas; además, el comportamiento social de acoso en la calle no va a cambiar si no se reconoce que es un problema de abuso y se buscan soluciones.

Hay que reconocer que es un problema serio. La idea es que se busquen soluciones propias a través de la educación y empezar por conversaciones culturales con los hombres de la familia y amigos para cambiar la actitud antigua que realmente son falta de respeto y de información.

 

Cuando en una sociedad concreta haya algunos que nieguen la existencia de este fenómeno, ésta se ve confirmada positivamente por quienes lo sufren; lo que quiere decir que ignorancia de que exista no significa necesariamente que no ocurra. Más aún, se dispone ya de un creciente corpus de investigaciones empíricas, incluida jurisprudencia, que documenta la incidencia del acoso sexual en el trabajo. Estudios realizados en los últimos años en diversos países coinciden en aseverar la existencia del acoso sexual en el trabajo.

¿Cuál sería la delgada línea que divide un piropo galante, de un comentario machista, sexista, que incomoda y perturba a la mujer?

Es verdad que una tradición arraigada entre las culturas hispanas es que el hombre diga piropos a la mujer como una señal de que ésta le resulta atractiva, pero es importante definir y diferenciar lo que es un piropo galante, a un comentario o frase sexista y vulgar.

Hay piropos que despiertan una sonrisa o pueden sonar como una agradable caricia, pero otros llegan a atemorizar, agredir y lastimar a sus destinatarias: ¡Te cojo toda, mamita!, ¡Sabes cómo te chupo todas las tetas!....Por Dios!...a nadie le gusta que le griten eso por la calle…

A diferencia del acoso, el piropo, cuyo significado literal es una piedra fina de color rojo de fuego, variedad de granate, y que de su significado literal deriva su sentido coloquial como lisonja, o frase ingeniosa que se lanza a una persona -tradicionalmente a una mujer- para adularla con el propósito de cortejarla o enamorarla.

Desgraciadamente con gran facilidad se puede pasar del piropo galante al los piropos lascivos como un tipo de “violencia invisible” hacia las mujeres.

Es fácil de diferenciar la actitud de un caballero que te lanza una bella frase que te halaga, y lo hace de forma respetuosa, a la actitud de un macho sexista que con toda la vulgaridad te grita frases verdaderamente ofensivas.

Existe ya una organización denominada Hollaback - http://www.ihollaback.org/why-hollaback/ - la cual nació en Nueva York y ya tiene cadena en varias ciudades del mundo incluyendo la ciudad de Buenos Aires y la propia ciudad de México.

Esta organización tiene como objetivo difundir la idea de que ese tipo de acciones, que ocurren muy frecuentemente en las calles de miles de ciudades en el mundo, no son aceptadas por la mayoría de las mujeres que los padecen, y que incluso, el recibir este tipo de comentarios, les produce temor y las afecta verdaderamente.

Las personas, todas, tenemos derecho a ser nosotros mismas con nuestros atributos personales, los cuales no tienen por qué ser calificadas o juzgadas por otras personas cuando transitamos por las calles y por la vida en general. Tampoco, nadie tiene por que soportar las palabras obscenas, libidinosos y lesivas por parte de otros. Quienes realizan este tipo de acciones, por lo general muestran perturbaciones de su personalidad, lo que los lleva a actuar de esa forma, con el fin principal de hacerte sentir molesta o temerosa. Con ello, el acosador, experimenta un extraño e insano placer.