Este martes 16 de abril, cerca de 130 estudiantes de primer año de la Escuela de Ingeniería Civil Industrial de la Universidad de Valparaíso pusieron a prueba sus conocimientos con estructuras de papel, las que debían soportar una carga progresiva la más alta posible. El objetivo del proyecto es valorar el trabajo en equipo y el autoaprendizaje.

19 kilos fue la carga récord durante esta cuarta versión de los ahora tradicionales puentes de papel. En el bandejón central de la Avenida Brasil, bajo la mirada atenta de los estudiantes, los puentes dispuestos entre dos mesas deben aguantar cargas sucesivas de medio kilo. Los estudiantes añaden los paquetes de arroz, de lentejas, de azúcar, de harina… hasta que se cae el puente. Algunos logran soportar 8 kilos, otros se caen a los 2, otros suben hasta los 15...o casi hasta los veinte kilos.

80 hojas de papel y un tubo de pegamento

Elaborados en grupo, todos los puentes son hechos solamente con 80 hojas de papel tamaño carta y un tubo de pegamento, los que deben ser capaces de aguantar 3,5 kilos para lograr una nota de 4. El puente que suporte más carga  obtiene la más alta calificación,y de ahí se van repartiendo las notas hacia abajo. La actividad tambiénse desarrolla de forma paralela con el Campus Santiago UV.

Trabajo en equipo

El objetivo del desafío es desarrollar competencias como el trabajo en equipo, las habilidades disciplinarias y la capacidad de autoaprendizaje, como lo comenta Eduardo Lara, ingeniero civil industrial y coordinador de la asignatura de Introducción a la Ingeniería Industrial en la UV. “Este desafío principalmente se basa en formar equipos de trabajo (…) con la idea de que cuando se enfrentan a la vida profesional puedan ser capaces de conformar diferentes tipos de trabajos”. El diseño del puente es totalmente libre y el académico comenta que los estudiantes “se prepararon bastante”, dado que la mayoría de los puentes aguantaron sobre ocho o diez kilos.

Capacidad de autoaprendizaje

Eduardo Lara insiste en que durante un mes los estudiantes trabajaron en este proyecto. “En términos generales en la asignatura no abordamos principalmente temas de estructura, sino que simplemente le damos un desafío X y ellos tienen que ser capaces de aprender, o sea tener autoaprendizaje, coordinación, planificación”.

Después de la actividad, los estudiantes tendrán que presentar un análisis retrospectivo, sobre qué les faltó en esta experiencia, “qué podrían mejorar, qué podrían haber cambiado en este caso, cuál sería el diseño que recomendarían y cuál no”. La actividad busca aplicar un método de aprendizaje activo, que no se centra en el profesor, sino en una experiencia concreta de los conocimientos, en la cual los estudiantes aprenden haciendo. Al respecto, el académico destaca que nada se hace en clase y “la idea de los profesores es no condicionar el diseño por ningún motivo”. Según él, esta actividad va a beneficiar a los estudiantes “poniéndolos en un territorio completamente desconocido para ellos”.

“Divertido, y a la vez sufrido”

Para el estudiante Cristóbal Álvarez, cuyo puente aguantó los 8 kilos, “fue entre divertido y a la vez sufrido”. El proceso de construcción del puente, comenta que “primero lo planeamos, luego nos repartimos unas cuantas hojas, para hacer los rollos”. Según él, esta actividad lo va a ayudar en su formación por “el trabajo en equipo, el distribuirse el trabajo, la optimización de recursos”.

Una opinión que comparte su compañero de clase Claudio Castro, cuyo puente logró soportar unos 15 kilos. “Nos fue bastante bien. Cuando hicimos la prueba en nuestra casa estaba aguantando 9 kilos”. Agrega que “después de haber visto algunos videos de los años anteriores, llegamos a la conclusión que los soportes tendrían que ser de forma triangular, con varias diagonales y una altura adecuada para que soportará lo máximo posible”. Le gustó bastante la experiencia, porque con su grupo pudieron “hacer algo que nunca antes nadie, ninguno de nosotros había hecho”.