Siguen críticas al Subsecretario de Desarrollo Regional Miguel Flores por Plan BID

Siguen críticas al Subsecretario de Desarrollo Regional Miguel Flores por Plan BID

05 Octubre 2012

Lamentable y preocupante resulta observar que el representante de uno de los organismos más importantes del país en planificación y desarrollo tenga tan ligera mirada y desprecio a la crítica sobre un programa que está finalizando y que no ha cumplido con sus objetivos.

Sebastián Sepúl... >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

Se equivoca profundamente el Subsecretario de Desarrollo Regional, Señor Miguel Flores, al señalar en el diario La Segunda que las críticas al Plan Patrimonial de Valparaíso, o Plan BID se basan en el desconocimiento del programa y agregar que “El programa tenía una definición súper clara y específica: intervenir cinco entornos patrimoniales”.

Parece que es él quien tiene un profundo desconocimiento del contrato de préstamo firmado por el Estado de Chile y el Banco Interamericano de Desarrollo. En el anexo del contrato de préstamo, disponible en internet, se lee claramente que el componente de Recuperación Urbana en donde se inscribe el mejoramiento de cinco Entornos Patrimoniales Integrados que aduce el subsecretario sólo contemplaba el 71% de los recursos. De hecho las inversiones a las que alude el subsecretario sólo constituían una parte de ese componente pues a él se sumaba una serie de servicios para toda la ciudad como mejorar el sistema de recolección de residuos sólidos, un programa de control de plagas (perros, termitas, ratones, etc.) y un sistema de cámaras de seguridad, entre otros.

El resto de los recursos iban enfocados también a lograr el objetivo del programa de: “contribuir a la revitalización de la ciudad de Valparaíso, poniendo en valor el patrimonio urbano de la ciudad como fundamento de nuevas actividades económicas, culturales y sociales que beneficien a la población” y contemplaban un 9,5% de los recursos para el componente de Desarrollo Económico y Sociocultural que consideraba iniciativas para toda la ciudad que nunca se realizaron como un Programa de Educación Escolar Patrimonial y un fondo de Recursos para Iniciativas Comunitarias (RIC) y un 6,2% para el Desarrollo Institucional de la Municipalidad de Valparaíso cuyo objetivo, evidentemente no cumplido, era “contribuir a la reorganización y fortalecimiento integral del Municipio de Valparaíso con énfasis en su gestión financiera, de planificación y gestión urbano – patrimonial, con el objetivo de que éste tenga las capacidades para liderar el proceso de revitalización y desarrollo urbano” y contemplaba, entre otros aspectos, la contratación de asesorías e implantación de sistemas de gestión y elaboración del Plan Director del Área declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO que a la fecha no ha sido finalizado.

Asimismo consideraba un 2,6% para el componente de Comunicación y Participación Ciudadana que se concentró casi exclusivamente en propagando y cuyo Plan Marco de Participación Ciudadana nunca fue aprobado por las autoridades correspondientes.

En la operatoria del programa muchos recursos se han destinado a fines diferentes de los originales, a materias de gasto corriente municipal y a inversión sin ningún impacto justamente en sectores diferentes de la ciudad a los que señala el subsecretario. Ejemplos podemos dar decenas.

Como hemos venido señalando desde hace años, la revitalización del Centro Histórico de Valparaíso, como el de cualquier ciudad patrimonial, requiere, al menos, tres elementos: un profundo conocimiento de la realidad local y de las circunstancias estructurales que la generan, una planificación clara y decidida que sea capaz de priorizar proyectos mirando el largo plazo antes que la urgencia de la contingencia, una alta preparación técnica específica y experticia respecto a procesos similares en otros centros históricos. Ninguno de estos aspectos se ha cumplido a cabalidad para el caso del Plan BID de Valparaíso.

Las declaraciones del subsecretario revelan un profundo desconocimiento del programa y su devenir histórico y/o, lo que es peor, un sarcasmo a los diversos actores que, desde sus inicios, han estado involucrados en el citado programa. Lamentable y preocupante resulta observar que el representante de uno de los organismos más importantes del país en términos de planificación y desarrollo tenga tan ligera mirada y desprecio a la crítica sobre un programa que está finalizando y que a todas luces no ha cumplido con sus objetivos a más de 7 años de su inicio.