Un mundo donde quepan muchos mundos: Nueva Constitución y el rol del periodismo

Un mundo donde quepan muchos mundos: Nueva Constitución y el rol del periodismo

16 Abril 2020

No me imagino periodista o estudiante de periodismo que no haya entrado a la carrera con un dejo de esperanza (y quizás ilusión) de cambiar lo que tanto se ha criticado. Pero nos hemos dado cuenta que hay una trampa.

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Constanza Latorre Flores

Estudiante de Periodismo PUCV

Parece difícil pararse a pensar sobre cuál es el rol del periodismo en una nueva Constitución. En medio de una crisis sanitaria que ha puesto en jaque toda estructura de nuestra sociedad, un proceso constituyente como el que se hablaba hace unos meses no tiene cabida en nuestras cabezas. Pero hay discusiones que se deben dar, sobre todo cuando esta pandemia devela -una vez más- la falla de las instituciones en la sociedad. 

Cuesta hablar de los medios de comunicación, su responsabilidad y su ética cuando somos parte del problema. No me imagino periodista o estudiante de periodismo que no haya entrado a la carrera con un dejo de esperanza (y quizás ilusión) de cambiar lo que tanto se ha criticado. Pero nos hemos dado cuenta que hay una trampa en el juego de los medios de comunicación, y hoy tenemos el poder de cambiar las reglas. 

En el pasado Congreso Nacional del Colegio de Periodistas, realizado en Antofagasta en enero de este año, se acordó por unanimidad la propuesta que buscará instaurar el derecho a la comunicación en la nueva Constitución, además de reafirmar el rol de una prensa fiscalizadora y responsable en el proceso que se está dando y se dará durante estos meses.

Mucho se ha hablado, y con razones, del rol de los medios de comunicación (me permito agregar, el rol de los medios hegemónicos) en el estallido social y en la complicidad que se ha tenido con la violación a los Derechos Humanos en medio de las protestas. O la irresponsabilidad de darle espacios a figuras como el Pastor Soto en medio de la crisis sanitaria. No vamos a ahondar en eso, ya muchos otros colegas y no colegas han dedicado escritos y palabras al tema. 

Lo poco que se habla es cómo cambiamos eso, más allá de la crítica o medidas paliativas. Y eso se logra con la consagración del derecho a la comunicación en una nueva Constitución. Si partimos de la base que concordamos con que es necesario una nueva Constitución, una agenda comunicacional distinta es y debe ser parte de la discusión. 

Cuando hablamos del derecho a la comunicación, nos referimos a mucho más que solo tener derecho a la información. Hablamos de una democratización real de los medios, donde el patrimonio de la comunicación no les pertenezca solo a los especialistas, sino a una ciudadanía completa que ha dejado en claro que está más despierta que nunca. 

Una nueva Constitución que garantice el derecho a la comunicación debe guiarse, entonces, por el respeto por los derechos humanos y el promover y garantizar la libertad de expresión, el derecho de acceder y de emitir información, y el derecho de acceder y de producir cultura. Y esto implica a todos y todas. En resumen, como decía el Ejército Zapatista, necesitamos un mundo donde quepan muchos mundos. 

Termino diciendo que la conversación sobre el derecho a la comunicación tiene larga data, no soy la primera ni seré la última en decirla. Destaco sin duda, el trabajo que se ha dado en la Red Académica por el Derecho a la Comunicación, que congrega a académicos/as, estudiantes y representantes gremiales en la discusión sobre el tema. Entre ellos, la Escuela de Periodismo PUCV.

Concluyo con un llamado a enfrentar con altura de miras el importante proceso que vivimos hoy, donde el rol del periodismo en esta nueva etapa que enfrenta Chile sea el de impulsar la discusión en todos los espacios. Pero también, y, sobre todo, garantizar que efectivamente sean todas las voces escuchadas. 

 

 

Foto: Huawei / Agencia Uno