Un nuevo sistema alimentario post pandemia

29 Abril 2020

¿Cómo Chile podría modificar su sistema alimentario, favoreciendo el consumo de productos frescos, estacionales, con pertinencia territorial por sobre aquellos ultra-procesados altos en nutrientes críticos?

Sofía Bustos >
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Por Sofía Bustos

A medida que salimos de la crisis de Covid-19 y comenzamos a reactivar la economía mundial, se nos presenta una oportunidad sin precedentes de rediseñar nuestro sistema alimentario para volverlo más saludable y sostenible. Sería absurdo no utilizar esta oportunidad única de reflexión y volver al ya conocido sistema alimentario pre-pandemia, que nos ha demostrado con evidencia sus efectos negativos, erosionando el planeta y dañando la salud de las personas. Este momento de crisis global debiera permitirnos pensar en cómo hacer para no volver a la tan anhelada normalidad, sino más bien tomar a esta nueva realidad como una oportunidad para replantearnos la forma como producimos, transportamos, comercializamos y consumimos nuestros alimentos, para migrar hacia una nueva realidad más saludable y sostenible, sin caer en la panacea.

¿Cómo Chile podría modificar su sistema alimentario, favoreciendo el consumo de productos frescos, estacionales, con pertinencia territorial por sobre aquellos ultra-procesados altos en nutrientes críticos? La respuesta está en las políticas públicas, donde debiera favorecerse el incentivo a la producción y comercialización de alimentos sanos, priorizando el consumo interno, fortaleciendo el canal tradicional de abastecimiento que asegure una oferta justa y equitativa en todo el territorio nacional. Se deben crear políticas coherentes de salud pública, agrícolas y alimentarias para que los alimentos saludables sean accesibles y asequibles para todas las personas, y permitir o hacer cumplir la legislación de otras políticas para asegurar que se sigan las directrices que fomenten entornos alimentarios saludables. 

Lamentablemente, la pandemia del Covid-19 exacerbará la desigualdad y traerá consigo un empobrecimiento de la calidad de la dieta de los grupos más vulnerables, lo que hace más relevante aun la importancia de fortalecer un sistema alimentario que releve la soberanía alimentaria y que considere la calidad nutricional como un valor prioritario. Este nuevo sistema alimentario requerirá migrar hacia una producción de alimentos más sostenible y amigable con el medio ambiente, que incluya la eliminación de las diferencias por rendimiento, la adopción de prácticas más sostenibles para el suelo, el agua, y en el uso de fertilizantes. 

La crisis de Covid-19 nos ha demostrado que un mundo diferente es posible, es necesario promover un nuevo paradigma de solidaridad, justicia y cooperación, donde la sociedad civil, academia y gobierno trabajen de la mano para rediseñar un sistema alimentario que fomente la salud humana con una sabia administración de los recursos naturales.

¡Actuemos!