Un traje a la medida para los malls

Un traje a la medida para los malls

24 Diciembre 2013

Aparentemente la última modificación a la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones viene a validar un eventual nuevo permiso para Mall Plaza en Barón. 

Jorge Bustos >
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Por Jorge Bustos

El capital intangible manda en estos tiempos, aunque nos lleve a una debacle. La información es, en tal sentido, el oro del siglo XXI, por eso manejar qué decir, cómo decir, cuándo y a quiénes o por qué medio es clave, trascendente incluso, puede cambiar la vida de las personas, reordenar la institucionalidad, hacer posible lo que antes no era, acordar lo que era impensado, legal lo ilegal, ético lo que no tiene ética, público lo privado y admisible lo que no se debería admitir. 

Las leyes son interpretables, no así sus frutos. Cambiar una disposición tiene objetivos, se supone que estos se alinean con la voluntad y el provenir de los pueblos que va a regir, pero sabemos que algo no está funcionando en tal sentido. Manejar la información, ocultarla o manipularla es hoy un arte perverso, el de los así llamados “poderes fácticos” y sus redes para su negocio que parece grande, pero que a nuestros ojos sólo muestra a lo que puede llegar la pequeñez humana. 

Aparentemente la última modificación a la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones viene a validar un eventual nuevo permiso para Mall Plaza en Barón. Pues cambia la exigencia de obras de equipamiento mayor en orden a "enfrentar" por "estar conectado con" vía troncal o expresa. Si bien es discutible que se aplique a permisos ya otorgados (incluso esta modificación sirve para validad nuestra interpretación pues si la modificación se hizo es porque era necesaria), despeja el camino para nuevos permisos, para el negocio. 

A los aprendices chilensis (por cierto malos alumnos) los hemos ido descubriendo de a poco, claro que algunos se han salvado por la complicidad pagada con indemnizaciones y por la falta de empeño o la famosa entrega de representatividad de la responsabilidad a otros. 

Hace unos años en nuestra ciudad un grupo de activos ciudadanos se empecinó en asumir su responsabilidad de ser activo defensor de sus cuestiones identitarias y también de ejercer sus derechos, lo que hoy ha puesto en el conocimiento público las más escandalosas actividades de varias autoridades y comerciantes por imponernos un proyecto que cada vez se cae y se derrumba en sus narices.

Hace poco nos enteramos de la destrucción de parte del patrimonio histórico y arqueológico de nuestra ciudad y lo denunciamos, ellos han negado todo, pero lo que no han dicho es que también han usado la artilugios para tratar de burlar las normas que nos rigen y al final los hemos pillados.

Todo su andamiaje de mentiras y cortinas de humos se sostiene en dos ilegalidades:

La primera es que el ex senador Cantero logró seducir a la contralora general de la República subrogante para que afirmara y decretara que los Mall y centros comerciales son “actividades portuarias” y por lo tanto, favoreciera que la concesión sea de 30 años y no de 10, como lo dice la ley.

La segunda y más grave ha sido desconocer  textos, recomendaciones, resoluciones y leyes de la República para destruir la historia, el valioso patrimonio que nos recuerda que somos lo que somos porque antes, otros, hicieron una pega, una obra maravillosa, reconocida por ellos mismos en documentos que hoy logramos descubrir entregados al Consejo de Monumentos Nacionales (CMN), donde describen la destrucción de los mismos.

El respeto de esta empresa (Falabella) por la ciudad y su historia es nula, a ellos solo les interesa vender y endeudarnos más, demostrar su poderío, comprando y corrompiendo a cuanta autoridad y funcionario se les cruce. Buscan y buscan ases bajo la manga, conejos que no son como esta nueva interpretación para la ordenanza. Fabrican todo un andamiaje de poder y de silencio, pero algo no se afirma y se cae, siempre se cae porque los verdaderos artesanos, obreros, trabajadores que saben construir un país están atentos, junto a profesionales y académicos, a los jóvenes que no necesitan más que verdades, certezas, no ilusiones de artilugios fanfarrones.

Todo revela que la importancia de fondo es desterrar la sinvergüenzura de la política, detener el descaro del poder del dinero, que lucha por imponerse y que no puede, pues existen Porteños que no tienen precio, sino coraje, el mismo de aquellos que forjaron nuestra ciudad como un Puerto principal, no como un mercadito de intangibles. Y por eso, aparecen, allí cuando ellos quieren construir su mall, la tierra entrega lo mejor de nuestra historia para enfrentarlos, con su gente que siempre ha sido, es y será lo más valioso que tiene La Patria.

¡¡¡Para fuegos artificiales, está el Año Nuevo!!!