Un Valparaíso soñado entre todos

Un Valparaíso soñado entre todos

13 Octubre 2011

La voz ciudadana, que se ha expresado con fuerza a propósito de las demandas estudiantiles, no ha aparecido en los medios de comunicación entregando su opinión para decir cómo soñamos nuestra ciudad.

Jorge Bustos >
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Por Jorge Bustos

Presidente Congemar

Con 87 votos a favor y 2 en contra, la Cámara de Diputado aprobó un proyecto que busca seducir la llegada de más cruceros a los puertos chilenos, en particular a Valparaíso. 

Esta iniciativa se relaciona con la necesidad de expandir el Puerto de Valparaíso, aumentando su capacidad para recibir no sólo grandes navíos de naturaleza turística, sino que de todo tipo de carga.

Para el efecto se hace necesario tomar en cuenta no sólo la opinión de quienes se quieren postular a algún cargo de representación ciudadana, sino que a toda la población.

La prensa regional ha publicado dos cartas enviadas por un pre candidato a alcalde y ex trabajador de la Empresa Portuaria de Valparaíso. En una de ellas llama a plebiscitar el tema del cuestionado Mall Plaza y en la segunda exige que la Contraloría debiese investigar la legalidad de las bases de licitación y del contrato.

Sin embargo, la voz ciudadana, que se ha expresado con fuerza a propósito de las demandas estudiantiles, no ha aparecido en los medios de comunicación entregando su opinión para decir cómo soñamos nuestra ciudad.

Existe un serio intento por cercar la opinión de la sociedad en temas que importan por la intromision de grandes fortunas que inciden finalmente en el aspecto de nuestra ciudad. Jamás nos opondremos al desarrollo de nuestro puerto, pero tampoco queremos ser meros espectadores de sus cambios.

Por esta razón vemos con preocupación la licitación del Espigón de Valparaíso. Como cualquiera sabe, no existe conectividad que resuelva el flujo de carga proyectada. El acceso sur es un embudo que solo permite 60 camiones en ruta. Del mismo modo, consideramos un despropósito la pretensión de expandir el frente de atraque concesionado a Terminar Pacifico Sur, lo que no solo es ilegal, sino que también tiene el grave problema de la conectividad vial para cargas peligrosas y sobre dimensionadas.

Nuestra opinión es que para asegurar el crecimiento de la infraestructura portuaria, es necesario mirar al norte, es decir, Valparaíso debe tener otro puerto en los terrenos del Barón, pues el tema de la conectividad se resolvería por Cabriteria, carretera propuesta desde inicio del siglo anterior. Ese puerto debe ser de la ciudad, para poder desarrollarse y crecer sin el auspicio condicionado del Ejecutivo.

De resolverse por esta vía, dejaríamos el Espigón como atracadero de los cruceros, ya que por lógica los turistas se allegan a nuestras rutas para conocer las cosas típicas nuestras y no para ver lo que en sus países tienen de sobra. Se vería potenciado en el turismo el casco histórico declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, los lancheros y sus paseos también declarados como Patrimonio Intangible de la ciudad y a los pescadores de la Caleta Sudamericana, además de encajar con el hotel que está en construcción en la estación puerto.

Del mismo modo, por si queda alguna duda, propongo que desde el vértice de Urriola hasta Francia con la avenida Errázuriz, debiese quedar para que los visitantes y ciudadanos de Valparaíso tuviesen acceso al mar, pudiendo desarrollar y potenciar el turismo y los espacios públicos tan escasos en nuestro terruño.

Alguien se preguntará qué hacemos con el tren y su trazado. Consideremos la experiencia de Santiago en que con dinero de todos los chilenos se construyo un Metro subterráneo que precisamente pasa por debajo de la Alameda Bernardo O´Higgins.

Considerando los avances de la tecnología en construcción, Merval podría hundirse y pasar por la avenida Argentina y Pedro Montt. Eso resolvería nuestro atraso de conectividad urbana y permitiría ser más amigable con los visitantes. En definitiva, necesitamos un consenso ciudadano que nos permita vivir mejor, crecer y desarrollarnos, como una ciudad que guarda sus atractivos para el disfrute de sus habitantes y quienes la visitan. Esperemos que el centralismo entienda esta filosofía.

Nuestra propuestas son en dirección a dar el mejor uso al borde costero, cuya singularidad debe transformarse en un polo de desarrollo para la ciudad, para que todos los habitantes ganen, y que la industria del comercio internacional tenga posibilidades de competir en igualdad de condiciones, en particular las pequeñas y medianas empresas de rubro.

Sin duda lo que se plantea es un sueño, pero los sueños son el motor de las grandes realizaciones, sobre todo las que apuntan a permitir una mejor calidad de vida para todos y no sólo para que los poderosos aumenten sus fortunas a costa del sacrificio y el sufrimiento de muchos.