Viña tiene Festival... y está equivocado

Viña tiene Festival... y está equivocado

19 Febrero 2020

El llamado festival más prestigioso de Latinoamérica y del verano ha sabido implantar de manera irrespetuosa y totalmente egoísta, el cómo la imagen con el show tiende a ser una excusa para olvidar realmente nuestros valores en el arte. 

Pablo Rebolledo >
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Por Pablo Rebolledo Bañados

“El festival más grande de Latinoamérica” dice el comercial que se transmite en la cadena internacional de Fox, el escenario más importante para surgir como artista emergente enfatizan, mientras reproducen millones de veces la vez que Shakira ganó por primera vez a sus 16 años.

Pero esas glorias pasadas no se asemejan a la constante denigración y mal exposición que han tenido con “ritual” de aceptación, al tratar de fomentar una imagen exitista, superficial y siempre burbujeada de delirios de grandeza. Sí, traerán a Maroon 5, pueden traer a los Backstreet Boys cuando quieran, pero el real problema de un festival como el de Viña del Mar es que ya no es lo que era antes y se convirtió en la cortina de humo para lo que la gente realmente necesita: un espacio para tener voz. Esto incluye al público como también a los mismos artistas chilenos.

No olvidemos que hace solamente un año, se le faltó el respeto de manera grande y despreocupada a la gran rapera y artista Ana Tijoux, al ofrecerle que trabajara gratis para la inauguración del festival, esto habiendo tenido números colosales en masividad como lo fue Bad Bunny, al cual le pagaron la cantidad de 800 millones.

¿Será que el favor y la cultura chilena es así? El amigo que trabaja en esto te debe dar una oferta. El sonidista que es tu hermano del alma, está atado a que le hagas sonido al carrete de la universidad, porque claro, son “partners”. El llamado festival más prestigioso de Latinoamérica y del verano ha sabido implantar de manera irrespetuosa y totalmente egoísta, el cómo la imagen con el show tiende a ser una excusa para olvidar realmente nuestros valores en el arte. Partamos por el hecho de que se habla de una competencia internacional, que te juzga y tiene notas, que además no recibe la tribuna que debería tener y siempre es mostrada en el horario menos concurrente posible. Claramente el contenido pierde su enfoque, dirige su lente para otro lado,y el valor hacia el artista se va perdiendo con todo.

Antes de la semana del 23 de febrero (fecha donde comenzarán todas las actividades) me tocó ir a cubrir y registrar eventos autogestionados, en donde músicos, cocineros, artistas, roadies, malabaristas y gente con motivación armaban espacios con tal de poder hacer un concierto con un sonido adecuado. Tomemos los ejemplos de las ediciones del denominado “Ruidos del Cerro” realizado en los interiores del Centro Cultural El Surco. Estando en sus reuniones previas al evento se hablaba de contrainformación, de compartirse elementos, de mostrar música bajo el respeto y construcción de una mayor afinidad entre pares para sacar adelante la jornada. Algo como crecimiento en conjunto, de que no importa dónde estás tú dentro de esta pirámide impuesta de logros, subiremos con tal de todos surgir. Eso sumado a manifestaciones y muros en donde los mismos vecinos se movilizan para informar respecto de lo acontecido con lo que está ocurriendo debido a la excesiva represión policial y la violencia de Estado. 

“Organización del Festival pidió a humoristas no imputar delitos a autoridades o instituciones” sale en el titular de varios medios el día 14 de febrero de 2020, mientras también se lee que la seguridad aumentará cuando la prensa latina anuncia  que “Blindarán un festival en Chile”. Cambia la connotación, un festival que viste de gala y muestra lo que le conviene, teniendo el peor horario de partida y termino (no es normal que un show termine pasado las 4 de la mañana) para todo su cartel, y que aún tenga la indecencia de llamarse el evento de toda una ciudad. Los cerros y los campamentos siguen abandonados en su miseria, los incendios siguen ocurriendo de manera sospechosa y la violencia de Carabineros parece querer pasar impune, mientras esta plataforma quiere disfrazar de tintes fantasiosos a un país que está siendo asesinado por sus autoridades. 

Tienen un espacio con retornos imponentes y la mejor parafernalia técnica, escenografía sacada de los eventos más prestigiosos, juego de luces y orquesta para darle epicidad. Todo, solo para tener la imagen- y no la consecuencia- con tal de amordazar frente a la realidad que estamos viviendo. “Prohíben pancartas propias e instalan detectores de metales para el ingreso” se lee en una nota lanzada el 17 de febrero de 2020, solo a días de la primera fecha del festival.

¿Sigamos hablando de autogestión? Es 8 de febrero cuando cercano a la Estación de Villa Alemana, un grupo de músicos y amigos lograron llevar acabo un evento independiente con la necesidad de buscar dignidad en la escena musical. El Colectivo Organizado de Bandas de Valparaíso (COBAV) hizo su lanzamiento con 10 bandas de la región, en las cuales todas hablaron de contingencia, incitaron a la resistencia e hicieron vibrar a una cantidad de público notable para un evento. Empezando todo en armonía de horario cumplido, haciendo alegoría de dos escenarios que se repartían bandas, y con la venta de alimentos fluyendo, pues el primer gran evento de esta organización fue un éxito. ¿Alguno de verdad piensa en actuar en el Festival? El cliché del colega que no sabe de una escena musical, esperando que la respuesta sea si o tal vez, mientras que otros escenarios son claramente más deseados.

Las comparaciones son claras. No es sorpresa asumir que Viña tiene Festival y siempre ha estado equivocado. Basta con sintonizar cada matinal que impulsa la farándula, historias cínicas, propagandas y falsedades, cuando de verdad ahora el país ya no necesita eso. Es por esto, que este festival siempre será el de unos pocos, cuando el de las mayorías siempre se estará armando en los cerros y desde el rincón más pequeño de una región llena de talento.