Parisinos y turistas siguen conmocionados por la violencia de los atentados de noviembre.
Por Fernando Rivas Inostroza
PARIS.- Conmoción es el sentimiento común que aún embarga a quienes diariamente y hasta en horas de la noche concurren hasta las afueras de la sala Bataclán, en el bulevar Voltaire, en las inmediaciones de la Plaza de la República. Persignarse frente a velas, flores y dibujos es el gesto más común en un espacio que esta tapizado tanto en la propia acerca y en torno del local, como por la vereda de enfrente.
A casi un mes de ocurridos los atentados en que murieron 130 personas, las medidas de seguridad son las precisas y frente a la tradicional sala de espectáculos sólo un policía el domingo en la noche cautelaba el sector y regulaba el tránsito con atención especial respecto de los turistas. El recogimiento hace que las fotografías sean captadas con respeto y de modo inexpresivo, como otro tributo digital a quienes allí perdieron la vida.
Un bus ocupa gran parte del espacio en la acera y está cubierto con coronas flores y banderas. En el conjunto destaca la ofrenda de la Presidenta Michelle Bachelet, ubicada al centro del conjunto y destacada por una pequeña banderita nacional. En el recinto fallecieron también jóvenes chilenos .
Decenas de velas de distintos tamaños permanecen encendidas y el flamear de sus llamas evidencia la constancia de quienes por allí pasan de modo lento, pero permanente. El lugar se ha vuelto un sitio de peregrinación para muchos franceses, pero también para otros tantos turistas que solicitan expresamente conocer el lugar, especialmente después de visitar el artístico y bohemio barrio de Montmartre y la aledaña Plaza de la República. Choferes de taxi suelen señalar que los atentados buscaron generar terror en la población atacando una sala común y propia de jóvenes de clase media. El horror quedó graficado en el esfuerzo de algunos músicos que arrancaron del lugar por la parte posterior descolgándose a un pasaje lateral desde algunas ventanas ubicadas en altura o alcanzando a puertas posteriores. Fue su instinto de supervivencia.
Sin duda que la atención ahora se centra en los carteles y dibujos alusivos que abogan no solo por la libertad, igualdad y fraternidad, sino que también por la urbanidad, cual es la capacidad de convivencia al interior de una ciudad cosmopolita como Paris. Los símbolos también son importantes y uno recurrente ha sido el de un diseño que muestra a la torre Eiffel como símbolo de paz al modo de los años 60’ y distintas versiones del famoso “peace and love”. “El miedo no triunfará” advierte un letrero en italiano, al lado de una imagen silueteada de Jim Morrison, el vocalista de The Doors, en silenciosa alusión a la afición por la música de quienes allí murieron.
Los dueños de Bataclan han dicho que a fines del próximo año sólo pretenden reabrir la sala, Por el momento, éste es sólo un lugar de culto y un memorial vivo del presente parisino.
Las autoridades de la ciudad, no obstante, quieren que la normalidad vaya recuperándose pronto y para eso en el transcurso del domingo la alcaldesa Anne Hidalgo, junto al secretario general de Naciones Unidas, Ban-ki moon, reinauguraron el local de “La Bonne Biere”, la buena cerveza, un café muy cercano donde cayeron 5 de las 130 víctimas.
