Por Andrés Allamand
En un artículo publicado ayer (ver nota), el corresponsal Matias Carrozzi describe como un “autogol” mi declaración respecto a que los funcionarios de la Concertación tendrán que salir a buscar trabajo en marzo, cuando asuma el gobierno de Sebastián Piñera.
No hay tal “autogol”. Lo que pasa es que hay un equipo –los operadores políticos- y un grupo de hinchas -los dirigentes de la Concertación- que siempre comenten penales y creen que nunca nadie se los cobrará.
Mis declaraciones claramente estaban referidas a los operadores políticos y funcionarios que trasgrediendo la ley se transforman en activistas electorales.
Es a ellos a quien me referí y no los más de 78 mil empleados fiscales, la mayor parte de los cuales llevan adelante su trabajo con responsabilidad y esfuerzo, independiente de sus preferencias políticas. Sería absurdo suponer que apuntaba a un grupo de funcionarios que, en los hechos y para beneficio del país, permanecerán en sus cargos después del 11 de marzo. Podemos estar tranquilos, porque la administración pública podrá beneficiarse de la invaluable experiencia acumulada por ellos.
Por lo demás, el tenor de mis declaraciones ya había quedado zanjado por en el Diario Austral del 2 de septiembre, así como también en el diario La Nación del 8 de septiembre. En aquella instancia señalé que "yo no meto jamás a todos los funcionarios en el mismo saco, porque tengo mucho respeto por aquellos que han dedicado su vida al servicio de los demás”.
Con la misma fuerza, sin embargo, reafirmo la voluntad de limpiar el aparato público de quienes lo utilizan como trampolín electoral. El 2 de septiembre señalé que “[Raúl de la Puente] sabe igual que yo, que bajo los gobiernos de la Concertación que respalda, la administración pública se ha llenado de un ejército de operadores políticos, que son simplemente activistas electorales"./span>
Negar esta realidad es tan insostenible como lo sería suponer que mis dichos originales apuntaban a implementar el enroque laboral de mayor envergadura y más absurdo de la historia reciente de Chile.