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Siempre me han causado interés las publicaciones que hacen referencia a las personas por sus dos nombres o con un solo apellido. Despiertan mi curiosidad (o debiera decir, suspicacia) porque trato de encontrar la razón que motiva esta peculiar acción. Por un lado, creo que lo hacen para ignorar el primer apellido por considerarlo rasca y, por otra parte, para minimizar la importancia de quien nos bota (para bien o para mal) al mundo exterior.   Mathias Klotz, es uno de las personas que encaja con esta descripción, ya que muy poco se sabe de sus lazos maternos y por ende es difícil (no imposible) establecer la existencia de tráfico de influencias y su posible relación con el poder regional.

Pero ,¿sabemos algo más de este arquitecto, responsable de la construcción de los edificios en el Cerro Barón, que contemplan 202 departamentos, un local comercial, 187 bodegas y 232 estacionamientos, y cuya obra tiene hace más de dos meses cortada la Avenida Portales –vía fundamental de conexión entre los cerros Barón, Rodelillo y el plan de la ciudad?. Aparte de saber  de su incapacidad de visualizar que los centenarios muros  que soportan esta arteria serían incapaces de seguirla sosteniendo, información que, me imagino, es relevante y obligatoria  para un proyecto de esta envergadura, que debe considerar las condiciones del terreno. Me imagino que también podemos atribuirle la responsabilidad (desafortunada, por lo demás) de haber demolido el Hospital Ferroviario, el único construido con dineros de los trabajadores y, por tanto, patrimonio tangible de una idea que movió al mundo a principios del Siglo XX y que se hizo realidad en nuestra ciudad, que además reflejaba como testigo visible, el lugar en que se inicia el desarrollo industrial de Chile.

Hace pocos días, y para variar a través de El Mercurio, apareció un gran anuncio de obras que nuevamente escapa a la razón y a la ética. Me refiero al controvertido Terminal N°2. En este anuncio, y casi de un modo imperceptible, se nombraba a un arquitecto llamado Mathias Klotz, quien, se supone, construirá una pasarela para impedir que la invasión de contenedores que presupone el proyecto portuario les robe la vista a los porteños. Es decir, un tipo con buenas intenciones.

Lo que me llama la atención y me cuesta entender es que, si tanto el Colegio de Arquitectos local como el nacional se han opuesto a estos nefastos y agresivos proyectos (Mall y T2), un arquitecto (colegiado, supongo) trabaje para EPV. Este detalle me impulsó a indagar y navegar en la red buscando información que pudiese explicar la razón. Y al fin se hizo la luz. Su segundo apellido me era familiar; es el mismo de la ex directora de obras públicas del municipio en contra de quien, dicho sea de paso, interpondré una querella criminal la próxima semana.

Entonces, si el joven arquitecto es sobrino de una de las personas responsables de dar estos permisos en esta ciudad que violan las leyes de urbanismo y construcción de la República y ha sido capaz de urdir y falsear información, para construir legalidades que solo están en su mente ambiciosa, lo lógico es pensar como mi abuelo Ángel Custodio que decía “de tal palo a Talcahuano”.

Porque, ¿cómo es posible que en un terreno de 6.717 m2 se pretenda construir 21.298 m2? Revisando el permiso de construcción, me asaltan varias dudas: ¿tendrán el estudio de impacto vial?; ¿será legal?; ¿se acoge a conjunto armónico y este estará en regla o será como los que viso la cuestionada tía?; ¿cumplirá con la norma de los conos de sombra?, o ¿será como la mayoría de los edificios de Valparaíso que violan esa norma? Y por si fuese poco se construye una calle de salida a la Avenida España….

Si este arquitecto de casuchitas de pitucos es igual a quien,  es posiblemente su tía materna, estamos en presencia de otro “terrorista del patrimonio” y deberemos investigar y hacer lo que se debe, no solo criticar, como esperando que los santos espíritus hagan el trabajo de demandar y obligar a que las instituciones funcionen.

Ahhh, también se sabe que Mathias Klotz Germain fue  skater y patinetista. Relevante, ¿no?