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Primero fue Gonzalo Bofill, presidente de la Fundación Piensa y dueño de Carozzi, quien en presencia del Ministro del Interior, Andrés Chadwick, dijo en el aniversario de la fundación que lidera, respecto al Terminal 2 del puerto de Valparaíso, que "no puede ser que un proyecto genere tanta oposición. Se trata de una iniciativa incompatible con la ciudad y muy especialmente con su centro histórico. Es innegable que contaminará el ambiente y producirá un deterioro, desvalorización, emigración y pérdida patrimonial en el área del sitio histórico, la que debe estar especialmente protegida conforme a los compromisos que como país hemos adquirido con la Unesco (...) No parece razonable ni estratégico que la expansión de la capacidad portuaria se concentre en un solo puerto como San Antonio", según consigna El Mercurio de Valparaíso.

Sin embargo, las críticas al proyecto que ahora impulsa la Empresa Portuaria de Valparaíso, luego de la salida del concesionario Terminal Cerros de Valparaíso (TCVAL), no quedaron solo ahí. Ahora los que se sumaron fue la Cámara Regional de Comercio de Valparaíso (CRCP).

Su presidente, Pier-Paolo Zaccarelli, según cita el mismo medio [4], señaló respecto al Terminal 2 que "Esperamos que se modifique el proyecto original, ya que para el futuro de la economía regional y del país es importante aumentar nuestra capacidad portuaria, especialmente en tiempos en donde gran parte del comercio se realiza de manera transfronteriza y que sea social, económica y medioambientalmente viable, que no genere incidencias negativas dentro de la ciudad y de la población. No podemos jugarnos el desarrollo del Puerto de Valparaíso a una sola alternativa, que demostró no ser atractiva para los actores".