A Juan Carlos Latorre, Diputado y Presidente de la Democracia Cristiana, le resultó especialmente difícil esta semana y es que su porfía, disfrazada de soberbia, dejó en evidencia su restringido progreso intelectual al no saber analizar correctamente lo dicho por dos figuras históricas de su partido, como tampoco las instrucciones del mismo comando oficialista.
Latorre, lejos de entender el mensaje de Patricio Aylwin y el Conde Valdés para moderar el tono catastrofista y beligerante en la campaña presidencial, las embistió insistentemente contra Marco Enríquez-Ominami, apoyándose en los comentarios del Alcalde de San Miguel, Julio Palestro, quien asegura que todos los años realiza un homenaje en honor del extinto padre de Marquito en el frontis de la casa donde habría sido asesinado. Juan Carlos sentenció que Enríquez-Ominami está puro vendiendo la pomada ya que ahora sale a recordar a su padre siendo que jamás ha asistido a los homenajes realizados por Palestro (Bueno, seamos francos, Latorre tampoco asiste).
Revivo este casi invisible episodio a los ojos y lentes de Chile como ejemplo y advertencia del enorme error que están cometiendo aquellos que sueñan con un quinto Gobierno de la Concertación y es que pelearse con quien se supone te dará el porcentaje de votos necesarios para imponerte a Piñera en segunda vuelta es un suicidio. Advertencia valida también para los muchachos que dirigen la campaña de Marco. Uno de los dos quedará en el camino y a mi juicio nadie le pide pololeo a una chiquilla insultándola. ¿O si?.
Por otra parte, hace rato que los genios deberían haber advertido que el apoyo de MEO no es un voto ideologizado. Es decir, la afinidad es más bien de protesta, de enojo con el establishment político, por lo que de continuar con estas peleas ficticias, rascas y ausentes de toda profundidad, benefician precisamente a quien quieres aguarle la fiesta. Podríamos entonces decir que, además de ser de muy mal gusto inmiscuirse en asuntos estrictamente familiares de un candidato, sería pertinente evitar los ataques y preocuparse con más detención de eliminar los dimes y diretes al interior del oficialismo.
Sus más cercanos asesores le ordenaron a Eduardo Frei cerrar la boca y renunciar a la provocación con bravatas que a muy pocos le interesan, al tiempo que criticaron fuertemente el que personas con buena evaluación ciudadana se resten la campaña, por ejemplo, la Senador Soledad Alvear, quien con la chiva de estar delicada de salud, no ha manifestado como tampoco invertido públicamente esfuerzo alguno para apuntalar al alicaído Senador DC.
La misma Presidente Bachelet tiene problemas ya que muchos se preguntan si es conveniente salir brutalmente a apoyar a Frei en circunstancias que ella está en un muy buen pie para volver a La Moneda el 2014. ¿Arriesgaría Michelle el enorme capital político que significa ser la figura más relevante y querida de Chile por apoyar a un candidato sin opciones ciertas de ganar la elección?.
Juan Carlos Latorre parece que seguirá e insistirá en esa actitud, con lo que hundirá al oficialismo en un discurso tan absurdo como infantil. Por último, y ya que gozo de un intelecto muy superior al de muchos asesores presidenciales, les puedo asegurar que importará muy poco quién gane en Enero ya que ni Satanás ni Dios se apoderarán del Estado.
FOTO: marcoenriquezominami