Hacer un comentario

Amigo Sharp, recomendaciones para el día de la victoria

20 Octubre 2016

Estamos en medio de una batalla (para decirlo épicamente) que no termina el 23 de octubre, ganemos o no (porque ya nos anotamos un triunfo táctico importante con la conformación de un bloque sólido y cohesionado). 

Corresponsal El... >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Invitado

Por Marcelo Mellado

Jorge, compañero, no puedo negar la sensación de triunfo que me invade. No es arrogancia, usted sabe, hay un trabajo político de buena calidad que dio sus frutos y que tuvo su momento clave en las primarias ciudadanas, y en la construcción de un programa. No voy a ahondar en eso para no sobreideologizar el asunto ni abusar de los tópicos de siempre (ciudadanía, participación, transparencia o putear al enemigo con expresiones odiosas).

Estamos en medio de una batalla (para decirlo épicamente) que no termina el 23 de octubre, ganemos o no (porque ya nos anotamos un triunfo táctico importante con la conformación de un bloque sólido y cohesionado). Creo, compañero, a pesar de que a mí me carga la política (no hay nada más patológico y perverso, aunque necesario), que estamos haciendo no sólo una contribución al desarrollo de la ciudad, sino también a la teoría política, aunque suene algo soberbio, porque estamos promoviendo un nuevo paradigma en el imaginario del poder que tiene como eje a la ciudadanía (dicho rimbombantemente).

Es cierto, como ya han dicho algunos analistas, que aquí se juega una cuestión simbólica, algo tiene de plebiscitario este evento; muchos hemos vuelto a sentir cosas muy parecidas como cuando el dilema era entre el SÍ y el NO. Es decir, la continuidad del dictador es comparable a la persistencia de un modelo canónico de dependencia endémica de las élites, que es la propuesta del duopolio, o, por otro lado, la inauguración de un nuevo periodo político, determinado por un nueva pauta participativa y con mucho aroma refundacional de la cosa democrático republicana.  Sólo que ahora se da como efecto laboratorio en una localidad de provincia y no en términos superestructurales, porque los tiempos son otros.

Jorge, no quiero aburrirte con cosas que tú debes manejar mejor que yo. Ahora sólo quiero preocuparme de algunos protocolos que tendremos que tomar en cuenta para ese día. Ojalá no tengas que hablarle a la ciudadanía desde un palco improvisado, como le pasó al compañero Allende cuando el 4 de septiembre de 1970 le habló al pueblo desde un balcón de la FECH, luego de la victoria popular. Tú no lo recuerdas porque eres demasiado joven, pero sí has leído ese discurso. Hay un párrafo que me emociona hasta las lágrimas, cuando le dice a la gente que vuelva a sus casas (había cierta tensión, porque existía el rumor de que el triunfo no sería reconocido), que estuvieran tranquilos, y acariciaran a sus hijos y confiaran en el futuro (estoy parafraseando). ¿Cómo este compadre podía poner en un mismo plano la intimidad afectiva de una familia proletaria y los acontecimientos políticos que se precipitaban? El 73 le tocó ser mártir, y en ese trance se mandó ese tremendo discurso de despedida, hermoso como el anterior, pero brutalmente trágico.

Apelamos a la memoria heroico popular, compañero, para saber a qué atenernos y para que se prepare una alocución a la altura de las circunstancias (¡que no se les olvide el megáfono!). No se trata de establecer una burda homología con nuestro líder histórico, pero necesitamos un diseño de victoria que responda a la épica que estamos construyendo. En lo personal me preocupa el control emotivo, ojalá nuestra gente pueda manejar lo mejor posible el juego de las lágrimas, pero lo que más debiera preocuparnos es el listado de las canciones que interpretaremos en la celebración antes del bailongo.

Quizás haya que partir cantando el himno nacional, eso se impone, pero por ningún motivo debiéramos recurrir al Venceremos ni menos a la Internacional, podría ser El Pueblo Unido, pero creo que el que no puede faltar, un verdadero himno porteño, es el tema Valparaíso del Gitano Rodríguez. Y Valparaíso Mi Amor puede abrir la fiestoca y después vendrán todas las otras canciones.

Por otra parte, no puedo dejar de recordar a algunos que ya no están, a tantos de mi generación que quedaron en el camino. A nosotros no se nos dieron bien las cosas, hoy es el momento de ustedes. Tú eres de una nueva horneada de gente que debe cumplir una tarea clave en relación a una modernidad que nos exige desafíos propios del siglo XXI, en donde el tema urbano es fundamental. Qué te puedo decir de cuestiones que son casi apocalípticas y que como porteños sufrimos en carne propia, con esa particular predilección por la catástrofe que nos caracteriza.      

Por último, compadre, siento mucho cariño por nuestra gente, el trabajo ha sido duro, pero no la hemos pasado mal, porque hemos cumplido las tareas con harta alegría y con una mística hermosa que surgió entre todos  nosotros, la que debiera acompañarnos por mucho tiempo, sobre todo ahora que estamos haciendo ciudad, como simples habitantes conscientes y responsables de su comunidad y de su entorno, sin las grandilocuencias propias de la histeria política tradicional.

Cuando necesites alguna palabra idiota, alguna referencia estúpida o desarrollar algunas paradojas ficcionales, eso que llamamos “hueveo” -por ningún motivo un consejo- llámame.

Saludos y abrazos.

Responder

El contenido de este campo se mantiene privado y no se mostrará públicamente.

Aqui podría estar su imagen. para registrarse, haga clic aquí.

CAPTCHA
Queremos saber si eres una persona y no un robot, por eso responde este siguiente formulario.