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Migración en Valparaíso: Una riqueza y un derecho humano fundamental

26 Marzo 2019

Desde la parroquia Corazón de María en Valparaíso, la Pastoral de la Movilidad Humana funciona como espacio de acogida y de acompañamiento para dignificar la vida moral y material de los migrantes.

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Según la Encuesta CASEN, al 2015 los migrantes representan solo un 2,7% de la población en Chile y pertenecen a países como Argentina, Perú, Bolivia y Ecuador y con mayor presencia desde el año 2011 de Colombia, República Dominicana, Haití y Venezuela. A contra corriente de los prejuicios y de la desinformación, el Padre Pedro Nahuelcura ve en la migración una riqueza y un derecho humano fundamental. El es Director del Departamento de Movilidad Humana del Obispado de Valparaíso, y párroco de la Iglesia Corazón de María en el barrio Almendral.

Pastoral de la Movilidad Humana

El padre empezó con esta misión de acompañar a los migrantes en sus actividades sociales, religiosas y culturales desde hace 20 años, primero para responder a la llegada de peruanos. Ahora, la pastoral está más amplia, dado que en conjunto con el Instituto Católico Chileno de Migración, pone a disposición las herramientas de la Iglesia para atender la realidad social específica de las personas que están en diversas situaciones de movilidad y vulnerabilidad. Existe una Pastoral Migratoria, pero también una Pastoral Indígena, de Turismo, del Mar, de los Feriantes, Itinerantes y Circenses, Estudiantil y de Carretera. Para el padre, el tema de las migraciones tiene un eco particular en Valparaíso, dado que “constituyeron el alma porteño de la ciudad, que como puerto se gesta por la migración, los colonos, misioneros, lo que hoy llamamos migración histórica pero que sigue hoy día, puesto que la ciudad todavía atrae a muchas personas”.

Casas de Acogida y programas de apoyo

Para acoger a los migrantes, la parroquia dispone de dos Casas de Acogida, para varones, mujeres y niños y niñas, una en la ala de la casa parroquial y otra en el cerro El Litre. También llevan a cabo varios programas de apoyo, colaborando con la Bolsa del Trabajo y una trabajadora social. Proponen asesoría social, ayuda en cuanto a la salud, la documentación y la escolaridad. Trabajan en red con organizaciones del Estado, ONG´s, cuerpos consulares, una psicóloga, abogados voluntarios para la asesoría legal frente a la explotación laboral, por ejemplo. También llevan a cabo un acompañamiento espiritual, por la participación de los inmigrantes en fiestas religiosas como la celebración del Señor de los Milagros.

La integración como derecho y deber

El padre insiste en que es fundamental promover la integración de los migrantes “y no su concentración en tiestos, como se puede ver en el norte, donde la población migrante vive encapsulada en campamentos o alojamientos donde los riesgos son altos y donde son mal asesorados”. La integración depende de la capacidad de adaptación de los migrantes, que llegan a veces sin conocer el idioma, “en un país muy caro, donde necesitan una educación a la economía del hogar”.

 Para el padre, el trabajo de la pastoral “no es crear mas barreras que las que existen, al contrario”. Cita al Papá Francisco, quién insiste en estas cuatros palabras “acoger, acompañar, solidarizar, integrar”. Al padre le parece fundamental “integrar también a un sistema social de protección, que da derechos, pero también deberes, como la regularización”. El considera la movilidad humana también como un deber por parte del país. “Chile tiene una deuda. Nuestra historia nacional es una historia de inmigración y todavía somos un país de emigrados. Hoy, muchos profesionales de la salud chilenos parten a ejercer afuera del país, formando un éxodo profesional de los jóvenes. Hoy casi 1,5 million de chilenos viven afuera de Chile”. Históricamente, Chile se ha forjado con la ayuda de las migraciones, pero hoy en día, siguen siendo más chilenos en el extranjero que extranjeros en Chile.

“Cristo era un migrante”

No podemos ser cristianos si no somos acogedores”, añade el padre. El insiste en que en la Iglesia nadie es extranjero, puesto que “extranjero” contiene la palabra “extraño”, y que “ninguna persona es extraña, todos somos hijos de Dios. Incluso Cristo era un migrante, que tuvo que refugiarse en Egipto. Por eso, esta pastoral no es nueva, no es un capricho ni una moda. La movilidad humana siempre ha existido”. El ve en el racismo, el clasismo y la xenofobia “pecados sociales” que hay que eradicar, para empatizar, ver al otro como un ser humano y vivir concretamente la fraternidad.

El 6 de marzo se inició la Cuaresma de Fraternidad, una colecta al nivel nacional cuyos fondos recaudados serán en beneficio al trabajo de acogida, protección, promoción e integración de las comunidades migrantes.

Para los que quieren ayudar al trabajo de la pastoral, que sea para cuidar las casas, padrinar o acompañar a los migrantes que buscan trabajo o que están enfermos, la oficina de la parroquia esta ubicada en Pocuro 834.

Mayor información en www.movilidadhumanavalpo.cl.  

Foto: Huawei / Agencia Uno

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