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[OPINIÓN] Limache, el paraíso de las inmobiliarias

26 Agosto 2019

Pareciera como si las empresas inmobiliarias estuviesen aprovechando la contingencia de una comuna con un plan regulador desactualizado.

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Por Joel González Vega
Profesor, Músico de Al Otro Pueblo
Activista Medio ambiental
Dirigente Sindical

No es novedad (y no por éso no debemos dejar de sorprendernos) que las ciudades carecen de un diseño estratégico que involucre las múltiples necesidades y aspectos de la vida en comunidad, más aún, en un contexto en que la mirada del ser humano en relación a su entorno natural necesita urgentemente de una revisión que de garantías de sostenibilidad.

Calles que se fueron ampliando, barrios que aparecieron en lugares donde habían áreas verdes, saturación automotriz sin vías de tránsito expeditas, carencia de ciclo vías, desaparición progresiva del pequeño comercio local y su reemplazo por supermercados y farmacias del retail, pérdida de la cultura relacionada al mundo rural y transformación forzosa de los elementos identitarios de nuestros pueblos.

Esto es lo que hoy ocurre en mi comuna, Limache, donde la falta de participación en el diseño estratégico de la ciudad y la ausencia de una perspectiva de futuro centrada en el buen vivir de sus habitantes, la ha transformado en los últimos años en una de las comunas con menor superficie de áreas verdes por habitante (2,37m2/hab) figurando como la número 18 peor evaluada entre 117 municipios analizados en estudio del Sistema de indicadores y estándares de desarrollo urbano (Siedu) a través de datos generados por el Instituto nacional de estadísticas, el Minvu y el Consejo de desarrollo urbano.

Esto, por muy decepcionante que sea, no es novedad para quienes habitamos esta comuna y hemos visto el desmesurado crecimiento de proyectos inmobiliarios en lugares donde poco queda de patrimonio urbanístico o áreas verdes de libre acceso. Los cerros y sitios eriazos donde antes los niños se reunían a encumbrar volantines, andar en bicicleta o simplemente a correr y caminar a lo ancho de un espacio libre de hormigón, hoy son cercados para futuros condominios y edificios departamentos, todo esto bajo anuncios llenos de demagogia que hablan del compromiso del gobierno local con el sueño de la casa propia, pero desprovisto de todo el soporte que debiese dar garantías para que la habitabilidad vaya de la mano con la calidad de vida, cediendo a la "responsabilidad empresarial" de las constructoras que el anhelo de la casa propia satisfaga los múltiples factores que inciden en la percepción del buen vivir de quienes habitarán los cubículos destinados para la convivencia.

Pareciera como si las empresas inmobiliarias estuviesen aprovechando la contingencia de una comuna con un plan regulador desactualizado y en su apuro, los proyectos no contemplan espacio, contexto, ni perfil de una ciudad que claramente terminará por adaptar su diseño al flujo vehicular y la irrupción de los condominios. No resulta curioso que la segunda comuna peor evaluada en el estudio antes mencionado sea Olmué (1,35m2/hab de áreas verdes), dos ciudades vecinas, secuestradas desde la política con una misma visión, esa que no reflexiona su territorio, que no convoca visiones ni multiplicidad de opiniones, donde el privilegiar el patrimonio y el medio ambiente son relatos valiosos en cuanto puedan dar réditos electorales y no profundidad en el diseño global del espacio que se habita.

Un hogar desprovisto de acceso a áreas verdes, cercanía con escuelas, lugares para el desempeño laboral, esparcimiento, comercio, centros de promoción y atención de salud, participación social, desarrollo cultural, deportivo y espiritual y un adecuado plan estratégico de seguridad, solo da cuentas de una ciudad que no cuida a quienes invita a vivir en ella, que se desentiende del ser humano como actor multi dimensional inserto en un territorio, de políticos que usan el slogan de la expansión urbana como nicho de propaganda populista a costa del sacrificio de los rasgos que identifican a un pueblo y de su calidad de vida, muy distinto sería si esta ciudad amable en su origen, puediese ofrecer una estrategia que permita el desarrollo integral de quienes la habitan, lo que a todas luces no es el caso, por omisión, falta de visión, negligencia o intereses involucrados.

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