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A pesar de todo, Valparaíso

10 Febrero 2020

En medio de la crisis social los emprendedores de Valparaíso han debido buscar alternativas para mantener activo el turismo local, mientras las autoridades parecen más preocupadas de acusarse mutuamente que de aportar soluciones concretas.

Hernán Castro >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

Cada vez que algo sucede en el Puerto, desde la capital del reino amplifican para todo Chile el fin de Valparaíso. Si se derrumba parte de un cerro, se derrumba Valparaíso; si se cae un ascensor, se cae Valparaíso; si se quema un edificio, se quema Valparaíso. 

No importa que en todo Chile haya incendios, saqueos o estallidos sociales. Para los editores de los canales de televisión y de radio siempre narrar las desgracias que acontecen en Valparaíso tiene un gusto especial.

Y lo más curioso, es que esa línea editorial estigmatizadora de una ciudad completa, tiene eco en el único diario local impreso, el que de tanto repetir que la ciudad se hundía, terminó chamuscado en uno de los primeros días de revuelta social. 

¿Quiere decir esto que no hay problemas en Valparaíso? Claramente que los hay, no son pocos y son graves. Pero hacer eco alarmista (como lo hacen noticiarios y matinales de la TV) y gritar las vigas en el ojo ajeno (como lo hacen los políticos locales para leerse entre sí en El Mercurio de Valparaíso) poco ayuda a solucionar los problemas. 

Porque a pesar de intendentes, alcaldes y el diario local; a pesar de las encuestas de calidad de vida de la Cámara Chilena de la Construcción (esa que curiosamente califica mejor a las ciudades con más edificios en altura), quienes habitamos Valparaíso seguimos haciendo nuestra vida cotidiana entre barricadas y lacrimógenas, comprando buena parte de nuestra mercadería en almacenes y ferias e intentando sostener una de las pocas actividades económicas que no ha logrado concentrar Santiago. 

Turismo en tiempos de crisis

Pero claro, hacer turismo en una ciudad estigmatizada por la televisión es una tarea titánica. Por suerte los turistas extranjeros no ven TVN, Mega o Chilevisión. Por lo mismo la baja de visitantes no fue tan considerable en este público en particular. 

Si uno habla con quienes nos visitan, la imagen que se llevan de la ciudad es bastante positiva. Es que los cerros siguen en pie, tan cautivadores como siempre. Playa Ancha está viviendo un proceso de renovación muy interesante y los tradicionales cerros Alegre y Concepción siguen estando con todos sus locales abiertos. Hay nuevas rutas turísticas en los cerros Barón, Lecheros, Larraín, Cordillera, Santo Domingo y Artillería. 

Lamentablemente los turistas chilenos sí dejaron de venir. Y eso se hizo sentir en parte del comercio local, el que venía muy dañado de los meses más fuertes del estallido social. Reencantar al turista nacional es la tarea más difícil.

Acción directa

Desde los organismos centrales se realizan acciones puntuales que se agradecen, pero que no parecen ser suficiente ante la magnitud del desafío. Una tímida campaña publicitaria no puede hacer mucho contra el bombardeo constante de los medios santiaguinos más el diario local hablando pestes de la ciudad.

Se agradecen más las acciones a nivel de comuna, las que a pesar de ser inorgánicas, logran llegar al usuario final. Por ejemplo, la instalación de más puntos de información para los turistas, buses de traslado entre los cruceros y los puntos de interés turístico y la cuestionada reapertura del Mercado Puerto. Sin embargo, es necesario ir más allá.

Por eso, como en otras ocasiones, son los mismos ciudadanos y pequeños empresarios quienes se articulan y juntan fuerza entre todos para reinventarse. Es así que han proliferado desayunos, cabildos, encuentros de muralistas y campañas autogestionadas para reactivar la actividad turística.

Hoy los vecinos de la ciudad ya no esperan aparecer en el diario local, sino que gestionan sus propias columnas en medios independientes como El Martutino; ni aspiran a ocupar los cargos de poder local, pero sí se articulan para presionar por acciones que respondan a las necesidades de la comunidad.

Gracias a eso Valparaíso sigue en pie, esperando de brazos abiertos a que los turistas nacionales regresen a visitarlo y anhelando para que de que una vez por todas, las autoridades dejen de dar grandilocuentes declaraciones y se sumen a hacer su trabajo junto a los vecinos de la ciudad. 

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