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La salud en nuestro país se encuentra deteriorada: Una perspectiva ecológica

20 Julio 2020

Al volver nuestra mirada hacia la naturaleza se pueden afrontar no sólo cuestiones netamente ambientales, sino que también territoriales, sociales, del ámbito de la salud y hasta asuntos estructurales como lo es la desigualdad

Raimundo Tapia >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

La salud en nuestro país se encuentra deteriorada. Sólo para dar algunos ejemplos, un informe de la OMS del año 2017, reportó que en Chile un 5% de la población padecía de depresión, y un 6,5% sufría trastornos de ansiedad. Ese mismo año, una campaña del MINSAL indicó que aproximadamente 10 de cada 100.000 habitantes mueren por suicido, siendo equivalente a las muertes ocurridas por accidentes de tránsito. Y para qué mencionar cifras sobre enfermedades del sistema circulatorio, que son la principal causa de muerte en nuestro país.

Junto con esto, no se debe olvidar que además el problema de la salud en Chile presenta un importante factor socioeconómico y territorial. Prueba de esto se puede observar en este estudio del proyecto de Salud Urbana en América Latina (SALURBAL), en el que se demostró que, entre otras cosas, la expectativa de vida al nacer puede variar en casi 18 años, dependiendo únicamente del lugar en que uno nace. Así, el problema de la salud es también un problema de equidad. 

Frente a esta realidad tan compleja resulta urgente tomar cartas en el asunto, sobre todo considerando que la emergencia por Covid-19 y sus consecuencias pueden agravar estas lamentables cifras sobre la salud mental. Y ante un contexto adverso en el plano social y económico, es que con mayor razón se deben formular soluciones que sean efectivas y que incluyan una mirada transversal y multidisciplinaria. En este sentido, una perspectiva ecológica puede contribuir con soluciones innovadoras, que no sólo traigan beneficios para la salud de las personas, sino que también mejoren la equidad social.

Una perspectiva ecológica

Sí, una perspectiva ecológica tiene bastante que aportar. Porque así como la interacción con nuestro entorno nos afecta en variadas maneras, al interactuar específicamente con entornos naturales (árboles, parques, santuarios de la naturaleza, reservas, etc.) obtenemos beneficios para nuestra salud. Así lo han afirmado varios estudios, como este informe del Instituto Europeo para Políticas Medioambientales, en donde se revisaron 200 investigaciones al respecto, y en el que además se concluyó que la falta de acceso a áreas verdes contribuye a aumentar la desigualdad en la salud.

Por ejemplo, una de estas investigaciones descubrió que, en Londres, los médicos recetan menos antidepresivos en áreas con mayor arbolado urbano, sugiriendo que los árboles pueden disminuir el riesgo de contraer enfermedades mentales. Otro estudio reveló que la interacción con entornos naturales puede reducir problemas de comportamiento durante la niñez, como la hiperactividad y problemas de relación con sus pares.

En cuanto a la relación entre el acceso a áreas verdes y la equidad en salud, las investigaciones muestran datos muy significativos. Como este estudio realizado en el Reino Unido, que comprobó que hombres adultos que viven en sectores urbanos vulnerables con poco acceso a áreas verdes, poseen un 16% más posibilidades de morir en comparación a un grupo de hombres de similares características socioeconómicas, pero que poseen un mayor acceso a áreas verdes.

La evidencia científica es abundante y habla por sí sola, exigiendo mayores esfuerzos para asegurar entornos naturales accesibles y bien mantenidos, sobre todo para los sectores más vulnerables de nuestra sociedad. En nuestra región, y en particular en el Gran Valparaíso, existe una preocupación ciudadana por la defensa y preservación efectiva de los entornos naturales, como es el caso del Parque Natural Gómez Carreño y el de las Dunas de Concón. En este último, incluso teniendo el grado de protección de Santuario de la Naturaleza, no ha habido una política clara sobre asuntos tan básicos como su mantención y cuidado, por lo que en la práctica su protección se encuentra en un estado de peligro latente.

Todo lo anterior indica que es fundamental acelerar la integración de la naturaleza con las problemáticas sociales en todas las esferas de la política, ya que volviendo nuestra mirada hacia la naturaleza se pueden afrontar no sólo cuestiones netamente ambientales, sino que también territoriales, sociales, del ámbito de la salud y hasta asuntos estructurales como lo es la desigualdad. Quizás no es la respuesta para todo, pero sin dudas medidas como por ejemplo mejorar los códigos de construcción para que cumplan con estándares mínimos en cuanto a la proximidad con la naturaleza, y políticas de salud que consideren los beneficios preventivos de la interacción con entornos naturales pueden ser parte de la solución.

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